silencios

hay amores

hay amores, hay amores.
y algunas canciones aún susurran sus nombres, porque los vínculos viven a través de las emociones.
pues sería fácil recoger todo lo que late en nuestro cuerpo y arrojarlo por ahí, en la infinidad de asuntos dejados atrás: sin embargo, cuando se trata de esas personas, se vuelve más complejo ya que no están sólo en el palpitar sino también en miles de aspectos más.
esos amores habitan en los sabores de las más dulces caricias acompañadas de nuestra bebida favorita, como también descansan en nuestros lugares más seguros. se reflejan en nuestras bandas preferidas y en las palabras de las historias que más disfrutamos. se deslizan entre las sábanas de nuestras camas y en los abrigos que pusimos sobre sus hombros, como por igual reposan sobre nuestros dedos y se mueven entre nuestros labios.
ellos, tan intrusos, se apropiaron de esos rincones que alguna vez consideramos íntimos y los volvieron un sitio de reencuentro; quizás de dolor, a veces alegría y otras compasión. y nosotros, tan sigilosos, regresamos para sentirlos una vez más. porque se apoderaron tanto de ciertos hilos de nuestro tejido que nos resulta imposible no necesitarlos un poco más.
y verdaderamente, querer ahuyentarlos parece en vano y en cierto punto lo es, porque a las puertas de nuestro transitar las abrimos nosotros y es nuestro deber aprender a crecer con esos amores inmersos en él.