Dedicada a ShiningDreamy_ y dxnxmh
Jongdae estaba feliz, las vacaciones de verano habían comenzado y eso significaba una cosa: su madre lo llevaría a visitar a la abuela a Japón.
Dos días después...
Ahora se encontraban en un avión hacia Japón. El chico de 10 años estaba ansioso por llegar. Amaba a la abuela y amaba pasar todo el verano con ella. ¿Por qué? Pues Hana era especial, siempre le orneaba galletas, -las mejores del mundo- le contaba maravillosas historias y jugaba con él, era la abuela perfecta.
Al llegar a Japón la abuela le esperaba en el aereopuerto. Al verle el pequeño soltó la mano de su madre y corrió hacia Hana la cual le recibió con una sonrisa y un gran abrazo.
— Hola abuela, te extrañé mucho.
— Jongdae, yo también te extrañé pequeño.
Chen hizo un puchero.
— ¿Pequeño? Pero si me he comido todo el horrible brócoli que me daba mi mamá solo para crecer. Mis esfuerzos fueron en vano, jamás probaré esa cosa verde.
— Jajaja, eres realmente adorable —dijo Hana apretando sus inexistentes mejillas.
— Hola mamá. Acabas de arruinar mi pequeña mentira para hacerlo comer el vegetal.
— Sí, lo siento.
— No te preocupes, ya se me ocurrirá algo nuevo.
— Ni siquiera lo intentes, a partir de hoy, yo y el brócoli somos enemigos —dijo Jongdae y las señoras rieron.
Al salir del aeropuerto la abuela los llevó en el auto hasta la casa encantada, sobrenombre que le puso Jongdae a la casa de su abuela pues esta estaba rodeada de un hermoso jardín (jardín dónde vivían los gnomos) y estaba decorada con flores y cosas color rosa (obra de las hadas).
Absurdo pensarán ustedes, pero Jongdae era un chico de 10 años que creía cada una de las historias que le contaba la abuela antes de dormir.
Al entrar en la casa Jongdae corrió hacia habitación, era igual a cómo la recordaba: las paredes eran de un color celeste, sobre el pequeño escritorio estaba su albúm, este no era de fotos sino de dibujos que hacía el menor cuando se sentía inspirado o veía algo hermoso. Encima de la cama estaba Draco, el peluche de dragón que le había regalado el abuelo antes de partir.
La abuela le había dicho que los ángeles se habían llevado al abuelo a un mejor lugar. El pequeño se preguntaba que tan hermoso era el cielo cómo para que el abuelo se quedara allí y se portaba bien porque él también quería ir allí algún día.
La abuela lo llamó desde el jardín diciendo que le tenía un regalo. El niño corrió hasta dónde estaba Hana sonriendo al ver a un pequeño cachorrito en los brazos de esta.
— ¡Un cachorrito! —gritó el niño mientras lo cargaba ganándose unas pequeñas lamidas por parte del animal.
— ¿Te gusta?
— Sí, ¿cómo se llama?
— No tiene nombre, pensé que querrías ponérselo tú.
— Mmm, ¿cómo te llamaré? —le preguntó Jongdae al perrito. —¿Qué te parece Brandi? el cachorro ladró en desaprobación —¿No? Entonces será Yobi, el cachorro volvió a ladrar –Eres muy caprichoso, ¿cierto? Tu pelaje es blanco, tus ojos son azules y eres pequeño, te llamaré Snow, el chachorro lamió su mejilla y Jongdae supo que había elegido bien esta vez.
— Jongdae, ¡ven a almorzar! —le llamó su madre.
— ¡Ya voy mamá!
Una hora después...
— Mamá, ¿puedo ir al parque? Quiero llevar a pasear a Snow.
— Vale, pero regresa antes de las 4pm.
— Adiós mamá.
Jongdae caminaba por el parque con un pequeño cachorro curioso, Snow se sorprendía por cualquier cosa hasta corrió detrás de una mariposa. El niño solo reía al ver las cosas que hacía su cachorro como cuando olfateó una flor y estornudó por ello.
Jongdae se sentó en un banco a descansar, le quitó la correa al cachorro y lo puso sobre su regazo para acariciar sus peludas orejitas. El sol brillaba fuertemente pero la sombra de un gran árbol de cerezos los protegía del calor.
El niño observó entonces su alrededor, niños de su edad e incluso más pequeños jugaban con una pelota, otros se mecían en los columpios disfrutando de las vacaciones.
De pronto escuchó unos sollozos. Se levantó y caminó alrededor del enorme árbol hasta encontrar a un niño sentado en el suelo abrazando sus mejillas, los sollozos provenían de él.
Se acercó al chico y acarició su cabello castaño. El desconocido levantó la cabeza y Jongdae sintió que su corazoncito latía más rápido. El chico era hermoso, sus abultadas cachetes color rosa y sus pequeños ojitos lo hacían adorable. Hubo algo que a Jongdae no le agradó, lágrimas corrían por las mejillas del pequeño y los agudos hipidos no cesaban.
— Hola. —dijo Jongdae mientras comenzaba a llorar también.
— H-Hola, ¿por qué lloras? —preguntó el chico de abultadas mejillas.
— Porque tú lo haces. Mi nombre es Jongdae, pero mis amigos me dicen Chen, tengo 10 años.
— Mi nombre es Minseok pero puedes decirme Xiumin, tengo 12 años. —dijo mientras se limpiaba las lágrimas.
— ¿Puedo saber por qué Xiumin hyun estaba llorando?
— No sé si deba decirte.
— Dímelo, será nuestro pequeño secreto.
— Mi papá se marchó y nos dejó solos a mí y a mamá. Ella está muy afligida y yo cómo quiero ser fuerte y no llorar delante de ella por eso vine aquí.
— Lo siento. Hyung, no estés más triste, a partir de hoy me tienes a mí, yo te cuidaré y te daré mucho amor. —dijo Chen abrazando al mayor.
— ¿En serio?
— Sí, yo no quiero ver a mi hyung llorar nunca más. Porque Xiumin hyung es como esta flor de cerezo —dijo tomando una flor que estaba en el suelo —hermoso, pero si llora se volverá feo y la flor se marchitará hasta morir. Hyung, usted no quiere que la flor se marchite, ¿cierto?
— No.
— Entonces hagamos una promesa, hyung no llorará jamás y yo siempre le haré sonreír. —dijo Jongdae mientras unía su dedo índice con el del mayor.
— Quién rompa esta promesa tragará mil agujas.– dijo Minseok.
Minseok se inclinó para besar la mejilla del menor, pero algo lo detuvo.
— ¡Snow! —exclamó Jongdae al ver a su cachorro saltarle encima al mayor y comenzar a lamerle el rostro.
— Jajaja, que perrito más lindo.
Y traidor también, pensó Chen al ver como su cachorro se ganaba muchas caricias por parte de su hyung y él ni siquiera había obtenido un beso.
Capítulo editado.
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Flor de cerezo (Chenmin)
Fanfiction-Hyung, hagamos una promesa.- dijo y el mayor asintió -Cuando cumpla 18 años regresaré. -Y yo te estaré esperando. Ambos chicos unieron sus meñiques en una última promesa bajo el árbol de cerezos que fue testigo de su encuentro, su amor y ahora su d...