DREAM AND NIGHTMARE 《 Hwang Hyunjin 》

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— Bueno, creo que es suficiente por esta sesión. —habló con una amplia sonrisa dejando de lado el pequeño cuaderno en el cual escribía— Tu mamá te espera afuera.

La chica echada en el sillón se recompuso de su posición y dando un suspiró se levantó.

— Gracias señorita Kim. —hizo una leve reverencia con una expresión feliz y avanzó hasta la puerta de salida.

Se detuvo en seco cuando se le ocurrió algo, algo que necesitaba hablar con alguien y, tal vez la psicóloga no era la más indicada, pero no había nadie más en su lista de posibilidades con quién compartir aquella inquietud.

— Señorita Kim... —llamó retractandose de girar la perilla de la puerta y fijando su mirada en esta misma. La mujer respondió con un sonido de garganta dando a entender que le prestaba atención— ¿Cree usted que los sueños pueden llegar a tener una repercusión real en nuestra vida diaria?

La mujer frunció su ceño y ladeo su cabeza sin entender completamente la pregunta de su paciente.

— ¿Qué quieres decir con eso Gi Soo? —cuestionó acomodándose en su asiento.

La chica tomó una gran bocanada de aire y se giró sobre sus talones dispuesta a hablar aquello que tantos sentimientos contradictorios le provocaba.

— Hace un tiempo llevo teniendo el mismo sueño...bueno, más que el mismo sueño, vengo soñando con la misma persona. —se apresuró en tomar asiento en el sillón donde momentos antes había estado recostada— Me causa un inmenso dolor en el corazón cada vez que despierto porque quiero seguir soñando con él, incluso cuando no puedo ver su rostro ni recordar su nombre. Mi corazón late a prisa cuando lo tengo cerca, incluso en mis sueños puedo sentir esas mariposas en el estómago. Tengo la necesidad de hacerlo sonreír y parece que mi vida dependiera de él y lo único que necesito es tenerlo cerca y que me quiera para ser feliz. ¿No le parece extraño que tenga sentimientos tan reales hacia alguien que no conozco? Incluso cuando no sé su nombre siento que lo amo tanto que ese sentimiento no cabe en mi, es tan frustrante no saber si él realmente existe o vive, si está cerca o lejos, si sabe que existo o si no.

La mujer la oía atentamente y decidió tomar aquello como una consulta más del tipo personal, y no como algo que iría al historial de su paciente, por lo que dejó de lado su cuaderno de notas y se dispuso a oírla atentamente.

— ¿Quién crees que es? —fue lo único que atinó a preguntarle.

La chica mostró una timida sonrisa y bajó su rostro con cierta nostalgia.

— No se si exista alguien cómo él, porque ¿sabe?, él es tan dulce, tan lindo, tan cálido y hermoso que no tengo idea si sea alguien que de verdad existe porque se me asemeja más a un ángel pero... —jugó con sus dedos pues aquel tema le causaba cierta ansiedad aún— en caso de que sea alguien real, puede que sea alguien del pasado, porque siento que le conozco de mucho tiempo.

Hubo un pequeño silencio donde la señorita Kim parecía procesar toda aquella información.

— Sabes que la siguiente sesión es la última, ¿cierto? Volverás a tu país. —le recordó y la chica asintió con cierta vacilación— Si se trata de alguien del pasado y es tan importante para tí, me da la ligera impresión de que volverás a verlo.

Los ojos de la chica brillaron y su corazón latió con un poco de prisa.

— ¿Y cómo sabré que es él? —preguntó con temblor en la voz.

— Nuestro corazón conoce a las personas que amamos, y las mismas mariposas que sientes al soñar con él, las sentirás cuando estés a su lado, entonces sabrás que es él, cuando lo veas y el piso bajo tus pies se sacuda como un terremoto y parezca que en tu estómago corren cientos de animales.

° ° °

Aquel día hacia un cielo nublado, y las vías estaban húmedas por la lluvia del día anterior, toda la ciudad lucia algo triste y decaída, a esas horas de la mañana no había mucha gente transitando por la calle.

— ¿Lista para tu última sesión? —la recibió con una amplia sonrisa, sonrisa que desapareció en cuanto la vio entrar con el rostro más decaído que jamás vio en ella— ¿Ocurrió algo?

La chica levantó su mirada y parpadeó rápidamente para ahuyentar las lágrimas que amenazaban con salir.

— He dejado de soñar con él y mi corazón duele como si lo hubieran roto. No he hecho más que llorar y traer de nuevo a mi sus recuerdos, pero todo se ve tan borroso y tengo miedo de olvidarlo, me entra la duda de su existencia y lloro más al pensar que es solo una alucinación mía ¿puede decirme como puedo amar tanto a alguien que no sé si existe? —confesó al borde de las lágrimas— Necesito volver a verlo.

La mujer no supo que responderle y la última sesión con ella trató sobre el amor, aquel tema que por lo general ella evitaba o rodeaba, y buscaba un consuelo para la joven que se sentía tan atormentada con ese enamoramiento de ensueño que la había abandonado de una noche a otra.

Pero ella lo había sentido. Había sentido sus labios, su cuerpo a su lado en la cama, incluso su olor, y le parecía increíble que de un momento a otro todo amenazara con esfumarse.

En sus sueños ella lo llamaba por su nombre, pero siempre que despertaba le era imposible traer a su memoria aquel nombre, solo sabía que tenía una voz muy linda y unos brazos que la hacían sentir muy protegida.

Justo cuando parecía que su vida tomaba nuevamente sentido, los sueños la hicieron presa de las dudas y la soledad, otra vez se hallaba en el complicado laberinto de los recuerdos y la cantidad de sentimientos que estos le provocaban; a veces deseaba morir y volver a nacer, a veces deseaba poder recordar todo con claridad y no tener que estarle mendigando recuerdos a su madre o a su tía.

Pensar en el pasado tan solo le hace doler la cabeza y por más que ha llorado intentando recordar algo de hace unos años no vienen a ella más que recuerdos vagos y con cierto tono de tristeza y tragedia. No le han querido explicar como es que pasó a vivir en Japón, y porque nunca la dejan ver su identificación y optan por llamarla Gi Soo cuando siente que ese nombre no le pertenece.

Hay cosas que calla porque cree que su madre es la más indicada para decidir que es lo mejor para ella, pero sufre en silencio porque siente que un pedazo de su alma se quedó en otro lugar y está incompleta, sola e infeliz.