CAPÍTULO 9: CONTACTO

56 14 7
                                    

—¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Respondan, por favor —escuché una voz femenina que hablaba por el intercomunicador. Mi equipo y yo seguíamos descansando en el jardín de infancia.

—No sé por qué insistes, Abril —dijo otra voz por el intercomunicador, esta vez masculina— No van a enviar a nadie, estamos solos.

—No digas tonterías, no les interesa que caiga la ciudad. ¿Hola? ¿Hay alguien que reciba esto? —insistió la voz de la mujer.

—¿Hola? —respondí rápidamente— Aquí capitán Lion Murfi al habla. ¿Con quién estoy hablando?

—No me lo puedo creer —dijo la voz masculina—, han contestado.

—Shh, cállate. ¿Hola? Soy la doctora Abril y aquí conmigo está mi marido Takada. Estamos solos, atrapados en el... Un momento, ¿quién eres y que haces aquí? —preguntó Abril.

—Como ya le he dicho soy el capitán Lion Murfi, nos ha enviado el gobierno para resolver ciertos asuntos aquí en la ciudad —Contesté muy seriamente. Si ella no confiaba en mí, yo tampoco.

—¿Les ha enviado? ¿Sois un equipo de rescate? —preguntó Abril.

—Mas bien de contingencia diría yo —respondí.

—¿Eso significa que el gobierno recibió el mensaje que enviamos? —preguntó Abril.

—Bueno... eso dependerá de que mensaje enviaron —dije haciéndome el esquivo.

—Capitán... Murfi, ¿verdad? —dijo Abril—. Enviamos un mensaje con ciertas indicaciones de cómo proceder en el laboratorio central. No nos podemos fiar de todos, yo he cedido con lo del mensaje en el laboratorio ahora dígame usted cuales eran las indicaciones.

—En las instrucciones nos decían que metiéramos una serie de códigos en el terminal central para...— cedí, pero me interrumpió Abril.

—Para que la ciudad no se abriera. Muy bien de acuerdo le creo. Ha hablado en plural, ¿cuántos sois?

—Somos diez, bien equipados y preparados —respondí

—¿Solo diez? Debéis haber tenido bastantes bajas —dijo la doctora con una voz que denotaba decepción.

—No doctora, a decir verdad, no he sufrido ninguna baja en mi equipo. Solo nos enviaron a nosotros— respondí.

—Vaya... aun así es sorprendente que no haya muerto nadie. Hemos estado observando la ciudad por los monitores que hemos podido desbloquear y bueno.... esas cosas no son moco de pavo. Igual sí que sois útiles...—dijo Abril.

—Bueno, como parece ser que vosotros sabéis más que nosotros sobre las cosas esas, ¿qué tal si nos ponéis al día? —dije.

—Bueno... es que estamos hablando de información de alto secreto que....

—Mire doctora, mi equipo ha arriesgado su vida por llegar hasta aquí acudiendo a su mensaje de socorro. Si quiere que cumplamos la misión necesitamos saber a qué nos enfrentamos —respondí irritado.

—Bueno... no voy a decirle los detalles del como...—dijo Abril—. Pero... supongo que os merecéis algún tipo de explicación... De acuerdo, os contaré lo que podéis saber. Resulta que estábamos trabajando con una I.A para que nos ayudara a encontrar la mejor manera de recuperar el planeta.

—¿Una IA? —pregunté.

—Una inteligencia artificial —respondió la Tecnólog — Digamos que una maquina capaz de pensar por sí misma.

—Correcto, tienes una compañera muy inteligente. A lo que íbamos, una máquina es capaz de procesar mucha información a gran velocidad y hacer distintos patrones y predicciones con los algoritmos integrados, pero una maquina normal tiene sus límites al no pensar por sí misma, por eso trabajamos con una nueva máquina con I.A. En otras palabras, no solo era capaz de establecer patrones y cosas de esas, si no que era capaz de improvisar nuevas variantes y rutas que no se nos había ocurrido ponerle en las directrices. Y bueno... todo iba bien hasta...— Dejó en el aire Abril.

NANOZOMBISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora