Asfixia* (spanish version)

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Anoche soñé que estaba nadando en un arrecife azul

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Anoche soñé que estaba nadando en un arrecife azul. Hacía mucho tiempo que no tomaba vacaciones y por fin podía relajarme. Nunca he podido explicar la sensación que me provoca el agua cuando roza mi piel, es como si me acariciara dulcemente y yo le devolviera el gesto; como si encontrara el sentido de la vida con el movimiento de cada gota. En ese momento creía que todo era real y me dejé llevar por el sonido de las olas y el aroma del salitre.

De repente, una ola me cubrió y una fuerza sobrenatural me empujó a lo profundo del océano. Empecé a temer por mi vida, pero, extrañamente, podía respirar bajo el agua. Mi visión era excelente y nadaba con tanta gracia como un delfín. Detrás de la ola salió un cardumen que me daba la bienvenida. A ellos se les sumaron otras especies, y todos me traían regalos para celebrar que yo estaba allí. Había peces payaso, peces cirujano, hipocampos, pulpos, tortugas, cangrejos, medusas, rayas, ballenas, focas y otras especies tan hermosas y coloridas que deslumbrarían a cualquiera.

Y cuando vi los presentes, noté que eran objetos de uso diario para los humanos, pero que resultaban inútiles para la vida marina. Eran botones, botellas, vajilla descartable, zapatos, partes de computadoras, redes, neumáticos, paletas de motores, y un sinfín de cosas hechas de plástico. Y de un momento a otro, me vi rodeada de tanta basura como para construir un castillo acuático, con trono y toda la cosa. Pero todo estaba desordenado, y los peces seguían trayéndome sus regalos cada vez más rápido; aun los más pequeños, como los hipocampos, traían lo que podían con sus pequeñas colas. Y pronto quedé cubierta de basura, las redes apresaban mis brazos, los neumáticos mantenían mis pies en el fondo, ya no veía a los peces, y las bolsas... todo tipo de bolsas flotaban hacia mí y se me pegaban al cuerpo. Me sofocaba. Ya no sentía el agua en mi piel ni el oxígeno en mis pulmones. Todo se oscureció.

Me desperté en el suelo, tosiendo y escupiendo agua. Mi tráquea ardía y estaba agitada. Miré a mi alrededor y descubrí que me hallaba a salvo en mi habitación. Al menos yo, porque si ese fuera el hábitat de un animal marino, en seguida se habría asfixiado con tanta basura plástica que había desperdigada por el lugar.

Entonces comprendí que, lo que para mí fue una pesadilla, es una realidad constante para otros seres vivos. Aunque, tal vez, no fue sólo un sueño.


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Asphyxia #PlanetOrPlasticWhere stories live. Discover now