Capítulo 4

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Los domingos acostumbraban a desayunar en el jardín, si el clima lo permitía. No era una de las actividades favoritas de Damian pero a su padre parecía gustarle. La conversación era como un resumen de lo que habían hecho en la semana o más bien un desfile de mentiras, una tras otra, porque sus hermanos ocultaban muchas cosas.

Esa mañana Dick también había asistido al desayuno tradicional y Alfred, para celebrarlo, preparó los huevos con salsa holandesa que tanto le gustaban.

Sin embargo, el ambiente estaba tan tenso que se podía cortar con un cuchillo. Jason y Tim tenían una semana sin dirigirse la palabra entre ellos y apenas se la dirigían a alguien más.

Damian había tratado de averiguar, había montado una especie de cuartel de investigación en uno de los áticos de la mansión. Para él era un asunto serio, pero su amigo Jon iba ahí sólo para jugar, no le daba la importancia necesaria a la misión.

Decía hacerlo porque quería que recibieran un castigo por sus crímenes y por haberlo exlcluido de sus asuntos pero, en su interior, la única razón era que no quería ver cómo su familia se desmoronaba, no otra vez.

☆☆☆

Damian había pasado la tarde en casa de Jon Kent. Habían comido chucherías y jugado videojuegos hasta el cansancio, pero lo que el pequeño mestizo de verdad quería era espiar un poco entre las cosas de Conner, esperando averiguar algo. Por suerte para él, el mayor de los hermanos Kent era un adolescente, por lo que siempre que podía estaba fuera de casa y ese domingo no era la excepción.

—¿No prefieres hacer unas atrapadas Dami? - Jon lo veía mientras lanzaba y atrapaba un balón de fútbol, una y otra vez.

—¿Quieres resolver el misterio o no, Jonathan? - Damian siguió registrando en los cajones. Se puso guantes de latex para ocultar sus huellas, porque así lo había visto en un programa de televisión. También regresaba cuidadosamente a su lugar las cosas que tomaba, así nadie sospecharía. La tarea era complicada, la habitación de Conner era desordenada, llena de cosas sin sentido. Libros por todos lados, videojuegos, CDs, revistas. A Damian le pareció absurdo que tuviera esas cosas en pleno siglo del internet, parecía un hombre viejo.

—Ya te dije que Kon no oculta nada.

El balón le cayó en la cara.

—Esto no es un juego, ¿quieres ser investigador o no? - El pequeño Kent asintió con la cabeza mientras se sobaba la nariz con una mano.—Entonces revisa los cajones de allí, no quiero tocar la ropa interior de tu hermano.

Jon hizo muecas pero no le quedó opción. Eso de investigar había dejado de ser un juego hace mucho, Damian se lo estaba tomando muy en serio. Ya no era tan divertido, no estaba seguro de si quería entrometerse a ese grado en la vida de su hermano.

Revisó las cajoneras, aunque sin el mismo cuidado de su amigo. Aunque después comenzó a hacerlo debidamente, pensando en cómo se pondría su hermano cuando se diera cuenta que estuvieron hurgando en sus cosas.

—Dami, creo que encontré algo.- El menor sacó de entre un par de boxers un pequeño sobre, Damian se acercó de inmediato, intrigado y a la vez molesto de que Jon hubiera encontrado algo antes que él y con tan sólo cinco minutos buscando.

—¿Qué tiene adentro? Ábrelo.

Jon no se sintió muy cómodo haciendo eso pero sabía que, si no lo hacía él mismo, Damian iba a terminar arrancándoselo de las manos. Prefería ser él quien develara los secretos más ocultos de su adorado hermano mayor.

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