Capitulo 1

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Elisabeth

Era un día de verano, tal vez si mal no recuerdo tenía diez años cuando los vi por primera vez.

Estaba sentada en la mitad del bosque entre frondosos pinos, me había cansado de buscar la pintoresca cabaña de mi amiga sin éxito.

Estaba echada en el tronco del árbol alisando los pliegues de mi vestido pensando en la capacidad que tenia Sherlyn de esconderle el camino a su casa. cuando unas fuertes pisadas me avisaron de que no estaba sola. Me quede tiesa en mi sitio pensando qué seria algún animal, pensando en las mil maneras que podía morir sola en mitad de la nada por culpa de Sherlyn y su estúpida cabaña.

Pero no.

Lo primero que vi fueron los botines negros de combate y la fuerte armadura de acero que cubría el cuerpo del soldado que estaba al frente mio. Traía una espada que relucía totalmente en su funda y un gran escudo en la mano izquierda.

Osadians, así los llamaban.

Ellos eran los guerreros que resguardaban el planeta, los fieles soldados que defendían nuestro bienestar.

Eran tres, hombres todos ellos, se veían cansados como si vinieran de pelear una gran batalla, uno dé ellos el mas joven se agacho y me sonrió .

- Que hace una niña por este bosque? - su voz era ronca y profunda, y sus ojos eran de un caoba raro, un marrón opaco casi triste por así decirlo, sonreía pero no llegaba a sus ojos.

-busco a mi amiga- me había calmado levemente, era como que su presencia me trajo paz, no dejaba de mirarle, me llamaba la atención esa cara, esos cabellos negros y revueltos, me recordaban a...nada en especifico.

-Es peligroso hija- dijo el mayor - es mejor que vayas a tu casa- sonrió-
te acompañamos.

Trague fuerte.

Mi abuelo me iba a matar.

Belsazar White era alguien anticuado que por razones que yo no conocía del todo odiaba a los Osadians a muerte. A tal punto que no le gustaba que se nos acercaran ni a un metro. Decía que por ellos mis padres habían muerto, tal vez, si era así.

Y llevarme a mi casa ya era acercarse del todo

De hecho ya estaban bastante cerca, demasiado cerca.

El ojimarron me tendió la mano ya que hasta ese momento seguía tendida en la grama. Tendría que idear un plan para que no me llevaran. Me levante lo mas lento que pude con las ideas a mil por hora. Desconfiando de la amabilidad que veía.

-Donde vives ?- volvió a hablar el mayor de ellos . Justo cuando iba a decir una zarta de mentiras la vi, estoy segura que mi expresión fue un poema, a unos 10 metros de distancia escondida por unos cuantos pinos caídos, al igual que un espejismo estaba la cabaña de Sherlyn.

Sonreí para mis adentros, estaba salvada.

- Alla- dije señalando la cabaña de mi amiga.

El tercero de ellos que hasta el momento no había hablado me miro curioso como si supiera que mentia.

Me iba a ir corriendo antes de que los tres me miraran igual pero un sonido chirriante me detuvo, como algo siendo arrastrado por algo mucho mas grande.

Me voltee lentamente con temor de que fuera una de esas cosas terribles de las que hablaba mi abuelo. Y a unos cuantos metros de distancia estaba un humano, o lo que quedaba de el, siendo despedazado por unas garras inmensas de una criatura que en un tiempo fue su igual.

El ojimarron sacó su espada y me coloco detrás de el. Mientras que la cosa nos miraba sonriente con los colmillos afuera goteando sangre dejando a su antigua presa de lado, y preparándose para lanzarse encima de nosotros, los otros dos Osadians no se hicieron esperar posicionándose al rededor mio en forma de un escudo protector embistiendo sus respectivas armas.

- A la cuenta de tres corre como si tu vida dependiera de ello- me dijo el menor de ellos- porque si depende.

Divise la cabaña de Sherlyn atrás mio y evalúe mentalmente mis opciones, correr hasta mi casa corriendo el riesgo de que estos tipos no sean realmente buenos en esto y nos maten a los cuatro o, rogar a Dios para que la puerta de la casa de Sherlyn estuviera abierta y resguardarme allí, cosa que no le iba a gustar del todo, muy a mi pesar me tendría que aguantar su regaño porque eso era lo que haría.

-Uno- la criatura estaba de pie gruñendo muy fuerte- Dos - la cosa nos visualizó con unos ojos sin color ni iris- Tres , Corre, niña Corre- como si estuviera esperando por esa palabra la criatura se movió a una velocidad impresionante hacia nosotros y yo hice lo mismo hacia la cabaña.

Por primera vez en mi vida sentí el miedo real, y supongo que eso me hizo correr mas fuerte, las zapatillas doradas qué me había calzado esa mañana no eran las mas apropiadas para ese momento pero no había tiempo para quitarmelas, corrí aun mas fuerte al oír el repiqueteo de espada contra carne y el gruñido gutural de la bestia.

Nunca había visto la casa de Sherlyn tan perfecta como cuando salte los últimos troncos abrí la cerca y empuje la puerta rezando mentalmente para que estuviera abierta, y lo estaba.
Con el corazón latiendome en los oídos cerré la puerta con pestillo y respire pesadamente, sin perder tiempo tome el banquillo que estaba al lado de la cómoda y me monte en el para poder ver si los otros estarían bien, por la ventanilla de la puerta que hasta ahora me había parecido inservible.

Se encontraban en una batalla por mantener a la criatura quieta sin hacerle mas daño del que ya le habían hecho para inmovilizarla , el menor de ellos llevaba una jeringa con un liquido azul en ella que hasta ahora yo no había visto.

Que iba a hacer ?

Las respectivas armas estaban esparcidas en el suelo y los otros dos habían inmovilizado a la criatura, el ojimarron sostuvo la jeringa y apunto al corazón siendo certera la estocada. No entendía lo que veía.

No la iban a matar?

Es que estaban locos o que?

Soltaron el cuerpo en el pasto que en ese momento sufría espasmos.

Y vi el milagro acontecer , las garras donde antes habían estado se escondieron dejando una piel blanquecina y mostrando unos dedos donde antes había garras, los colmillos ya no estaban y la deformada cara se había vuelto un reconocible rostro de una mujer de unos treinta y tantos años.

La habían... Cambiado?

Mi boca estaba a la altura de mi mandíbula de la impresión, y no dejaba de maravillarme con la escena. Y cómo no si habían salvado a la mujer y a mi.

Hasta ese día los había tachado como unos seres de poco valor gracias al odio de mi abuelo hacia ellos, tal vez si no hubiese sido testigos de lo que eran capaces de hacer no hubiese tomado esa decision ese día.

Fue como que si algo en mi interior haya hecho clic y salido a flor de piel, un querer que había estado dormido se despertó y me hizo saber que si había algo que iba a querer en la vida era ser una de ellos, una Osadian.

-Elisa?- la poca sutileza en la voz de Sherlyn me hizo girarme del susto, allí estaba ella en mitad de la sala con el ceño fruncido y una expresión extraña en el rostro.

Estaba en problemas.

Revival © 1er libro de la saga Osados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora