Los espacios del universo

Capítulo 12: Hambre de poder

José:

Estábamos en plena evacuación y un grupo de soldados cayó, el comandante y yo regresamos a ayudar. Nos deshicimos de los reitec que los estaban siguiendo, pero al momento de subir un disparo me dio en el brazo izquierdo.

Comandante:SEÑOR!

Eso distrajo al comandante y lo siguiente fue un disparo que le dieron en la cabeza.

José:Subanos ya!

Al subir revisé al comandante, pero el ya no estaba con nosotros.

Jorge:Señor?

José:Si, ya pasó.

Recoste el cuerpo del comandante y lo dejé descansar en paz.

José:Requiescat in pace.

Emiliano:Señor, su brazo.......

José:Esto? No es nada, he sufrido peores.

Dicho éso me dirigí a la enfermería y empecé a suturar mi brazo herido, Stella entró en plena operación.

Stella:José estás?........

No pasó ni medio segundo desde que entró y se que viendo mi brazo herido. Entonces se lanzó sobre mi.

Stella:Estas bien? Te duele? Es peligroso?.........

José:Stella calmate. Estoy bien, sólo es una herida.

Stella:Déjame ayudarte con éso. Mis poderes te pueden curar más rápido.

José:Estoy bien sólo.

Stella:Aún no confías en mí?

José:No.

Stella:Pero estoy aquí, reuní una buena parte del ejército, los salvamos de morir ahí.

José:Y no se te ocurrió que con ésos mismos poderes te pudiste teletransportar aquí en un segundo en vez de tardar 3 días? Muchos buenos soldados murieron en ése tiempo.

Stella quedó atónita. Termine la sutura.

José:Voy a preparar la despedida de un verdadero camarada.

Salí de la enfermería para despedir al comandante.

Stella:

José se fue. Cómo es que no me di cuenta antes? Pude haber aparecido al instante y destruido a los reitec de una vez. Pero en vez de éso tardé 3 días en donde muchos sóldados murieron de agonía. A esté pasó nunca lograré que José me amé otra vez.

José:

Estamos preparando el cuerpo del comandante para cuando lleguemos a la base, era un gran hombre.

Natalia:Señor?

José:Si?

Natalia:No se siente mal de el destino que tuvo el comandante?

José:No.

Emiliano:No?

José:Cuando llevan tanto en éste trabajo cómo yo se acostumbran a escuchar que todos los seres que conocen están muertos.

Estan por enterrar al comandante me acerqué a su ataúd.

José:No sé preocupe comandante, ya ha hecho su parte. Terminaré esto en su nombre.

Enterraron al comandante, de hecho, me dijeron que lo hiciera y me dieron una pala. Después de su entierro decidí ir con él general para saber por qué no nos envió tropas. Al entrar no pude evitar notar algunos libros muy peculiares.