Capítulo 3

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Valentina

Desperté por el sonido de la alarma, logre ver por la ventana que el día estaba nublado, al parecer no me percate que en la madrugada había llovido, me dirigí al baño a tomar una ducha y cepillar mis dientes. Tengo una exposición, es importante porque estoy a 3 meses de graduarme y no quiero decepcionar a mis padres si llego a tener malas calificaciones.

Busco en mi armario una blusa manga larga color blanco, un pantalón jean negro y unas balerinas beige, no soy amante de usar ropa elegante pero la ocasión lo otorgaba.

Bajo al comedor, mamá por lo visto ya se había ido, dejándome una nota en la mesa

"Cariño tuve que salir temprano por asuntos de la empresa. Tu desayuno queda en el microondas. Besos, Te Quiere mamá."

– ¡Oh Cielos! – doy un grito al ver el reloj en mi muñeca, que marca las 7:00 am, creo que demore mucho en el baño. Descarte el desayuno en casa, ya compraría algo en la cafetería.

Y todo iba de mal en peor, el bus escolar me dejo votando, al estar cerrando la puerta de mi casa. Solo rogaba que no lloviera.

La secundaria Midwood no quedaba lejos de casa así que decidí caminar, qué más da ya perdí las 2 primeras horas de clase.

Tan solo quedaban 3 cuadras para llegar a mi destino, cuando sentí como un chorro de agua me bañaba.

– ¡Mierda! – grite, ya iban dos veces que gritaba en la mañana, es que este no era mi día, toda la blusa se hizo un desastre, visualizando un poco mi sostén, por el agua – Acaso no podía esquivar ese gran charco de agua. – también era mi culpa por andar cerca de la carretera, el conductor del vehículo, venia hacia mí, más que sea no fue huyendo, otro en su lugar lo habría hecho.

–Por Dios lo siento mucho, no quise causar este desastre – su tono de voz gruesa, hizo reaccionar a mi cuerpo de inmediato, porque estaba sintiendo esto, no era correcto, no sabía ni quien era, y ya estaba causando esta reacción en mí, era imposible.

Choque con su mirada, veía en ella preocupación y asombro al verme, segura estaba un asco, no podía creer lo hermoso que era, sus ojos eran color aceituna, su mirada muy intimidante, se veía que tenía más de 20 años. No sabía cómo reaccionar, si mandarlo a la mierda, o huir. Tenía mi autoestima por lo bajo, pero nunca me quedaba callada, no tenía filtro alguno.

–Tendría que mandarlo a la mierda, pero eso no arreglara lo arruinada que esta mi ropa. – su mirada recorrió todo mi cuerpo, porque hacia eso, no dijo nada y era mejor así, di la vuelta y casi salgo corriendo de ahí pero su voz me detuvo.

–Señorita siento haber arruinado su ropa, más que sea deje que la lleve a casa.

–No quedra que su auto se eche a perder, si subo ahí, arruinare su asiento, y además ni siquiera lo conozco, podría ser un violador, así que no gracias. – no pude ver su expresión porque estaba de espaldas, pero escuche por lo bajo que se estaba riendo, tal vez estaba exagerando, todo esto era extraño para mí, porque seguía ahí, en vez de caminar rápido a mi casa.

–No sea una niña terca, y no soy ningún violador.

–Adiós, señor. – eso fue lo único que dije y me marche.

Ya no pude ir a clases, perdí haber dado esa exposición, por lo menos mi mochila no sufrió tanto, todos los cuadernos estaban bien, pero eso no fue lo que me afecto, si no su maldita mirada, y no podía creer lo que esa voz, pudo causar en mí. Ni siquiera lo conocía y lo peor de todo es que es mucho mayor que yo.

¿Por qué me había afectado tanto?

Olvidaría eso, claro no me debía importar, ni siquiera afectarme. Alguien como él nunca se fijaría en mí. Oh diablos sí que me afecto. Lo bueno de todo era que no volvería a verlo más.

Después de llegar a casa. Me bañe, sentía mucho frió, iba a enfermar de gripe, eso ya era un hecho. Me puse mi pijama, para poder abrigarme y meterme a la cama. Llame a mi madre a decirle lo ocurrido.

–Hola mami, estas ocupada.

–Dime cariño, estoy en la oficina firmando documentos, sucedió algo grave.

–No mami, no te asustes, solo se me fue el bus, tuve que ir caminando a clases. Un carro, creo que no se dio cuenta del charco de agua en la calle, me baño. Regrese a casa y siento mucho frio.

–Cariño mío, ya voy enseguida, debe ser el clima y más lo que caminaste toda empapada.

–No mama, estaré bien ya estoy arropada y tome una pastilla, para que no me de gripe, solo llamaba a avisarte.

–Bueno cariño, saldré temprano de la empresa, para ir a ver como sigues. Te quiero, besos.

–Adiós mamá, Te Quiero mucho. – sin más que decir colgué.

Trate de dormir, pero no podía, su mirada no me dejaba en paz, sabía que no debía juzgarlo, sin conocerlo bien, pero era peligroso para mí. Me estaba dejando afectar de él, y era lo menos que quería.



Ricardo

No podía creer lo terca que llego a ser esa niñita, fue un accidente, no era mi intención haberle dañado su blusita. Reí cuando dijo que podría ser hasta un violador.

No sabía lo que me sucedía con ella. Me quede embobado recorriendo todo su cuerpo, ella lo noto, podría pensar hasta lo peor de mi, y bueno no es que sea bueno, pero tampoco llegaria al extremo de hacer algo que ella no quiera. Desde que vi su mirada, color esmeralda, su cabello rubio y flequillo, su cintura delgada, su cuerpo delgado, en su rostro habían una pequitas ,quede atrapado, era demasiado hermosa y parecía un Ángel.

Viendo las curvas de sus pequeños y hermosos senos resaltar en su sostén color blanco.

Parecía un completo asaltacunas.

Estaba en un hechizo, ni una mujer había causado eso efecto en mí, pero esa señorita lo había logrado. Quería conocerla, y conocer cada rincón de ella, estaba muy mal, ella solo era una niña, y yo solo buscaba algo de las mujeres, estaba seguro que ella no era ese tipo de chica, y no quería lastimarla. Tanto me estaba ilusionando que pensé  hasta en no lastimarla, ni siquiera se fijó en mí.

Con el tiempo lograre olvidarme del hechizo, que hizo su mirada en mí.

Fue bueno que Isabela, mi madre me llamara a decir que vaya a recogerla a casa temprano, para ir al supermercado, ya que a papá se le había dañado el carro, tenía mi turno a las 9 de la mañana así que no hubo problema alguno en ir verla, ellos vivían una cuadra más allá de la secundaria Midwood, había estudiado toda mi juventud ahí. Decidí separarme de ellos ya que el Hospital "Mount Sinai Brooklyn", quedaba lejos de donde yo vivía. Me ofrecieron una oportunidad, que no debía desaprovechar. Llevaba un año trabajando y con eso pude pagar mi departamento.

Tal vez el destino quiso ponerme ahí, en donde ella estaba.

–Por Dios que estoy pensando, yo no creo en esas cosas– Apreté el volante con fuerza, no debía seguir pensando en esa niñita, claro que no.

Podría olvidarla, jamás volvería a verla o eso creía yo.

Podría olvidarla, jamás volvería a verla o eso creía yo

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Aquí les dejo el tercer capitulo mis lectoras hermosas, en galería esta como veo yo a Valentina y a Ricardo, aunque queda a su imaginación como los describirían, los adoro, pronto estará el siguiente capitulo.

Besos

¿Lograrás ser Feliz con Él?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora