-Ángel, levanta que vas a llegar tarde.
Mi madre, tan simpática como siempre, intentando sacarme de la cama otro maldito día. Sólo quiero quedarme 5 minutos más, pero es que ya es demasiado tarde y ni siquiera me da tiempo a desayunar ya. Salgo disparado de la cama, me visto como un rayo y casi sobrevuelo las escaleras, sólo por una maldita clase de inglés.
Al salir de casa, encuentro a Alana en la casa de enfrente, esperando a Karina,mi vecina, aunque, relativamente, Alana también en mi vecina{(0).(0)}. De espaldas es tan guapa, con su larga melena color castaño claro y sus vaqueros que siempre lleva. En encanta como le encanta el abrigo.
Paso por delante de ella y me ve, cruzamos miradas. Dos segundos después de que yo halla doblado la esquina, aparece detrás mía: Karina ha salido antes o no irá clase hoy. Se cruza de acera y empieza a adelantar el paso y, cuando me sobrepasa, hace un gesto con la cabeza como de superioridad. ¿Por qué será que te amo tanto? Esas pequeñas cosas me vuelven loco {8_8}. Entonces me he quedado embobado mirándola y sé que ella sentía que alguien la miraba, porque ha mirado se reojo un poco.
Llegamos a clase y ahora ella va por delante mía: subo las escaleras detrás de ella y entra al salón antes que yo, con la cabeza bien alta. Nos sentamos por grupos y, aunque no estamos en el mismo grupo, me siento de manera que pueda mirarla. Es muy probable que note que la estoy mirando, pero me da igual.De verdad, no hay cosa de la que tenga más ganas que de decirle que la quiero. Que la amo, a pesar de que apenas la conozca o que casi nunca hayamos hablado. Mi problema es que le tengo un miedo terrible al rechazo; no es algo a lo que esté acostumbrado, básicamente porque nunca me he declarado ha nadie, exceptuando a la chica aquella de hace ya dos años: me enloquecí y me obsesioné con ella y, llegados al punto de casi besarnos, me declaré y me dijo que no era su tipo y, que para colmo, no era heterosexual, sino homosexual. Es duro declararte y que te rechacen, pero más duro si te has declarado a una persona que no le gustan las personas de tu mismo sexo.
De repente, gira la cabeza, ondeando su melena color castaño claro, hacia mi grupo y nuestras miradas se cruzan, y lo hacen manera un tanto especial, por lo menos para mí. ¿Es cierto lo que han visto mis ojos? ¿Me ha sonreído? ¿A mí? Miro para todos lados y veo que soy el único de mi grupo que la está mirando, así que supongo que habrá sido a mi. Estoy en uno de esos momento de plena satisfacción interior, aunque a lo mejor dejé escapar alguna sonrisa, por compensar, claro.
Llega la hora del patio y yo me voy con mis amigos, que se ponen siempre justo en perpendicular a donde se ponen las nenas de último curso, el nuestro. Busco con la mirada a la chica que hace tiempo conquistó mi corazón sin darse cuenta, pero no la encuentro. Ni cabeza dice que no pasa nada, aunque mi corazón vaya a mil por hora. El simple hecho de que le fuera a pasar algo, aunque no seamos nada, me perturba. Un par de segundos después de que se me pasara por la cabeza pensamientos no muy buenos, aparece y me quedo mirándola hasta que me ve y me dedica otra sonrisa.
Me encanta, de verdad.
Nadie, excepto Carlos sabe que me gusta. Carlos es el mejor amigo de Alana. Él me prometió que no le diría nada, así que me he confiado mi único secreto. Carlos parece un tipo de fiar y es buena gente.En clase de Oratoria, me siento al lado de ella, y Drizzella me insinúa que si me gusta su amiga Alana. Rápidamente contesto enfadado que no, ¿por qué iba a gustarme? Dios, ¿a qué vienen esas preguntas? A mí no me pueden pillar desprevenido, porque se me nota. Nos pasamos la hora entera de Oratoria hablando de política, aunque ha sacado ella el tema, me siento cómodo, porque la política y los coches son lo mío. Al parecer, ella dice que es del PSOE, porque no es Republicana, pero en parte de siente de Podemos, como yo. En fin, que entre nosotros creamos un debate de política, algo que nunca me hubiera imaginado hacer con ella.
Suena el último timbre y es hora de irnos a casa. Vive en la misma calle que yo y cada día que pasa por delante mía, me quedo embobado mirándola. El otro día, hasta mi hermana pequeña que va a primer curso me dijo que cerrara la boca o se me meterían moscas de tanto tenerla abierta. Rápidamente cerré la boca y entré corriendo a mi casa. Sólo esperaba que no oyera eso {-,-}.
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Intangible
RomanceUna pequeña historia sobre cómo llegar a enamorarse como un tonto de una chica a la que ni siquiera conoces. Sólo sabes cómo se llama, que vive en tu calle y que ahora sois compañeros de clase.