Capítulo 13

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Narra Nick

– ¿Dices que Meredith no ha dormido en seis días? – digo mirándola.

– Si – responde – Todo este tiempo que ha dicho que madruga es mentira, puedo ver la luz que sale de su despacho y hoy en la madrugada salió de la casa.

– Gracias Megan, yo me encargo ahora.

– De acuerdo.

Los demás llegan y comenzamos a desayunar, pero en ningún momento dejé de mirar a Meredith, lo que la ponía muy nerviosa, pero no me importaba, estaba confirmando lo que Megan me había dicho y dio positivo, todo su rostro refleja cansancio.

– Con permiso – dice Meredith levantándose – Iré a mi despacho a trabajar por si me necesitan.

– De hecho – digo levantándome – Ocupo que hagas algo.

– ¿Qué?

– Sígueme – digo y comienzo a caminar en dirección a nuestra habitación.

– No entiendo para que me ocupas – dice cuando llegamos.

– Siéntate en la cama – digo y ella obedece – Ahora cierra los ojos por diez segundos, yo los cuento.

– ¿Para qué?

– Ocupo ver algo, tu solo has lo que te digo.

– De acuerdo.

"Solo espero no dormirme", la escucho pensar.

– ¿Lista? – ella asiente y cierra los ojos, me siento a su lado y comienzo a contar – Uno..., dos..., tres..., cuatro..., cinco..., seis..., siete..., ocho... – y cae sobre mi hombro profundamente dormida.

La acomodo bien en la cama y le doy un beso en la frente. Salgo de la habitación y cierro la puerta para que no le entre mucho ruido.

– No es tu obligación trabajar sin dormir – digo y comienzo a caminar hacia su despacho.

Al llegar abro la puerta y veo en el escritorio un montón de papeles. Me acerco al escritorio y veo un libro, lo tomo y veo lo que contiene adentro.

– Es su bitácora – susurro.

Hay un montón de cosas apuntadas en ella, con fechas y horas diferentes, la última vez que escribió en ella fue hoy a las cuatro y media de la mañana. Dejo el libro donde estaba y me siento en la silla, abro una de las tantas gavetas del escritorio y me encuentro con más papeles, pero por lo que puedo ver estos ya están revisados, cierro la gaveta y me levanto.

– ¿Cómo es que tiene tanto trabajo?

– Porque se encarga de millones de personas ella sola – dice Edwin en la puerta – Los jefes han intentado ayudarle, pero ella se rehúsa, dice que no es nada, pero eso no es cierto. Yo que la conozco poco puedo ver como se sofoca, no quiero ni imaginarme lo que es ser el rey o reina – hace una pausa – Es por eso que soy algo así como su asistente, yo mismo me ofrecí a ayudarle y aunque no hago mucho le quito un poco de peso sobre sus hombros.

– Y yo nunca me di cuenta – digo – Se veía tan feliz y no decía nada.

– No quiere preocuparte es todo – dice – Siempre me dice que no te diga nada para no preocuparte.

– ¿Cómo?

– Ya sabes, cosas como lo de los sabios y todo eso.

– Si, creo que tienes razón hay muchas cosas que quizás no sepa y jamás logre saberlo.

– La verdad siempre es revelada.

– Pero cuando se descubre se te es quitada – digo recordando todas las veces que Meredith me ha borrado la memoria.

La Elegida: Mi destino un camino inevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora