Cuando regresé a casa todos me preguntaron por Vanellope. Me senté. Iba a ser una larga conversación. Les conté todo. Cada detalle. Y por primera vez sentí un inmenso apoyo por parte de las personas que me rodeaban a diario.
Frases como "Tranquilo Ralph", "Hiciste lo correcto al dejarla cumplir sus sueños", "Ella nunca dejará de ser tu amiga por más lejos que se encuentre", "Puedes contar conmigo", me estuvieron alentando toda la semana.
Me sentía mejor, más reconfortado. Pero aún sentía un vacío en mi vida. Uno tan grande que ninguno de mis nuevos amigos, ni el mismo Felix, quien más apoyo me dio, lograron llenar.
El trabajo esos primeros días era un infierno. Cuando los nicelanders me levantaban y tenía esa perfecta vista de Sugar Rush que tanto amé por seis años, ahora solo me provocaba depresión y un sentimiento de soledad que pensé que no volvería a tener después de conocer a Vanellope. Durante las primeras videollamadas, no lo voy a negar, pretendía estar bien. No quería preocuparla. Sin embargo la segunda vez que nos volvimos a ver en persona, me quebré. Me quebré como un niño frente a mi mejor amiga.
Le dije que la extrañaba demasiado, pero a pesar de eso, en verdad estaba muy orgulloso de ella. Sabía que ella era feliz y hacía lo que amaba, y aún así, también me extrañaba.
Ese día no fui el único que se quebró. Nos hizo bien a ambos sacarlo todo. Nadie dijo que esto sería fácil. Sin embargo también nos hizo más unidos.
Siempre que actualizaban su juego, iba a visitarla e incluso pasar unos días allá, o ella venía a mi casa. A veces caía de sorpresa donde ella, o ella donde mí.
Nunca olvidaba llevarle sus hamburguesas favoritas, no solo a ella sino también a los chicos de su juego. Me llegaron a caer bien con el tiempo. Ella estaba en buenas manos y eso me reconfortaba de alguna forma.
Iba sobrellevando la situación. Nuestras videollamadas o "videopijamadas" como ella las apodó, a veces duraban noches completas. Pero también habían días en que no nos llegamos ni a comunicar. Sin embargo, a veces era emocionante porque sabía que uno de los dos iba a decir la frase "Tengo muchísimo que contarteee, hacemos videopijamada??". Se hizo más llevadero el hecho de no tenerla siempre cerca, y acostumbrarme a no poder abrazar su holograma.
Felix y yo nos volvimos más cercanos, fue realmente un gran apoyo en esos momentos. Las primeras veces que me preguntaba como me encontraba, no podía evitar sincerarme con él y algunas veces hasta soltando unas cuantas lágrimas. Pero él estuvo ahí a pesar de todo. Incluso fue por él que me inscribí a un club de lectura y hasta fue el de la idea de reunirnos todos cada viernes a comer en un juego distinto.
Esto de socializar nunca ha sido lo mío. Sin embargo dicen que es bueno arriesgarse a intentar cosas nuevas.
Ahora cuando Felix me pregunta como estoy, simplemente sonrío, se que mi Vanellope está bien y es feliz, y ella quiere que yo también lo sea.
A veces echo de menos sus bromas, sus abrazos, sus tonterías, sus berrinches, y ese olor a dulces y goma de mascar de fresa que desprende su cabello. Pero mientras ella este feliz, no hay razón para yo no estarlo.
"Estoy bien Felix, ahora lo estoy."- digo, mirando el amanecer en el Arcade, con una sonrisa y recordando la imagen de mi mejor amiga sonriéndome, como si me dijera "Estoy feliz por ti seso apestoso"
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Hay días en los que me haces falta. (RALPH / VANELLOPE) (AFTER RALPH WIFI)
FanfictionHan pasado 5 años desde que ella se mudó. Me gusta tomarlo así, como una mudanza. El término suena menos doloroso de lo que en verdad es. Sin embargo, a pesar de su ausencia, intentamos que esto funcione. Una amistad a distancia no es tan fácil de...