La más grande del mundo

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Me despertó lo que yo pensaba que era una mosca asquerosamente pesada que recorría mi cara, mis hombros y parte de mi cuerpo desnudo. Comencé a mover mis manos pero aquélla supuesta mosca no se espantaba y solo bastó la risa traviesa de Malú para darme cuenta de que no había ninguna mosca y que eran sus dulces y suabes dedos los que recorrían todo mi ser y me producían ese cosquilleo.

- Por dios, hay que ver lo pesada que eres, ofú. - dije aún con los ojos cerrados y con su cara a centímetros de la mía.

- Lo que hay que ver es como se te ha pegado mi acento - espetó con una sonrisa triunfal.

- Llevo cuatro años aguantandote y media vida escuchándote, no he podido evitarlo, aún que también te digo que a mi el pijo no me lo quita nadie. - y sonrió en mi boca, cosa que me volvía loca, en realidad todo lo que hacía me volvía loca.

- Y yo no quiero que se te vaya, a demás cuando lo dices me recuerdas a tu abuela. Y media vida, tampoco eh, no te pases bonita que solo te saco tres años. Por cierto llevas un día aquí y todavía no has ido a verles, piensas ir hoy - Preguntó algo nerviosa y me dí cuenta al instante, la conocía muy bien tanto como ella a mí.

- Pues no se si iré esta mañana, ¿por qué? - Pregunté sólo para ver su reacción.

- Por nada sólo para saberlo - Contestó intentando ocultar su nerviosismo - es que a mí también me apetece verles y te quiero acompañar, solo es eso -y yo no me quedé muy convencía sabia que me ocultaba algo pero decidí que sería mejor dejarlo estar. - Oye Cris yo no tengo concierto hasta dentro de tres días y tenía pensado ir a casa, pero ahora que estas aquí ya no es necesario, podíamos dejar lo de tú familia para mañana y así vamos más tranquilas.

-Por mí perfecto, pero di la verdad. - Su cara cambio al escuchar verdad y a mi se me escaparía la risa de un instante a otro. - dí que te mueres de ganas de montar a "Silver" - y estalló en carcajadas.

- Mierda me has pillado. - y se lanzó a mi boca, dándome los "buenos días" de la mejor manera posible y como mejor sabíamos.
Silver, era un caballo blanco, Puera Raza Español, que le regalé a mi hermana Adriana hace unos 3 años, puesto que mi segundo disco iba viento en popa y que ella ese año se lo había currado demasiado y se lo merecía. A Adri siempre le han apasionado los caballos y se le da muy bien montar, se iba de voluntaria a una hípica que había cerca de casa simplemente para poder estar cerca de ellos,  y se merecia ese regalo, y yo me podía permitir el lujo de darle ese capricho. Adri y Malú se llevan genial por muchísimas cosas pero creo que una de las más importantes es su admiración mutua hacía los caballos. 

El golpear de unos nudillos contra la puerta de nuestra habitación, hizo que tuviésemos que separar nuestros labios, Malú con gesto de cabreada por la interrupción, se puso lo primero que pilló y se dirigió a abrir la puerta, yo la imite y me puse algo de ropa que se encontraba dispersa por el suelo al rededor de la cama. Y como un acto reflejo me escondí en el aseo, no sabía quien podria ser y tampoco era plan que me pillasen semidesnuda en la cama de Malú.

-Buenos días, hermanita se puede saber por qué no has bajado a desayunar - a mi solo me bastó el "buenos días" para saber que era José y salí al instante del aseo.

- Buenos días cuñadito, miralo si trae el desayuno - he inmediatamente cogí la bandeja que traía, la deposite en una pequeña mesa y me senté a desayunar.  A José no le había dado tiempo a reaccionar ní asimilar mi presencia allí,  estaba parado frente a mi, el pobre no me esperaba.

- Enortaó tu has desayunado ya - le preguntó Malú dándole un golpe en el hombro.

- Emm sí, yo he desayunado con los chicos abajo, y que hace aquí mi cuñada a pasado algo - le preguntó José esto último casi en un susurro a Malú, ella iba a contestarle pero me adelanté.

Con mis manos curo tus heridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora