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El olor a hospital volvió a invadir sus fosas nasales. Paredes blancas, sonidos repetitivos provenientes de máquinas, la superficie en la que estaba recostada parecía tan dura como una piedra y el ambiente helado le hacía doler la cabeza.

—Señorita Shin —una suave voz femenina resonó a su lado. Con pocas fuerzas giró su rostro y pudo ver la mirada compasiva de una mujer vestida de blanco—Es usted muy linda. ¿Y sabe cómo se vería más linda? —curvo en sus labios una sonrisa—, manteniendose saludable.

Han pasado casi tres meses y ésta viene siendo la cuarta vez que visita el hospital. Cada vez se le hace más difícil abrir los ojos, y cada vez tiene menos fuerzas.

Desvío su mirada de la enfermera y la volvió a fijar a lo que siempre veía cada que abría los ojos, el techo, blanco, vacío.

Esa presión en su pecho se hacía más fuerte y era imposible retener las lagrimas, que bajaban por los costados de su rostro como delgados riachuelos.

—¿Cómo va a encontarlo si no puede mantenerse parada por mucho tiempo? A este ritmo, usted desaparecerá —la mujer soltó un largo suspiró mientras observaba a la chica llorar sin soltar ningún sollozo—¿Acaso quiere usted que él la vea así? Él la necesita, pero la necesita sana y fuerte.

Ella tenía razón, ___ ya no podía buscarlo bien, no podía caminar más y eran incontables las veces que se había desmayado en plena calle.

Por fuera y por dentro, ella se caía a pedazos.

—Yo le creo —afirmó con tono seguro frunciendo su ceño, la chica en la camilla giró su rostro y la observó un tanto sorprendida—, le creo cuando dice que él está vivo. Confío en que él está vivo. Porque si usted lo siente, eso es un hecho.


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×
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No dejaba de ver su foto, todas las noches la colocaba debajo de la almohada y rogaba soñar con él.

—___ —su madre se asomó por la puerta de la habitación y al recibir una respuesta afirmativa esta se adentró con una bandeja en manos—Tienes que comer.

La muchacha le dirigió una mirada débil y miro con desgana la comida, pero ella sabía muy bien que probablemente la internarian en el hospital si no se alimentaba adecuadamente.

Le mostró una sonrisa y dejó que ella colocará la bandeja sobre sus piernas.

Ya no está yendo a la escuela, estudia desde casa y no ha ido a la estación de policía desde hace una semana. Las ansias se la van a comer viva, la preocupación no cabe en ella y la presión en su pecho no da señas de querer retirarse.

Mira la comida y a pesar de que tiene algo de hambre se siente demasiado desganada como para dirigirla a su boca.

Su boca está seca y no tiene fuerzas para tomar el vaso de agua a su derecha.

Suspira pesadamente y se mentaliza en algo:

Si soy fuerte podré encontrarlo, si estoy bien él también lo estará.

Mastica y se siente incapaz de tragar, traga y le dan ganas de vomitarlo, llora y se vuelve a repetir lo mismo:

Si estoy bien podré encontrarlo, si estoy bien él también lo estará.

Dos horas le ha tomado comer un poco más de la mitad de su comida, pero al menos es un poco más que ayer. Parece que su estómago lo acepta bien y un sensación de alivio la llena por instantes cuando siente la energía que le proporciona el alimento.

—Cariño —la suave voz de su madre habla desde el otro lado de la puerta—Tienes visita.

Por un momento su corazón se detuvo, las esperanzas de que HyunJin aparezca en algún momento jamás se han ido.

 DREAM AND NIGHTMARE  《 Hwang Hyunjin 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora