CAPÍTULO 6

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Cap. 6

Sparkle, después de enviar el mensaje; había pasado un día totalmente asfixiante; había empezado a odiar las montañas rusas, después de la tercera vez que subió a una de ellas; pero ahora, ese día, se sentía como si estuviese en una de esas endiabladas maquinas. Iba de una cosa a la otra; por momentos se sentía segura de no querer ver más a Mario y luego se decía que no podía hacer eso.

A la noche se decidió por ir a la cita con Mario con un atuendo que sabía que Mario odiaría; se puso unos vaqueros desgastados y una gran camiseta de fondo blanco con muchas manchas de colores; se hizo dos rodetes en el cabello y ató cintas de diversos y brillantes colores.

Se puso más maquillaje del que normalmente usaba; en los labios se puso un degradado de diversos colores y luego de eso, sí se puso en camino.

Llegó antes como era su intención, eligió una esa en un rincón, pidió una botella de agua y se dedicó a esperar, mientras hacía un dibujo en una servilleta.

Supo en cuanto Mario entró en el restaurante, sin necesidad de levantar la vista; pero en cuanto lo hizo, de manera disimulada, supo y sintió una gran decepción, al verle en compañía de otro hombre, pensaba que estarían solos. Cuando estuvieron cerca, ella no vio razón para levantar el rostro.

- Sparkle – teniendo en cuenta el mensaje recibido esa mañana de parte de ella, Mario se dijo que no podía ser muy amable

- Gilmore... - ella respondió de la misma y escueta manera; además porque quería que él supiera, que lo del mensaje era en serio

- él es mi socio, Matt Butler – presentó Mario a su compañero; la chica ni siquiera levantó la cabeza, solo dijo

- qué tal Butler – Matt quiso reír, pero se abstuvo de hacerlo – llegas tarde Gilmore; no me gusta esperar

- no fue tanto en realidad; he tenido que esperarte por más tiempo

- ese no es mi problema – solo entonces ella decidió dejar de trabajar en la servilleta y levantar el rostro; lo vio fijamente a los ojos y con gesto marcadamente ofensivo, sacó una goma de mascar de su boca y la pegó a un lado sobre la mesa. Mario sabía que ella era de toscos modales, pero sentía que ese día, ella se esforzaba por ser un completo desastre – tendré tus diseños en dos días – agregó ella con total indiferencia

- dijiste que para hoy estarían listos; es más, creí que esta reunión era precisamente para recibirlos de tu mano; sabes que son los últimos diseños que te pediré; pero de verdad los necesito

- ese es el problema; si no los necesitaras tanto, ya los tendrías – le entregó la servilleta en la que había estado garabateando – ten, es para ti; espero que te guste; llámame el sábado como a las ocho – se volvió hacia el supuesto socio de Mario y con mirada de fastidio, dijo – hueles a hombre de familia; por suerte, no tengo que tener tratos contigo – y levantándose de su lugar, hizo algo que casi logra que Mario pierda la razón por completo; se paró sobre el sillón y luego lo hizo sobre la mesa pasando luego sobre ella, para irse – paga mi cuenta Gilmore

- ¡maldita seas mil veces...! ¡Sparkle! – gritó Mario reaccionando después de un par de segundos; se paró con rapidez y corrió tras ella, logrando darle alcance en el estacionamiento; la tomó por un brazo y le hizo volverse - ¡¿Qué demonios ocurre contigo?! ¿Qué juego estás jugando ahora y porque sigues arrastrándome a ellos?

- ¿Por qué dejas que te arrastre? – le dijo ella despectiva – eres tú el que me busca, dices que me necesitas por los dichosos diseños; pues bien, ya te tocó soportarme

- no lo creo; no te molestes por los diseños, ya no los necesito – pero cuando debió soltarla y dejar que marchara, la atrajo a sus brazos y la besó entre rabioso y hambriento, odiando todo lo que esa chiquilla alocada le hacía sentir

SPARKLE... COLOR DE MI VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora