—Dame amor como nunca antes, porque últimamente he estado anhelando más—
Ese día era su aniversario, ese día que ambos hombres nunca olvidaban. Un día tan único en el cual ellos podían ser uno solo. La noche en la que Yoongi se despediria de Hoseok de una sola vez.
—Cumpliré solo uno de tus caprichos, luego de ello debes firmar el divorcio... ¿Ok? —Dijo el de piel pálida decidido, no podía continuar de esa manera. Estaba siendo doloroso.
—¿Puedo pedir dos cosas...? —Dijo mientras miraba el suelo con desdén y sus manos se presionaban entre sí con fuerza.
—Esta bien, ¿Qué es lo primero?
—Quiero que me hagas el amor.
Y el mundo de Yoongi se detuvo... ¿Hace cuanto no había tocado de esa forma a su esposo?...
El roce entre ambos cuerpo empezaba a aumentar la temperatura, las manos del pálido empezaban a inmiscuirse de forma traviesa dentro de la camisa de su esposo, sus dedos acariciaron cada pedazo de ese hermoso cuerpo.
Hoseok era realmente hermoso.
El beso que compartían habia descendido hacia el cuello del menor, las manos del de cabellera roja acariciaron la ancha espalda de el de cabellera negra, retiro la camisa de su esposo y con prisa buscó sus pantalones. —Que apresurado... ~—Susurro de manera ronca el dueño de ojos gatunos. Hoseok se estremeció bajo su dulce voz.
Se escuchaba tan lleno de amor.
El roce de sus miembros había provocado que los pequeños labios de Hoseok soltaron varios jadeos y gemidos, sus manos acariciaba la extensa longitud de su marido provocando que este soltara gemidos roncos, el ambiente más que carnal era tan dulce y romántico, la forma en la que acariciaban sus cuerpos y la lentitud con la que retiraban sus prendas. La ternura con la que admiraban sus cuerpos... Ellos se habían extrañado tanto.
El pálido subió su mano derecha a la altura del rostro de su amado y le ofreció tres dedos, dedos que el menor lamio sin ningún inconveniente.
Estaban tan cerca de tocar el cielo.
El sonido de sus pieles chocando y sus respiraciones erráticas estaban volviendo tan íntimo eh incitante el ambiente, los gemidos de placer que escapaban de sus labios eran casi irreconocibles. Hoseok se sentia tan llegó y completo.
—Te amo... —Grito al sentir como finalmente llegaba al cielo, sintiendo como su amado lo llenaba por completo, con pereza cerro sus ojos empezando a dejarse ir... Pero antes de caer logró escuchar un alentador, "Yo también"