es difícil

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las personas ya no me hacen sentir bien.
es decir, el miedo que me genera relacionarme con ellas es la barrera que impide un total bienestar, gozo. quizás por un lado es la constante inestabilidad de la diversidad de los seres humanos; demasiado amplios, mundos muy complejos para una mente tan calculadora como la que maneja cada aspecto de mi. y resulta siendo duro, porque al fin y al cabo ese lado sentimental que me pica el equilibrio me ruega amar, querer establecer esos lazos con alguien más. es loco, porque quiero, en el fondo quiero, pero en realidad no quiero, me aterra.
empuja como la comida que tragamos por obligación o la necesidad de acordarnos de eso que olvidamos, se siente como un anhelo que me abrasa las entrañas, pero cuando mi cerebro lo procesa lo cancela y lo esfuma o directamente lo bloquea, y es una batalla, una batalla constante.
porque ninguno de los dos lados es completamente bueno, son tan opuestos que uno siempre se mantiene disconforme y me lo hace saber (y por alguna extraña razón, termina dando en lo cierto)
entonces es cuando me cuestiono ¿qué tengo que hacer?
¿dejar correr ese caudal de emociones que me hacen vibrar como nada más?
¿o aferrarme a la seguridad de lo que sé que me puede resultar mejor?
es una incertidumbre inmanejable que no tengo idea de cómo acarrear.
¿y si dejo de pensar o sentir?
al fin y al cabo siempre me ruegan volver a salir.

es difícil.

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