En mi interior llovía tan fuerte que se me calaban los huesos,
estaba tan oscuro que no podía verte,
o no estabas porque te daba miedo la oscuridad.
Lo que no dijimos fue un lastre
y se transformó en el motor de mi ansiedad.
Me tragué mi orgullo
y mi corazón se ahogó.
Ingenua de mí que pensaba que podría volver a sentirte aquí dentro
pero tu silencio no paraba de darme voces.
Tu indiferencia respondió a mis aporías,
y embardurnó mis recuerdos de rencor.
El intercambio de mi todo por tu nada
es lo que me llevo
en busca de que vuelva a salir el sol
para encontrar el arco iris en otra mirada
