«veintiuno»

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Seis meses después ...

Christopher está sentado en la oficina de su night club en Londres, después de todo el lio con ARGUS y sus negocios por fin pudo abrir las puertas de todo sus night clubs en Inglaterra. Por el momento, los night clubs no son tan fructíferos como lo eran antes, pero él sabe que poco a poco se levantaran de nuevo...

—¿Todo bien, amor? —pregunta cuando alguien abre la puerta de su oficina sin tocar y sabe que la única persona que hace eso es Logan.

—Aw, no esperaba que me llamaras con motes cariñosos. —dice alguien con un acento extraño haciendo que Christopher suba la cabeza de inmediato.

Al ver al hombre mayor, alto, musculoso, con una barba en su cuadrada mandíbula, vestido con un traje fino y elegante. Inmediatamente él saca el arma que tiene debajo de su escritorio y apunta al hombre con esta. Él frunce el ceño ladeando la cabeza para un lado, mirándolo fijamente.

—¿Quién demonios eres? —el castaño pregunta enfurecido.

—Baja eso muchacho. —el hombre se atreve a poner su mano sobre el arma.

—¿Quién demonios eres? —Christopher repite, apretando los dientes.

—Adrik Smirnov. —el hombre dice en un acento grueso, poniendo su otra mano en su pecho para bajar su camisa. —Bratva. —dice en un acento ruso, enseñando la estrella tatuada en su pecho.

Christopher pasa saliva, tratando de no demostrar su miedo. El cartel de los Blanco son novatos a la par de la mafia rusa y él no sabía que su padre o su familia tenía negocios con ellos.

—¿Que quieres? —pregunta, sin dejar de apuntarle con el arma.

—Estoy aquí para llevarte a Rusia... —

—¿Y en serio crees que voy a ir? —pregunta con el rostro enfurecido.

—Mira niño... —

—Dile a tu jefe que no voy a ir. —lo interrumpe de nuevo. —y lárgate de mi propiedad. —vuelve a ver a la salida.

—No lo has entendido muchachito. —el hombre dice en un tono burlón.

—Los negocios de los Vélez no tienen nada que ver conmigo. —tuerce los labios. —ni siquiera soy un Vélez así que lárgate y déjame en paz... —

—¿O qué? —el hombre pregunta en tono burlón. —trataras de quemar la Bratva como lo hiciste con el cartel del pacífico. —dice en tono sarcástico, sentándose enfrente de él. —déjame decirte que eso me sorprendió mucho, la información que nos había llegado a nosotros era que no querías nada que ver con los negocios de los Vélez. —se acomoda en la silla como si fuera el dueño del lugar.

—Puedo intentarlo. —Christopher dice en un tono autoritario.

El hombre se le queda viendo con una gran sonrisa en sus labios, haciendo que él se confunda más de lo que ya está.

—Como ya te dije, lárgate y dile a tu jefe que no haré nada de lo que él quiera. —Christopher pone su otra mano debajo de su arma.

—Esto... —vuelve a bajar la camisa blanca de vestir, dejando mostrar la estrella tatuada allí. —me hace Pakhan. —

—¿Así que tú eres el jefe? —pregunta en un tono burlón. —bueno, como ya lo dije, lárgate y déjame en paz. —

—Tienes madera para esto. —dice con una gran sonrisa en sus labios. —lástima que el inútil de Leonardo Vélez no te pudo entrenar bien. —

—¿Qué demonios quieres? —

—Que vuelvas a Rusia conmigo y tomes tu lugar legítimo. —

—Yo no sé nada de los negocios de Leonardo Vélez, por ende, no te puedo ayudar en absolutamente nada. —

El Imperio Vélez ♜ +18 - Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora