0002: la minivan

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Taehyung estaba acostumbrado a tener cientos de pinturas escalando por sus paredes. Su madre llegó a pensar que si estaba mucho tiempo en su habitación le dolerían los ojos por los colores que la revestían de arriba abajo y de un costado al otro.

Taehyung se autoproclamó artista a la corta edad de seis años, entró en su primera crisis a los ocho (Luego de que un niño muy malo rompió todos sus dibujos en el parque con la excusa de que "eran horribles") y volvió a la marcha a los diez recién cumplidos. Desde hacía nueve años (con algunas excepciones que todavía no va al caso recordar) no dejaba de bocetear, colorear y sobre todo, de pintar. A los trece descubrió que su punto fuerte era hacer mariposas, las hacía de todos colores y tamaños y conocía todas las especies. Eso ocurrió con ayuda de Jimin, si hay que sincerarse, ya que su mejor amigo llegó una tarde de otoño con una gran enciclopedia que hablaba única y exclusivamente de mariposas.

Su cuarto, por lo tanto, estaba repleto de mariposas. Pero también amaba hacer diferentes tipos de flores (gardenias, lilas, nenúfares nocturnas...) y, por eso, podría decirse que todo su ambiente estaba tocado con la luz del más radiante Sol, de armonía y calidez.

Su día a día era tranquilo, hasta que sonaban los golpes de su madre sobre la puerta diciendo "¡Voy a trabajar, limpiá la sala!" O a veces era el baño o la cocina, y entonces él tenía que ponerse sus aparatos de ortodoncia, mover su lengua para saber si sentía que estaba vivo, hacer que los huesos de sus dedos suenen y de paso corroborar que aún le funcionaba el cerebro. Si todo estaba en orden, se levantaba de su escritorio.

Pero esa mañana fue diferente. Su madre no dijo que iba al trabajo (era sábado) y en vez de decirle que limpie alguna parte de su casa, sólo rió y exclamó "¡Jimin te espera abajo!".

Taehyung se puso sus zapatos de andar en casa; luego una bermuda beige y una remera azul con manchas de pintura de miles de colores que usaba especificamente cuando quería remodelar el cuarto. Estaba demasiado dormido como para peinarse y hacerse una o dos colitas entre la maraña anaranjada, por lo que tomó una vincha y la colocó en su frente.

Jimin estaba saltando sobre su lugar cuando lo vio, se lo veía muchísimo más despierto y con toda la ropa desacomodada. Sus lentes cayeron por el puente de su nariz cuando tomó el picaporte de la puerta que daba a la calle.

—¡Tae, Dios, no vas a creer lo que hizo Seokjin!

—Podría creer lo que sea. —Respondió el joven mientras bajaba a paso lento por las escaleras. Se escuchó la risa de su madre y Jimin saltó más fuerte mientras empujaba la puerta.

—¡Vamos, Vamos! —Exclamó el rubio y tomó la mano de Taehyung cuando por fin estuvo cerca suyo. Se escuchó la voz de Eun Kyung "¡Crucen con cuidado!" Y luego se mojaron con los aspersores (Taehyung pensó que no era sano para el cesped que lo regaran cerca del mediodía.)

Cuando estuvo frente a la casa de Seokjin no pudo evitar abrir la quijada hasta que casi pegó contra el suelo. Jimin le cerró la boca empujando su mentón hacia arriba mientras reía bastante fuerte. Allí había una minivan Volkswagen bastante arruinada y sucia y... No podía ser cierto. Seokjin la estaba lavando a baldazos fríos, descalzo y sin remera, solo luciendo un par de bermudas negras mientras una sonrisa radiante se pintaba en su rostro. En la entrada de la casa, la señora Min se abanicaba mirando el vehículo y a su nieto en intervalos de segundos sin poder creer aún lo que estaba presenciando. (Aunque fue realmente la primera en enterarse)

—¡Hyung! —Dijo Taehyung sin poder creerlo, sólo fue capaz de procesar la visión de una minivan; de colores sucios y despintada, con algunos baches por acá y por allá... Y le faltaba un vidrio. Pero su vecino/amigo/Hyung se veía muy feliz, mucho más cuando volteó su rostro y vio ambos chicos a unos metros de su desastre de agua y jabón.

la minivan de Seokjin ☆ taekook/kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora