Por fin llego a Ciudad Nimea ya son las dos y media y el hecho de pensar que luego tendré que regresar me dan ganas de pegarme un tiro en la cabeza, así que para olvidar eso comienzo a andar sin sentido, recordando a la ciudad que antes solía ser mi hogar. Para ser sincera no ha cambiado mucho, la única diferencia es que hay más casas y tiendas, en lo demás sigue siendo la misma.
Al rato me encuentro a un luchador llamado Anthony, me acerco a él y como todos en este mundo hace una reverencia.
– Hola – digo – ¿Sabes dónde están Miller y Weeks, los encargados de recoger toda la información?
– Creo que están en el centro de la ciudad – dice.
– Gracias – digo y comienzo a caminar hacia el centro de la ciudad, el cual se encuentra un poco lejos porque me encuentro en la orilla del lado sur.
Durante todo el trayecto me encontré con varios conocidos, los cuales me hicieron una reverencia, pero no pasaba de ahí, no se acordaban de mí, como era de esperarse. Pero no importa, yo tomé la decisión de borrarles todo recuerdo que tenían sobre y no me arrepiento, es mejor así.
Cuando por fin llego al centro de la ciudad lo primero que percibo es el olor de las personas que estoy buscando, olor que no pensé que volvería a oler, margarita para Astrid y Melón para Patrick. Al verlos siento como mi cuerpo deja de responder, siguen siendo los mismos y tienen una gran sonrisa en sus rostros, a su lado hay dos jóvenes, una muchacha morena, baja, de cabello negro, ojos verdes y de buen cuerpo, el otro es un joven apuesto, de cabello café, piel bronceada, alto, de ojos verdes con amarillo y café, pero lo más interesante es que es un hombre lobo, lo que me indica que no es su hijo, pero la muchacha es tan parecida a ellos que puedo asegurar que si es hija de ellos.
El muchacho conecta su mirada con la mía y puedo ver a Eris junto a él en un futuro cercano, es su mate. El joven le dice algo a Astrid y ella voltea a verme, me armo de valor y comienzo a caminar hacia ellos, aunque en mi interior lo único que quiero es salir corriendo.
– Su majestad – dice Patrick y hace una reverencia junto a los jóvenes y Astrid.
– No hace falta tanta formalidad – digo y miro a los jóvenes – ¿Son sus hijos?
– Si – responde Astrid – Los dos son de dieciocho años.
– Ya veo – digo – He escuchado de Josué, pero no de ella.
– ¿Cómo? – dice Astrid preocupada.
– Si, mis hijos han hablado sobre él.
– Cosas buenas supongo – dice Patrick mirando severamente a Josué.
– Claro, no he tenido ninguna queja de él – digo y ellos parecen relajarse.
– Disculpe, pero ¿podría decirme quiénes son sus hijos? – dice Josué y sonrío.
– No sé si los conoces, no suelen hablar con alguien, pero viendo el hecho de que eres hombre lobo tal vez si han llegado a intercambiar algunas palabras – hago una pausa – Sus nombres son Leslie y Zac, siempre andan con otros chicos de su edad y una menor, Eris, Christina, Jay, Chase, Claire e Irina.
– ¿Leslie y Zac son sus hijos? – pregunta impresionado.
– Entonces si los conoces – digo.
– Si, solo hemos hablado en una ocasión, pero los conozco.
– Ya veo – miro a la muchacha – ¿Cuál es tu nombre? Te noto muy callada, que sea la reina no implica que no debas hablar.
– Es muda su majestad – dice Astrid.
– Oh, lo siento.
– No importa, la Diosa Magia se apiadó de ella y le dio la forma de comunicarse.
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La Elegida: Mi destino un camino inevitable
FantasySEGUNDA PARTE DE LA ELEGIDA. NO LEER SI NO HA LEIDO LA ELEGIDA. Ya han pasado dieciocho años desde que Zac y Leslie nacieron y durante ese tiempo no hablé con las diosas que están dentro de mí. Y tampoco se puede decir que las cosas van bien, porque...