Besos en la noche.

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--¿Prefieres caminar, o que te lleve saltando de tejado en tejado? Quizás sería lo más adecuado, porque me siento como si acabara de raptarte de los brazos de tu príncipe azul.
--¿Mi príncipe azul? No estarás celoso, ¿verdad? --sonríe ella.
--Un poco, lo confieso. Definitivamente, te va mejor que a mí en asuntos de amor.
--No estés tan seguro... --se encoge de hombros.
--Entonces, ¿caminamos?
--Será lo mejor. Así tendremos un rato para charlar --asiente Marinette.

Caminan despacio. La brisa nocturna es refrescante y agradable, y hay poca gente por las calles. Algunos los miran con curiosidad --el héroe caminando junto a la muchacha--, pero nadie les interrumpe.

--Veo que al final no me mentías cuando me dijiste que no eras ella --dice Chat en voz baja, después de un rato de silencio.
--Yo nunca miento, si puedo evitarlo.
--¿Y cuando no lo puedes evitar?
--Entonces, valoro cuidadosamente la situación --sonríe ligeramente, con un poco de melancolía, y lleva la mano a su nuca antes de continuar--. Bueno, supongo que te habrás sentido aliviado...
--¿Aliviado?
--Después de todo, habría sido decepcionante descubrir que la que se esconde detrás de la máscara es solo una chica normal, despistada y un poco torpe --sus labios se curvan en un mohín.
--Bueno, un poquito aliviado sí que me siento --dice con una media sonrisa, pero se apresura a puntualizar cuando ve un brillo dolido empañar los ojos de la chica--. ¡Pero no tiene nada que ver con lo que piensas! Tú eres valiente, lista, decidida, dulce, y siempre te preocupas por los demás: tienes todas las cualidades que aprecio de Ladybug, y estarías genial en el papel de superheroína. Me refiero a que... yo sé que ella está enamorada de otro chico. Y, si tú fueras ella, ese chico sería Luka. Y tengo que reconocer que hacéis buena pareja, y que el chaval me cae bien; me sentiría mal tratando de interferir en esa relación --se encoge de hombros.
--Gracias por tus palabras... --baja los ojos con timidez--. Y, respecto a Luka, ¿de verdad piensas que hacemos buena pareja?
--Vi como te miraba el día que akumatizaron a su madre. Y luego, cuando aquel profesor de patinaje congeló todo París, os vi en la pista de hielo. Estabais vosotros dos, y el chico Agreste con... Riposte (lo que, si lo pienso, es bastante raro, dado que la última vez que la vi ella parecía bastante más interesada en hacerlo pedacitos que en intimar con él). Y a Luka y a ti se os notaba... en sintonía. Sin embargo, el pobre Adrien no sabía ni qué hacer; resultaba, en comparación, bastante patético.
--¡Eh! No te metas con Adrien. Es tímido, vale; pero es un chico encantador --le espeta ella, enfadada.

Chat enarca las cejas, sorprendido por su reacción.

--¿Encantador? Modelo, hijo de un rico diseñador y amigo de la hija del alcalde... a mí me parece que debe de ser un auténtico imbécil.
--¡Pues no lo es! Es agradable, atento, se preocupa por los demás y siempre tiene buenas palabras para todo el mundo. ¡No deberías juzgar así a las personas! --se cruza de brazos, indignada--. Es mi amigo, ¡y no permitiré que hables mal de él en mi presencia!

A Chat le brillan los ojos, y una gran sonrisa emocionada adorna su cara. Ella lo mira sin entender.

--Muchas gracias, Marinette.
--¿Gracias? ¿Por qué me las das?
--En realidad Adrien también es amigo mío; solo es que noté que mi comentario te molestaba y quise pincharte un poco más, a ver cómo reaccionabas. ¡Y vaya que saltaste! Sacaste las uñas como una auténtica gata. Sé que si él te hubiera escuchado se habría sentido realmente orgulloso de poder contar con una amiga como tú --apretó su mano con calidez--. Después de todo, puede considerarse afortunado por tenerte cerca.
--Me alegra que pienses eso.
--Ojalá yo tuviera alguien capaz de dar así la cara por mí.
--Estoy segura de que Ladybug te tiene en alta estima. Y, si te parece bien, puedes considerarme tu amiga a mí también.
--Te lo agradezco de veras. Y acepto encantado, Marinette --dice él con solemnidad.
--¡Vaya! Así que tú también puedes ser encantador cuando quieres.
--Supongo... Pero no se lo digas a nadie, ¿vale? Tengo una imagen que mantener.

Ella revuelve su pelo, risueña. Él, espontáneo, la atrapa en un abrazo que la deja sin respiración. Enseguida afloja los brazos, pero ella no se aparta, sino que se recuesta contra su pecho. Él la acaricia con dulzura, su corazón retumbando, acelerado, en su pecho.

--Marinette, sé que dije que Luka me cae bien, y que no interferiría entre vosotros dos. Pero... no te acerques tanto, por favor --ruega--. La voluntad de este gato tiene un límite.
--Hmpfmmm --farfulla ella, aún apoyada en él, disfrutando un último instante de su calidez antes de atender su petición. Las garras del chico recorren su espalda con suavidad, para terminar en su cintura, causándole un agradable escalofrío que amenaza con terminar de nublar su razón.
--¿Cómo pudiste pensar que me decepcionaría si realmente hubieras resultado ser tú? Marinette, ojalá, ¡ojalá! fueras tú. Al menos eso explicaría la tormenta que se ha desatado últimamente en mi corazón --acaricia su barbilla, alzándola dulcemente para poder mirarla de frente, sus ojos verdes brillando con una intensidad atrapante --. ¿Qué me has hecho, princesa, que no puedo dejar de pensar en ti?
--¿Querrías... algo conmigo aun sabiendo que no soy Ladybug?
--Yo ya no sé nada, Marinette: mis certezas saltan en pedazos en cuanto estoy cerca de ti. Pero... también está Luka.
--En realidad, no hay nada entre él y yo --ante la expresión entre sorprendida y emocionada del chico, se apresura a continuar--. Pero sí que existe otra persona que ocupa mi corazón. Luka lo sabe, lo acepta y me apoya. Incluso me ha animado para que hable con él.
--¿Y él es...?
--Adrien Agreste --suelta de golpe, cubriendo su rostro con sus manos.

Las manos de Chat se crispan en su cintura, donde había vuelto a colocarlas. La suelta lentamente, para recorrer de nuevo su barbilla con sus dedos, intentando que ella vuelva a levantar la cabeza para mirarlo. La chica no aparta las manos de su cara, pero separa los dedos de manera que sus grandes ojos azules lo observan a través de los espacios libres.

--Definitivamente, Adrien es el chico más afortunado del mundo --susurra él con calidez.
--No creo que él me vea como algo más que una buena amiga... --replica ella con tristeza, apartando por fin sus manos.
--Te equivocas. Está loco por ti --afirma con seguridad.
--¿Te lo ha dicho? --se ilusiona ella.
--Créeme; lo sé. ¿Aclararás las cosas con él?
--Lo haré. Yo... lo siento, Chat. Reconozco que tú también tienes un hueco en mi corazón, pero llevo mucho tiempo enamorada de él, y tengo que intentarlo.
--Me parece bien. Solo... ¿Crees que estaría muy mal si aprovechara este momento en el que todavía no sois pareja para hacer... esto?

Marinette contiene la respiración mientras él se acerca muy lentamente, dándole margen para que ella lo detenga si lo desea. Pero lo cierto es que no quiere. Sus labios se unen con suavidad, con ternura; ella pasa sus dedos por el cabello rubio del chico, mientras los brazos de él se entrelazan tras su espalda. Ambos mantienen los ojos cerrados, disfrutando del contacto y las sensaciones que este les genera, profundizando el beso a medida que van dejando atrás la timidez inicial. Un beso no es suficiente: dos, tres, cuatro, una decena. Ambos terminan con las mejillas arreboladas, agitados y despeinados; aunque no pueden evitar alguna que otra punzada de culpabilidad, la sensación de estar compartiendo algo prohibido es excitante.

--Ojalá tuviera el poder de detener el tiempo --suspira Chat, su frente apoyada en la de Marinette--. Eres tan dulce... solo espero que Adrien sea capaz de darte todo lo que tú mereces. Tengo que irme ya: o me voy ahora, o seré incapaz de renunciar a ti. Buena suerte, y dulces sueños, princesa.
--Chat noir... --hace ademán de detenerlo, pero finalmente suspira y retira la mano--. Gracias.

Él hace una pequeña reverencia antes de marcharse, saltando de tejado en tejado, sin mirar atrás. Marinette frota sus ojos, sintiéndose como si acabara de despertar de un sueño agradable.

--¡Marinette! Qué ganas tenía de poder hablar contigo. Parece que Chat noir se ha creído la ilusión de Rena, ¡pero sigues gustándole de todas maneras! ¡Y dice que a Adrien también! ¿Qué piensas hacer?
--¡No lo sé, Tikki! Estoy hecha un auténtico lío. Ahora que sé que tengo posibilidades con Adrien, no debí haber aceptado el beso de Chat.
--¿EL beso? ¡Si han sido por lo menos diez! --ríe la kwami--. Bueno, no te preocupes, ¿vale? Habla mañana con Adrien, y ya veremos lo que sucede.
--Nos falta hacerle una visita a Alya para recuperar el prodigio. ¿Sobreviviré a su interrogatorio?
--Desde luego, tienes muuucho que contarle...

Continuará...

Luka's song Donde viven las historias. Descúbrelo ahora