Sonreír porque si, porque quieres o te apetece, sin que nadie imponga su voluntad. Qué maravilla creer en alguien, en algo. Querernos a ambos libres y risueños. Subir escalones recostados en otras manos que no sueltan polvo ni agua. Entendernos mudos y atendernos ciegos, con barreras de pantallas disueltas en liquido y esquinas en bancos de parques sin hojas escritas. Llamarnos sin un móvil aparente y contarnos fidelidad eterna. El duelo disfrazado de simpleza y el amor de lealtad. Capturas de memorias llenas de instantáneas panorámicas que no olvidan cada uno de los días que pasó y que da paso a los que vendrán. Aspirarte fuerte, hueles a posteridad. Bálsamo que disipa cicatrices, las oculta y catapulta al fondo de mi cerebro, eso eres.
