Inuzuka Kaede, perteneciente al clan Inuzuka, sumamente orgullosa de su estirpe, detrás de su arrogancia oculta distintos secretos que poco a poco se irán desenmarañando al integrarse al equipo 7.
Uchiha Obito regresó a la aldea pues fue encontrado...
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Mi nombre es Inuzuka Kaede, tengo 22 años, como podrán notar pertenezco al clan Inuzuka... Aunque realmente no lo parezca ¿Por qué? ¡Ejem! Bueno, eso es bastante sencillo, mi padre no formaba parte del clan, sólo mi madre era Inuzuka. Nunca he sabido a que clan pertenece él, ni siquiera sé su nombre, mi madre siempre guardó el secreto con recelo, incluso hasta el día de su muerte, tampoco es algo que me esté quitando el sueño, pero eso les explicará mejor la razón por la cual soy tan diferente al resto de los miembros del clan.
Verán, mi cabello es largo, hasta la cintura y de un tono azul celeste, mis ojos tienen un color dorado, mi pupila no es ovalada y alargada como las de Kiba o mi tía Tsume, sino más bien redonda, creo que lo único que tengo de similitud con los demás miembros del clan Inuzuka son los colmillos y uñas alargadas, un ninken el cual me lo entregaron cuando era un cachorro y yo una mocosa ¡Oh! ¡Y por supuesto! El carácter de mierda.
No me malentiendan, no importa que incluso yo no posea las marcas rojas en mi rostro que caracterizan a mi clan, mucho menos me importa que mi físico sea completamente diferente, de cualquier forma porto con orgullo el emblema en mi espalda, incluso puedo presumir que mi olfato es bastante superior al resto, tanto que puedo elegir cuando bloquearlo si un aroma me parece demasiado desagradable, esto hace que no limite los lugares que puedo visitar o las situaciones a las que me tengo que enfrentar.
El resto de mi cuerpo es una oda a la lujuria o al menos eso me han dicho varios hombres y creo que no les llevaré la contraria, mis caderas son amplias y finalizan en un trasero bien torneado por el constante ejercicio que llevo a cabo en las misiones, por supuesto mis muslos están bien formados, mi cintura se estrecha dando paso a mi torso donde mis pechos son grandes, digamos... Unas dos tallas menos que la legendaria Tsunade, adoro dar esa referencia, también adoro usar ropa entallada y escotes generosos, realmente siempre me he sentido orgullosa de mi cuerpo. En mi espalda tengo un tatuaje de un dragón japones muy lindo en tonos rojos y negros, combina perfectamente con el color pálido de mi piel, aunque para muchos ese dragón es un reto.
Verán, a pesar de la seguridad con la que vivo mi sexualidad y la facilidad con la que puedo llevarme al hombre que deseé, absolutamente nadie ha visto el tatuaje por completo. Ah... Disculpen si suspiro, pero esto es difícil de explicar, la razón es relativamente sencilla, ningún hombre ha merecido que yo retire toda mi ropa y muestre el dragón completo, debido a ello sólo pueden ver en algunas ocasiones la cola del dragón la cual se gira por mi cintura hasta llegar por debajo de mi ombligo y la razón tras ello es lo verdaderamente complicado, en cualquier caso, parece ser que ese mismo reto hace que los hombres se tomen mi desnudez como un reto personal el cual es agradable aplastar.
No hay nada peor que un hombre que cree tener el control cuando fuiste tú quien decidió dejarlo juguetear un poco contigo.
En fin... mi estatura es de 1,65, mi tía Inuzuka Tsume dice que mi rostro demuestra mi orgullo por el clan, tal vez tenga razón pues mis pómulos son altos, mi nariz es respingada, mis labios son carnosos y de un tono durazno cuando decido no usar labial, mis pestañas largas enmarcan bien mis ojos rasgados, cualquiera diría que no rompo ni un plato, cuando ya he destrozado la vajilla entera.
