CAPÍTULO 8

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Como siempre, lamento la demora; esperen el siguiente para el lunes, aunque me esforzaré por actualizar antes... 

besos y abrazos gigantes; les quiero ;) 

Cap. 8

Sparkle fue hacia una tienda y compró algunas botellas y latas de cerveza y se llevó todo a su pequeño piso; eso día estaba todo arruinado por completo, o eso creía ella.

Llevaba ya cerca de dos horas bebiendo, cuando finalmente tomó la decisión, después de mucho pensarlo, de llamar a Mario; y lo hizo porque sentía que lo necesitaba y algo le decía que el acudiría si ella se lo pedía.

- hola Sparkle – Mario respondió a la primera timbrada; Matt Butler le tenía al tanto del plan para mostrarle a la chica, las cosas buenas de una familia

- Mario; siento llamarte después de lo que te dije ¿podrías venir a mi casa?

- ¿ocurre algo? – había percibido en la voz de ella, cierto grado de desolación

- no lo sé; si no puedes venir, solo dilo

- estaré ahí contigo, en lo que me tome llegar – ella cortó sin darle tiempo a decir nada más. Mario tomó sus llaves y salió de su casa, casi que a la carrera

- hola Gilmore – y fue entonces que el muchacho se percató de que ella estaba ebria

- hola linda ¿estás bien?

- ¿Qué te hace pensar que no lo estoy? – dijo ella intentando no verle; sabía que si lo hacía, él descubriría lo mucho que lo necesitaba a su lado, a pesar de lo que le había dicho

- tal vez la cantidad de botellas vacías a tu lado; si no quieres, no me cuentes; pero entonces, ¿dime que hago aquí? – ella levantó la vista y Mario sintió que su corazón se encogía dentro de su pecho; lucía tan desolada y él sin poderle decir cuanto la amaba – Sparkle – se sentía tan impotente

- no me gusta hablar de mis sentimientos con nadie; pero hoy me sucedió algo que no creí que me pudiera ocurrir a mí; necesito hablar con alguien y no se me ha ocurrido nadie mejor que tú para hacerlo ¿quieres hablar conmigo? – Mario se acercó a paso seguro y tomándola de las manos, la instó a levantarse, entonces él se sentó y la acomodó a ella en su regazo

- ahora sí, podemos hablar; te escucharé con gusto

Ella se le quedó viendo con una media sonrisa, pero luego de algunos segundos, llevó su mirada a la boca de él y entreabrió los labios; Mario se rindió de inmediato, de todas maneras, eso era lo que se moría por hacer; la besó entre cauto y ansioso, pero ante la inmediata y sedienta respuesta de ella, profundizó en el beso, agregándole algunas caricias, que la joven recibió complacida.

Sparkle tenía la mente dispersa a causa del licor ingerido, pero los besos y las caricias de Mario era algo que le agradaba y disfrutaba, con o sin licor en la sangre; sin embargo luego de algunos minutos de disfrutar de las atenciones del guapo empresario, decidió con cuidado ponerle fin, ella necesitaba de verdad, hablar en ese momento.

-Mario... - susurró logrando controlarse – me encanta que estés aquí; pero necesito poder hablar

- lo sé; lo siento, no debí dejarme llevar – y agregó algo que esperaba que ella no recordara cuando estuviera sobria – me gustas tanto, linda; pero tienes razón, estoy aquí para escucharte

- te conté algunas cosas sobre mi vida y el porque tengo ideas firmes, contrarias a la familia; nunca la tuve, nunca la necesité – dijo apretando los dientes – y nunca la anhelé... - en esa última frase, tuvo algo de duda – hoy conocí una familia; pequeña, una joven mujer, me ha de llevar muy pocos años; traía consigo un pequeño adorable – una sonrisa se reveló en sus ojos – es la cosa más dulce que he tenido entre mis brazos

SPARKLE... COLOR DE MI VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora