Capítulo I

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Mis ojos se abren y salgo de mi sueño gracias a la alarma general que despierta a todos en las habitaciones, me quedo contemplando el techo blanco con algunas manchas que le he hecho para simular estrellas, sin nada especial que observar pero pensando realmente en este día.

Hoy cumplo 17 años, una edad a la que no pensé llegar viviendo aquí, de esta manera. Llevo 10 años viviendo en un lugar en el que no me puedo sentir libre, porque no hay libertad alguna, un lugar donde no existen los juegos, donde debemos ser prácticamente robots. Robots con habilidades que ningún otro tiene.

Los cumpleaños no son especialmente motivo de felicidad, puesto que no es importante a menos que cumplas 15 años donde otra materia de estudio será la lucha cuerpo a cuerpo y el manejo de armas, esa es la única diferencia y que el el color del grupo al que perteneces es tatuado al rededor de la muñeca izquierda, pero todo lo demás es lo mismo.

El cuartel militar en el que me encuentro es otro de varios que existen al rededor del mundo, donde retienen a humanos con habilidades especiales para su estudio, control y otras cosas que aún no sabemos con certeza. Ya que es un cuartel secreto, no posee algún nombre pero si tiene un número, todos lo llaman cuartel número 13. Se cree que su nombre es el número que le corresponde con respecto a los otros que están en el mundo, según rumores existen unos 50 pero no es realmente seguro. Este cuartel posee salones de combate, un gran nivel de seguridad, aulas de clases donde nos imparten clases sobre dominios para cada una de las habilidades, aulas para clases en general ya que los directores tienen como premisa principal que el conocimiento es la mejor arma de todas, un hospital completamente equipado para cualquier emergencia, almacenamiento de alimentos para una eternidad, a demás de armas a las que sólo el equipo de seguridad tiene acceso.

Miguel me lanza una almohada justo en el rostro, seguro cree que aún sigo dormido.

-Vamos tío, despierta ya. Es un nuevo día, sonriele a la vida, no seas tan pesimista-dice con sarcasmo, algo normal en él-. Quizás hoy si me puedas llegar a ganar, aunque no lo creo, puede que sí.

Llevanto la cabeza aún un poco adormilado, observo su sonrisa de superioridad que siempre lleva cuando gana los enfrentamientos cuerpo a cuerpo y pongo los ojos en blanco, nunca le he ganado a él.

Miguel es un chico que llegó aquí de intercambio de cuartel, es español y la organización lo tomó cuando tenía 6 años a penas, sus poderes salieron a flote muy rápido, es un Rojo al igual que yo, a diferencia que también soy Violeta, nuestras franjas alrededor de nuestra muñeca izquierda lo demuestra, un lugar lo más visible para clasificarnos y dependiendo del color que corresponde al tipo de habilidad que posee el individuo en cuestión saber a lo que se enfrentan en caso de que por algún motivo seamos liberados. El color rojo significa control de fuego, el violeta significa que puede realizar cambios químicos en la materia, el color marrón corresponde a la manipulación de la tierra, los de color blanco pueden controlar el aire, los de color verde pueden influir en el ciclo vital de los seres vivos, los de color amarillo poseen la telequinesis y el color azul tienen la capacidad de controlar el agua. Cuando lo descubrieron él estaba jugando con las velas de los santos de su abuela, aumentando y disminuyendo la intensidad de la flama de cada vela. Nació en Barcelona pero como todos nosotros fue alejado de dónde nació para llevarlo a un cuartel, el número 32. Llegó aquí cuando tenía 10 años y cuando nos conocimos no nos llevamos muy bien y después de varias peleas nos hicimos mejores amigos.

-Ya, ya, ya. Deja de alardear, hoy si te daré una paliza, está es la revancha-le aseguro incorporándome en la cama, mientras que él se cambia la pijama por un pantalón negro, y una franela blanca-¿Donde están Theo y Thiago?-le pregunto mientras voy a cepillarme los dientes.

-Ellos salieron hace media hora, supongo que a correr, sabes cómo son de competitivos entre ellos-Miguel se peina su cabello hacia atrás, junto a su cuerpo bien moldeado gracias a los ejercicios y altura, su bronceado y sus ojos color miel lo hacen bastante atractivo, de manera que desde que entró en la adolescencia muchas chicas han estado detrás de él pero nunca ha estado con ninguna de ellas, siempre ha estado junto a mi, apoyándome en todo igual que yo a él.

PROYECTO ORIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora