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Las vacaciones de verano habían llegado a su fin, Jongdae debía regresar a Corea y a diferencia de otros veces ya no volvería a Japón el próximo año pues su mamá tenía un nuevo trabajo y se mudarían a Estados Unidos. Cuando Jongdae lo supo comenzó a llorar y se negó a marcharse, él no quería dejar a su abuela, no quería abandonar su hyung.

Jongdae salió de la casa corriendo, llegó al parque y se sentó debajo del árbol de cerezo a llorar.

Minseok caminaba por el parque cuando escuchó sollozos que venían del árbol de cerezo. Se acercó despacio y pudo ver al menor llorar desconsoladamente.

— Jongdae, ¿por qué lloras?

— ¡Hyung! ¡Me tengo que ir hyung!

— Lo sé, las vacaciones de verano han finalizado y debes volver a Corea. Tranquilo, te veré en las próximas vacaciones.

— No hyung, no volveré.

— ¿P-Por qué? Ya no quieres verme más? —preguntó Minseok mientras comenzaba a llorar.

— Mi mamá tiene un nuevo trabajo y nos mudaremos a Estados Unidos. Ella estará muy ocupada y yo tendré que acostumbrarme a estar allí. Además queda muy lejos de aquí —dice Jongdae mientras le muestra a su hyung un mapa del mundo.

— Es cierto, queda muy lejos.

— Xiumin hyung, yo no me quiero ir, quiero quedarme con la abuela y contigo.

— Debes irte con tu mamá Chen.

— Pero...

— La abuela y yo estaremos bien.

Minseok se sentó al lado del menor y lo abrazó.

— ¿Cuando te vas?

— Pasado mañana a las 8:00pm.

— Aún nos quedan dos días para estar juntos, le pediré permiso a mi mamá para quedarme en la casa de la abuela Hana.

— ¿En serio?

— Sí, disfrutaremos del tiempo que nos queda juntos.

***

Minseok y Jongdae eran felices, jugaban a las adivinanzas, paseaban al cachorro, caminaban por el jardín buscando a las criaturas fantásticas, escuchaban las historias de la abuela.

Hasta que llegó el día en el que Jongdae se marcharía. Esa mañana el menor no se quiso levantar y abrazó a su hyung para que tampoco lo hiciera.

Durmieron hasta el mediodía y se levantaron para almorzar. Minseok le pidió a Jongdae que le acompañara a pasear por el parque y terminaron de nuevo bajo el árbol de cerezo.

Se sentaron bajo su sombra y entrelazaron sus manos mientras miraban al cielo.

— Hyung, ¿por qué el cielo es azul?

— No lo sé.

— ¿Por qué las nubes son blancas?

— No lo sé.

— ¿Por qué las aves cantan?

— No lo sé.

— ¿Por qué el viento sopla?

— No lo sé.

— ¿Por qué te amo?

— N-No lo sé.

— Pues yo sí lo sé, el cielo es azul por el color de tus ojos, las nubes son blancas por el color de tu piel, las aves cantan tratando de alcanzar tu melodiosa voz, el vuento sopla mientras le dice a todo el mundo que eres mío. Y te amo porque gracias a ti conocí el amor, te amo porque eres tú quien anima mis días y me haces feliz. Dime hyung, ¿me amas?

— Te amo Jongdae.

El menor atrajo a Minseok hacia él y posó sus labios sobre los del mayor, fue un toque efímero pero removió el corazón de ambos.

— Hoy es mi cumpleaños. —dijo Minseok en un susurro.

— ¿Qué? ¿Por qué no me lo dijiste? ¡No te compré nada! —exclamó el menor.

— No necesito regalo alguno, solo te quiero a ti.

— Minseok hyung, te voy a extrañar.

— Yo también te extrañaré Jongdae.

— Hyung, hagamos una promesa. —dijo y el mayor asintió —Cuando cumpla 18 años regresaré.

— Y yo te estaré esperando.

Ambos chicos unieron sus meñiques en una última promesa bajo el árbol de cerezos que fue testigo de su encuentro, su amor y ahora su despedida, que no es un para siempre sino un hasta pronto.



Capítulo editado.

Flor de cerezo (Chenmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora