Cumpleaños

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Shizune entró rápidamente al consultorio de Tsunade, evidentemente nerviosa, sus piernas temblaban levemente, lucía algo pálida y jugaba con las hojas que traía entre manos. Tsunade notó todo aquello en cuanto levantó la vista, por lo que únicamente arqueó la ceja de manera interrogativa, invitando así a Shizune a explicar lo que ocurría.

— Uchiha Obito.— Pronunció con un tono tembloroso.

— ¿Qué tiene ese Uchiha?— Preguntó, aunque ya sabía perfectamente qué era lo que quería.

— Me lo encontré cuando venía de camino, ya no sé qué hacer o qué decirle, está exigiendo sus resultados.

Tsunade rodó los ojos completamente fastidiada.

— Ese idiota...— Masculló.— ¿No le has dicho la razón de la demora?— Shizune asintió a su pregunta.— ¿Y?

— No le importa.

— ¿No le importa? ¿Qué clase de...?— Resopló irritada.— Olvídalo, de ese idiota no me sorprende... Hazlo pasar.

— De acuerdo.

Shizune salió de ahí y detrás de la puerta pudo escuchar la ronca voz de Obito amenazante e irritada. De verdad estaba enojado ¿Cuál era su urgencia por tener esos resultados? ¿Acaso había sido descuidado o es que estaba formalizando con alguien? Aquella era una pregunta con una cierta lógica, pues en realidad, aún no era esa época en la que a todos los Shinobis de la aldea se les practicaba estudios médicos con el fin de actualizar sus expedientes, por supuesto, entre los estudios estaban los análisis que solicitaba Obito.

Era una actualización algo apresurada.

Revisó entre las órdenes de estudios que tenía en el cajón de su escritorio, todo lo tenía clasificado por tipo de estudio. Además de Obito, había otras trece personas con la misma solicitud, tan sólo otros tres eran ninjas de la hoja, entre los que se encontraba Kaede. Frunció el ceño ante la idea que le llegó a la mente, pero inmediatamente alejó ese pensamiento ¿Qué lógica podía tener? Los había visto interactuar por menos de cinco minutos y era claro para ella que no se toleraban... No, Kaede no podría... ¿O si?

La puerta se abrió con brusquedad.

Tsunade suspiró un tanto agotada, no era ni medio día y ahí tenía a una de las personas más desesperantes de Konoha. Uchiha Obito. La mirada casi emanando fuego, gruñía por lo bajo, los brazos cruzados delante del pecho, golpeaba constantemente el piso con el pie derecho, pero lo que más le molestaba a Tsunade era como mantenía la mandíbula tensa, le daba un aspecto de irritación e impaciencia que le provocaban querer darle un puñetazo.

Sí, eso le llenaría de satisfacción a la Senju.

— Buenos días, Obito.— Dijo ella con una amabilidad más que fingida.

— Mis resultados.— Ladró él.

— Ya te lo dije, Obito.— Se acomodó mejor en su asiento, él no la iba a amedrentar, también tenía un carácter de mierda.— El laboratorio ha tenido un problema con la máquina que utilizan para los estudios y...

— Ese no es mi problema.— Espetó el Uchiha.— Quiero mi maldita hoja.

— No eres el único que necesita las pruebas de sus exámenes, no sólo de ETS, hay pruebas de mayor prioridad que la tuya... Aguarda como todos los demás...

— Llevo esperando bastante tiempo, más de lo usual...

— Usa condones entonces...— Finalizó Tsunade.— Ahora, te sugiero que te marches antes de que tenga antojo de abrir un hueco en la pared usando mi puño y tu cuerpo como medio para lograrlo.— Los ojos de Tsunade lucían más estrechos, estaba enojada.

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