¿Dónde Está Mi Hija? (Subida de capítulos irregular)

Capítulo 4: Luna de miel (End of flashback)

-¿C-cómo que lo siento mucho?-dijo Dan incrédulo. El doctor lo miró afligido y Brenda rompió en llanto de nuevo, ella adoraba a Mónica, era cómo su hermana y un hijo de ella era cómo su sobrino. A ambos los amaba desde el fondo de su corazón. Tony sólo cerró los ojos conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.

-Siento mucho decirle esto pero… no hemos podido hacer nada por su bebé-Dan se quedó paralizado sin conseguir asimilar la información-y su esposa… pues hemos conseguido estabilizarla pero debe quedarse unos días en observación-dicho esto, el doctor se dio media vuelta y volvió a la habitación 117.

-Por mi culpa… ¡Todo esto es mi estúpida culpa!-dijo Dan perdiendo los nervios, comenzó a golpear todo a su alrededor. Varios doctores llegaron para llevarlo a una camilla y administrarle un sedante.

Cuando despertó, Mónica se sentía terrible, le dolía todo el cuerpo cómo si le hubiesen dado una paliza, sobretodo la espalda, la cadera y por debajo del diafragma. La fiebre le había bajado pero  se sentía bastante débil, miró a todos lados.

-¿Qué hago en un hospital?-preguntó a la nada, desorientada. Poco a poco los recuerdos llegaron a ella-¡DAN!-gritó fuertemente, una enfermera que pasaba por allí la escuchó y entró.

-¿Qué le ocurre señora?-dijo mirando a Mónica con una sonrisa.

-M-mi marido… ¿dónde está?-preguntó intentando incorporarse inútilmente por el dolor que aquello le provocaba.

-¿Pregunta por el señor Gutiérrez?-Mónica asintió-pues verá… antes que nada, siento mucho su pérdida-Mónica la miró sin comprender-su marido… al enterarse entró en una crisis nerviosa y tuvimos que sedarlo, pero hay unos amigos suyos fuera ¿los llamo?-Mónica, aún sorprendida y sacada de onda, asintió y la enfermera salió a llamarles.

Brenda entró pesadamente, tenía los ojos hinchados de tanto llorar y Tony parecía realmente cansado y triste. Brenda se echó a los brazos de su amiga y una solitaria lágrima salió de sus ojos para llegar a parar al hombro desnudo de Mónica. Esta la miró y le secó la mejilla, consolando a su mejor amiga, sin saber, que la que necesita consuelo era ella misma. Nadie dijo nada en un largo tiempo, Tony estaba sentado en el sofá de aquella habitación con la vista perdida en alguna parte y Brenda seguía en los brazos de Mónica que continuaba mimándola cómo a una niña pequeña.

-Brenda… si lo piensas bien, es cómo si tú fueras mi hija y yo tu mamá ¿no lo crees así?-dijo Mónica sonriente ante la idea. Tony volvió a la tierra y le dirigió una mirada extraña a las chicas.  Al ver que Brenda intensificaba los sollozos, Mónica se puso tensa ¿Por qué estaban todos así? ¿Acaso le había pasado algo a Dan? Miles de pensamientos rondaron su cabeza durante unos minutos cuándo un chillido la sacó de ellos.

-¡¡Quiero verla!!-gritó Dan desde su habitación.

-Señor, por favor, tranquilícese, ella no puede verlo en este estado…-dijo  la enfermera en un tono de voz que ya no llegaba a los oídos de los chicos de la habitación 117.

-Está bien, ya me calmo ¿me ve? ¿Ve cómo ya puedo ir con ella?-contestó Dan poniendo un pié en el suelo. La enfermera suspiró y se encogió de hombros.

-Por favor, haga todo lo posible para que no se altere-dijo la enfermera en modo permisivo. Dan corrió hacia la habitación de su mujer y la vio en la camilla abrazando a Brenda que aún estaba llorando, también vio que Tony estaba cabizbajo y se veía cansado. Al verlo, Mónica se incorporó nerviosa.

-Dan, amor ¿estás bien? ¿Te ha pasado algo?-dijo esperando la respuesta muy intranquila. Dan la miró con pesar, al parecer, ella aún no sabía nada de lo que había pasado con su hijo. No quería ser él el que se lo dijera, pero era cosa de él, sólo él, debía contárselo.

-Eh… ¿Chicos, podéis dejarnos a solas?-dijo Dan intentando tranquilizarse antes de decir nada. Brenda y Tony salieron de allí mirando a Dan a modo de apoyo.

