Capítulo 17: Todos somos iguales

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Todo nublado y la vez tan nítido. Las calles grises alrededor junto a algunos verdes jardines, el típico sonido chilloso al marcar una salida de facción con el rastreador y luego, solo edificio tras edificio hasta llegar al más alto que jamás haya visto. Su padre, el presidente de la facción azul, el aparentemente feliz Eric Malik siempre con un impecable traje azul en aquellos momentos estaba allí, solo y quizá sufriendo mientras su ingrato hijo disfrutaba de una buena mañana con sus amigos. ¿Como podía si quiera pretender mirarle a los ojos? Pero antes de plantearse esa pregunta había otro inconveniente

—Identifiquese— Ellos no le dejaban pasar, los hombres y mujeres de negro que a diario se encargaban de mantener la paz en Rulestown en ese momento estaban formando una ancha fila de diez personas resguardando fielmente la entrada. ¿Es que no lo veían? ¿No sabían quien era él o quien se encontraba a dentro? Zayn pensó en gritarles, en decirles, en exigirles. Pero nada más que forcejeos por entrar salían convertidos en actos inmaduros tan propios de un adolescente de dieciocho años cuando siente que el corazón se le encoge cada vez más dentro de una manta de culpabilidad. ¿Por qué no le pregunto como se sentía esa mañana? ¿Por qué no le pidió desayunar juntos? Quiza así lo hubiera notado, quizá así lo hubiera prevenido, quizá así hubiera sido un buen hijo. Pero no lo era, Zayn era la peor persona que pudiera existir en Rulestown y quería gritarlo para que todos se enteren mientras las apariencias caían.

—¡Zen!

Ojos verdes y manos frías a cada lado de su cara. No había nadie más, ni los comandantes, ni el gran edificio atrás de ellos, ni sus amigos llegando detrás de él o el carro blanco que dejo plantado al salir corriendo de la casa Styles. Solo unas luces esmeralda que lo buscaban dentro de la oscuridad en la que se encontraba para regalarle un poco de la vida que emanaban, aunque eso significara debilitarse a sí mismo. “Mirame, mirame, mirame”, ellos le rogaban, pero ¿Zayn podría hacerlo?

Aquel día, hace dos meses atrás pensó que podría haber una posibilidad y se dejo llevar por aquellas manos que lo guiaban cada noche, junto con todos sus amigos subieron veinte pisos, aunque solo dejaron entrar a Zayn y dejaron a los demás esperando en el pasillo mientras él entraba a un blanco cuarto con una cama como la que tenía en casa pero en diferente color. Eran los pisos en los que habitaban los Cinco, donde su padre en ese momento estaba postrado como si estuviera durmiendo. Un erudito le había dicho que su condición era conocido en el pasado como “estado de coma”, donde las personas no se iban, pero tampoco se quedaban. Solo estaban en una línea media en un tiempo indefinido, Zayn no quiso entenderlo, no quiso escucharlo, pero tuvo que hacerlo aunque en un primer momento no lo entendió, “Ha ocurrido por años en diferentes habitantes, pero procuramos mantenerlo en reserva para no alertar a la población”.

Apariencias, todo eran apariencias. “Tu padre comenzó a entrar en un estado de colapso conocido cientificamente como convulsión. No espero que lo entiendas y tampoco tendrías porque, solo te pediremos que lo mantengas en reserva como ahora los oficiales se deben estar encargando de pedirselo a tus amigos afuera”. Zayn se recordó pensando “¿Pediremos?” antes de que los Cinco entraran a la misma habitación donde él estaba. El deseo de interponerse entre su padre y ellos nació tan repentino que lo hizo sorprenderse a sí mismo. Ellos no tenían la culpa, ¿no la tenían?

De todos modos fue una pregunta no formula, como las muchas palabras que no dijo ese día y que siguió sin decir los meses siguientes en los que se encubrió el desaparecimiento de su padre bajo excusas de acumulación de trabajo en el Núcleo. Mentiras y apariencias, todo como un líquido blanco entrando en el cuerpo de Zayn hasta ocuparlo todo drenandolo de sangre. Ni Harry había podido salvarlo completamente, no mientras los pómulos de Zayn se hacían cada vez más puntiagudos o cuando las ojeras eran más grandes que sus propios ojos. Los Cinco le habían pedido que actúe normal, que aparente, pero Zayn no era tan fuerte como su padre, él no podía esconder tan fácil el dolor, por lo menos no cuando se llevaban su vida como hojas cayendo en otoño.

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