Uno más

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Dormir entre algodones, eso es lo que hacía yo desde que estaba con Malú. Despertarse con ella prácticamente encima de tu espalda, destapandote casi por completo y con su cabeza en tú omóplato era y es una gozada.

Para cualquier otra persona sería una gran incomodidad, pero para mí era un gustazo, es incluso más placentero que degustar esa deliciosa tarta de chocolate con galletas que hace mi abuela. Me encanta todo de ella; Cómo me abraza con su pierna izquierda envolviendo por completo todo mi cuerpo, y cómo cae su pelo despreocupado por mi espalda desnuda, cómo cuenta los lunares de mi costado y parte de mi espalda dibujando formas sin sentido aparente antes de quedarse dormida. Todo lo hace jodidamemte perfecto y con una adorabilidad extrema.

-Buenos días, mi amor. - Y se confirma una vez más ese placer del que os hablaba antes, el deleite que produce en mis oidos esa voz ronca de dormida, es indescriptible, sus "buenos días" iban acompañados de suabes caricias por mi cuello y hombros, que me transportaban al mismísimo paraíso. - Va, tonti no te hagas la dormida, que se perfectamente que estás despierta desde hace un buen rato.- Y me delató una risita que se escapó entre mis labios.

-¡Buenos días, princesa! Es qué estoy en la gloria así, te propongo un plan al que no te podrás negar, ¿Por qué no nos tiramos todo el día así, juntitas en la cama?- Mientras le iba contando mi genial idea de no separarme de ella en todo el día, giraba mi cuerpo para ver ese brillo tan especial que desprendían sus ojos, con la tenue luz que entraba por la ventana.

- Nada me apetecería más que no levantarme de está cama en todo el día,  y quedarme pegaita a ti, pero tu cuñado nos espera para comer.

-Es verdad con lo pesado que se puso ayer. Oye cari ¿de qué se tratarán esas "buenas noticias"?

-No tengo ni la más remota idea, viviendo de mi hermano me espero cualquier cosa.

Ya en el coche, dirección a la casa de mi cuñado agradecí a todos los astros que viviese en Las Rozas por que no me apetecía nada pillar un atasco de esos monumentales que debería de haber en todas las entradas de Madrid, el día amaneció con un sol radiante pero antes de salir de casa éste fué tapado por unos grandes nubarrones, el frío ya se estaba apoderando de Madrid y ya se notaba que era principios de Noviembre, éste mes se presentaba muy movidito para ambas, yo sacaba a la venta mi próximo disco a últimos de ésta semana y Malú cerraba su gran gira a finales de mes. Lo único que nos quedaba era aprovechar al máximo los días que podíamos pasar juntas.

-Vamos en mi coche, que es más seguro.- sentenció Malú mientras se introducía en éste a la velocidad de la luz para mojarse lo menos posible.

-¡Tendrás tu algún problema con la seguridad de mi mini! - Recriminé mientras me sentaba de copiloto en su audi.

-Cariño, yo no tengo la culpa de que tengas el coche de los playmobil. - Dijo con toda la guasa del mundo.

-Oye mi coche es una cucada.

-Una cucada como tú. -Malú aprovechó un semáforo en rojo para sentenciar el pique con un beso.

En menos de diez minutos ya estábamos frente a la casa de José, Malú aparco su coche. Justo delante había un coche que me resultó muy familiar.

-Pare que no somos las únicas invitadas.- Comenté a Malú tras conocer de quién era ese coche.

-¿Por? - Preguntó echando el freno de mano.

-¿Ese no es el coche de tu padre? 

Y no, no éramos las únicas invitadas, José y Paula nos recibieron con un cálido abrazo, la casa de mi cuñado y su chica había sido modificada para la ocasión,  los sofás del salón estaban apartados hacía un lado y una larga mesa rodeada de sillas ocupaba el centro de éste. En el fondo de el salón pude distinguir a mi suegro junto a Marina su actual mujer, y al pequeño Pepe jugando con su sobrina Nuria, la hija de mi cuñado Mario, que apareció desde la cocina con dos copas de vino entre las manos y nos las ofreció a Malú y a mí aconpañadas de dos sonoros besos. Mila su mujer tardó poco en unirse. Mientras que los besos volaban por ese pequeño salón, llamaron al timbre, Paula se adelantó a José y abrió como sabiendo a la perfección quien se encontraba detrás de la puerta, mi suegra apareció detrás del umbral con su característica sonrisa. Ya estábamos todos en nuestros respectivos sitios y disfrutando de una agradable comida familiar.

-Bueno pareja ya estamos todos, ¿nos vais a decir a que se debe esta improvisada comida? - preguntó Mario.

-Bueno hermanito, puesto que es la quinta vez que lo preguntas, eres muy pesao eh, como se nota que eres abogado.- todos nos echamos a reir. José se levantó de su asiento y garraspeo para aclararse la voz. -Bueno, somos una familia un poco rara. -Dijo esto barriendo la mesa con la mirada, y tenía razón. Mario es hijo de Pepe y de Carmen su primera mujer, José y Malú son hijos de Pepi y Pepe el "enano" es de Pepe y Marina su actual pareja. En verdad es una familia un poco atópica. - Seamos raros o no, lo que sí somos es  una familia unida. - Todos sonreímos ante esa conclusión. - Y me siento muy orgulloso de vosotros. - En pocas ocasiones había visto a José tan serio y tan emocionado. - Y Paula y yo os queremos decir que. - Se levantó su chica y le apretó firmemente la mano. Todos estábamos ansiosos por conocer la noticia. - Estamos esperando un bebé.

-¡Otro de Lucía! - Dijo emocionado Pepe abrazado a su hijo. Pepi se levantó de su asiento y se unió al abrazo. Malú me regaló una sonrisa cómplice y me abrazó.  

La nueva noticia se celebraba entre cantes, acordes, bailes y copas de champán, a excepción de la nueva mamá, que no paraba de frotarse la barriga.

Me encantaba verla así, tan natural, bailando con su hermano pequeño y tocándole las palmas a su sobrinita, mientras cantaba, escuchar a Malú cantabdo flamenco, así de cerca en casa mientras José toca la guitarra y Pepi se pegaba unos zapateaos era algo sobrenatural, me sentía muy afortunada por estar con ella, pero también me sentía así por que me hubiesen aceptado como un miembro más de esa "rara" familia. Raros como decía José, pero muy auténticos y unidos, algo indispensable para ser una familia entrañable. Eran mi familia y desde el minuto uno me hicieron sentir en casa, estar con ellos era revivir esas comidas familiares de cada domingo en casa de mis abuelos, tenerlos tan lejos era muy difícil, pero si que era cierto que Malú y su familia, de la que ahora yo también formaba parte se encargaban de darme ese cariño que tanto anhelaba de los míos. 

Regresamos a casa, nos encontrábamos tiradas en el sofá con una película de fondo y sabía perfectamente lo que rondaba por la cabeza de mi chica, cuál sería el próximo regalo para su sobrinito, por que esa era otra, a Malú se le había empecinado que sería un niño y de ahí no la sacaba nadie.

Un WhatsApp de Ramón hizo que todo mi cuerpo se estremeciera "Eres número 1 en iTunes, y sólo has sacado el single. ¡Vas a arrasar murciana!" Las notificaciones en mi móvil estallaron, dejé el móvil encima de la mesa y me recosté en el sofá soltando todo el aire de mis pulmones,  Malú dejó su móvil en el brazo del sofá y se sentó de un salto en mis piernas. 

- ¡Enhorabuena amor! lo vas a petar. La que estás liando en Twitter, todos se han comprado tu single. - Se le veía muy intusiasmada y no paraba de besarme toda la cara mientras creaba un bailecito en mis rodillas.  

- Buff estoy deseando estrenarlo. - Me moría de ganas de que todo el mundo pudiese escuchar mis temas y disfrutar de uno disco que presentía que iba a ser un disco inmprecindime a lo largo de mi carrera.

-¿Sacarás un hueco para venir al palacio el 22? - Me preguntó poniendo ojitos.

- umm no sé no se convencerme - Y me beso perdiéndose por completo en mi boca, mejor dicho prediendoneos por que es lo único que puedes hacer ante sus besos. Y me convenció durante toda la noche, un que en realidad yo tenía clara mi respuesta desde el principio, por nada del mundo me perdería ese concierto

Familia aquí tenéis un nuevo capítulo,  espero que os haya gustado y una vez más pediros perdon por la tardanza!  un besazo! 

Con mis manos curo tus heridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora