Mokuton

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La brisa fría de la noche le erizó la piel y le hizo estremecer, Kaede apretó los ojos y se sintió completamente desorientada, pudo sentir el césped picando bajo ella, los árboles a lo lejos que le costaron enfocar y detrás de ella el calor de un cuerpo desnudo, un brazo blanquecino estaba por encima de su cintura y le sujetaba uno de sus pechos, bajo su cabeza había un brazo que le servía de almohada, no entendía qué pasaba, levantó con cuidado el brazo que la envolvía y se retiró de su agarre, su respiración se agitó al ver quien era, Uchiha Obito dormía plácidamente y completamente desnudo a la intemperie, miró a todos lados y vio su ropa regada, estaba desnuda.

Mierda... El horror se apoderó de ella y con ambos brazos se cubrió sus pechos.— Tiene que ser un error, una jodida broma.— Se dijo mentalmente mientras se apresuraba a tomar sus prendas.

Se vistió lo más rápido que pudo y cuando llegó el momento de buscar su top sólo encontró un trozo de tela hecho jirones por el frente ¿Ahora qué? Buscó con su mirada por todos lados y sólo encontró la enorme camiseta negra de Obito, el símbolo de su clan resaltaba a su espalda y lo sintió como una humillación.

¿Por qué? ¿Por qué con él?

Sus piernas temblaban, sus caderas dolían y sentía una satisfacción jodidamente culposa que no sólo le invadía en el pecho, sino en aquella zona que tanto se había dedicado a complacer y llenar el Uchiha.

Kaede apretó los labios y se apresuró a tomar la camiseta de Obito, por supuesto, se la puso al revés para esconder el símbolo del clan Uchiha, que una mujer ajena a cualquier clan llevara el símbolo característico a la espalda sólo significaba una cosa, que había sido marcada como la mujer de uno de sus miembros y sinceramente no quería que ocurrieran chismes o malentendidos. 

Se colocó la camiseta la cual parecía quedarle como un vestido corto debido al tamaño, definitivamente ella era bastante pequeña a su lado, un escalofrío la recorrió al sentir el aire frío, el verano se estaba marchando, no era momento de pensar en las estaciones del año, ella no iba a permitirle la satisfacción de verla agotada como lo estaba y mucho menos pensaba permitir que se burlara de ella, ya había sido suficiente.

Kaede se marchó dejando a Obito en medio de aquel campo de entrenamiento.

Al llegar cerca de la aldea se detuvo impresionada por las luces, parecían brillar más de lo normal, dudó por un momento seguir avanzando ¿Qué le estaba ocurriendo a Kaede? Negó y se obligó a avanzar, conforme fue adentrándose a la aldea sintió al...

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Al llegar cerca de la aldea se detuvo impresionada por las luces, parecían brillar más de lo normal, dudó por un momento seguir avanzando ¿Qué le estaba ocurriendo a Kaede? Negó y se obligó a avanzar, conforme fue adentrándose a la aldea sintió alivio, gracias a la lluvia las calles estaban solitarias, no así los locales de comida y bares que emanaban sus aromas, los cuales comenzaron a aturdir el olfato de Kaede, pareciera como si sus sentidos estuvieran al máximo para golpearla con la realidad y aunque pensó en bloquear su olfato, no lo hizo, se preguntó ¿Acaso así se sentían las drogas?

Las luces titilaban y parecían estrellas para ella, los aromas danzaban en su nariz y le describían el interior de cada lugar, se detuvo sobre el techo de un edificio de departamentos y cerró los ojos para poder olfatear profundamente, un escalofrío delicioso le recorrió la espina dorsal al hacerlo, incluso la carne de las parrillas parecía tener un aroma más intenso, la cerveza clara se distinguía perfectamente de la cerveza oscura. ¡Dios! ¿Qué estaba pasando con ella? Todo aquello comenzaba a abrumarla, pero debía avanzar.

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