-¿Qué ocurre Dan?-dijo Mónica seriamente, ella sabía que algo andaba mal y quería saber de una vez por todas que era lo que le estaban escondiendo todo el rato. Dan se sentó en el lado de la camilla quedando al lado de su esposa, le tomó la mano fuertemente y una solitaria lágrima cayó por su mejilla preocupando aún más a Mónica-¡Por Dios, Dan! ¡¿¡¿Dime de una vez qué es lo que pasa!?!?

Dan inspiró fuertemente y la miró a los ojos, le iba a decir la verdad. Aunque le doliese demasiado e incluso más al saber la reacción de Mónica, pero debía hacerlo. Se repitió esas palabras varias veces antes de hablar.

-Mi amor, antes que nada, quiero pedirte perdón. Yo sé que si te hubiese cuidado mejor nada de esto habría pasado-empezó a decir tristemente y agachando la mirada. Mónica alzó su barbilla para que la mirase a los ojos.

Dan, escúchame bien-Dan la miró con ojos cristalizados-Estoy bien, yo sé que tu no querías nada con Romina, en vez de pedir tú perdón. Debería hacerlo yo. Lo siento, siento haberme portado como una tonta y haberte preocupado tanto, lo siento tanto…-dijo con sincero arrepentimiento, Dan sólo pudo abrazarla con todas sus fuerzas, no sabía cómo decirle que se equivocaba, que no tenía nada que perdonarle, que por su ÚNICA y ABSOLOTA CULPA, habían perdido a su niño, a su pequeño bebé.

-No tengo nada que perdonarte-se le quebró la voz-eso no es lo importante…-Mónica lo miró sin comprender.

-¿A qué te refieres?-preguntó temerosa de la respuesta, para que su marido estuviese así, tenía que ser algo grave.

-Verás, cuándo te encontré en el parque tenías mucha fiebre-dijo en susurros, Mónica asintió-y poco después de haberte encontrado…-otra lágrima cayó de sus ojos, haciéndole ver borroso-tú comenzaste a…sangrar-se le quebró la voz al recordarlo, Mónica abrió los ojos como platos.

-Dan… ¿DE QUÉ ME ESTAS HABLANDO? ¿Sangrar? ¿De dónde?-Mónica sintió que le faltaba al aire, sus ojos se cristalizaron. Agarró a Dan por los hombros y lo zarandeó cegada por el dolor de sólo imaginarse que…-¡¡¡DAN!!! Dime… ¡dime que no es verdad! Eso no…-comenzó a llorar mientras seguía zarandeando a Dan que no se movía ni hablaba-¡Maldita sea! ¡¡CONTESTAME!!

Dan seguía sin mirarla pero asintió con la cabeza para el mayor dolor de Mónica. Miles de imágenes comenzaron a asonarse por su cabeza. Un bebé en sus brazos, una canción de cuna, una familia… un niñito pequeño llamándome mamá, dependiendo toda y absolutamente de ella… su sueño, su mayor sueño, se había desvanecido antes de haberlo podido disfrutar… Gruesas lágrimas caían incesantemente de sus ojos y el dolor de su corazón se hacía cada vez más y más grande, una herida que nunca podría sanar y que difícilmente iba a cicatrizar… apretó la mano de Dan lo más fuerte que pudo en un intento de tranquilizarse. Pero un pudo más.

-¡¡¡¡NOOO!!!!-se levantó bruscamente de la camilla y tiró con todos los artefactos de su alrededor, Dan intentó tranquilizarla-Donde, Dan. ¿Dónde está mi bebé?-dijo desplomándose en el suelo-Lo quiero, lo quiero aquí, conmigo-sollozó, los médicos llegaron al poco tiempo cogiéndola y inyectándole un sedante. Dejándola completamente dormida, con lágrimas aún en sus ojos y frente a un Dan, completamente destrozado.

Dos semanas pasaron desde aquello y su dolor no menguaba, cada vez que veía a una mujer embarazada por los pasillos del hospital su herida sangraba de nuevo produciéndole un dolor demasiado grande y dejándola sin respiración. Era su último día en hospital, al llegar a su país, iba a enterrar a su pequeño, un entierro privado, solamente con los abuelos del bebé y con Brenda y Tony, nadie más, no quería que nadie más lo supiese. Aunque nadie sabía si el bebé era niño o niña, Mónica quería enterrarlo cómo se merecía. Cómo un/a Príncipe/Princesa, con el altar más bonito que nadie se pudiese imaginar.

-Te amo, bebé-dijo Mónica al cielo por la ventana del su habitación del hospital por última vez. Dan apareció, abrazó a Mónica rodeando su cuello y su cintura con cada mano. Ambos se quedaron mirando, al cielo sonriendo y pidiéndole a Dios por la felicidad de su bebé, allá dónde esté.

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^^ ESPERO QUE LES GUSTE, LA LADO, FOTO DE BRENDA :)