El mundo en el que vivían podía ser muy cruel, todos los días veían gente morir, y todos los días se recordaban mutuamente el cómo fue su cruel despedida, solamente sumándola a los horribles momentos que vivieron en Sanguinem.
Fue tan duro para ambos, el hecho de que Yuu se hubiese sacrificado de esa manera por él dolía mucho, y a pesar de que gracias a ello, Mika seguía con vida, era demasiado horrible poder vivir culpándose de lo que pasó esa noche y como ese horrible vampiro, Guren, asesinaba cruelmente a todos y cada uno de los miembros de su familia.
Realmente lo que se le obligó a vivir, Mika sentía que le estaba quedando grande y que no podría continuar con todo, pues era demasiado el dolor, el sufrimiento y el daño que albergaba; de milagro Krul no se había apoderado de su corazón.
Pero lo que sucedió ese día, dios, jamás en la vida pudo esperarlo; ni siquiera recordaba qué estaba haciendo antes de correr directo hacia aquel vampiro que estaba por asesinar a Ferid, su mentor, al que le costaba admitir, quería bastante.
No recordaba bien, todo estaba borroso en su mente, lo único que tenía claro que sucedió ese día, fue que su escuadrón y él iban corriendo rápidamente al ver al teniente coronel Bathory tirado en el suelo y a punto de ser apuñalado por un vampiro.
—¡Chicos, rápido, tomen sus píldoras! —espetó Lacus sin dejar de correr.
Los miembros del escuadrón acataron la órden rápidamente, y fue entonces cuando aquel vampiro levantó su arma para lanzar una abanicada que se clavó en el pecho del teniente coronel.
—¡¿Qué demonios crees que estás haciendo?! —exclamó un muy enojado Mika avanzando velozmente.
—Uno tras otro vienen aquí, basura humana... —murmuró el vampiro dándose la vuelta.
Y en cuanto su pecho estuvo descubierto al humano, el vampiro recibió la estocada de la espada de Mika cerca de su corazón.
Sus rostros furiosos se transformaron de golpe al mirar los rostros contrarios, las facciones ajenas y los ojos del otro; no podían creerlo.
—Mika... —susurró Yuu aturdido.
Sus respiraciones se volvieron erráticas y sus cuerpos se quedaron paralizados en esa posición, como si un hechizo hubiese caido sobre ellos y no les permitiera dejar de mirarse sorprendidos, con miedo y agitados.
—¡¿Qué demonios estás haciendo, Mikaela?! —reclamó Ferid—. ¡Mátalo, ahora! —ordenó sosteniendo la hoja de la espada del vampiro en sus manos.
—¿Eh...? —articuló el rubio.
—¡Hazlo de una vez!
Asustado, el ojizafiro miró de nuevo al vampiro, percatándose que este tenía sus ojos fijos en él y respiraba tan, o más, agitado que él; Mika no podía moverse, estaba paralizado.
—¡Entonces...! —gruñó el peliplatinado jalando con su mano su espada y tratando de herir al vampiro.
El azabache esquivó de alguna manera el ataque dando un salto y varias vueltas en el aire, pero al estar tan herido, perdió el equilibrio y cayó.
Precavido y aún algo temeroso, Mika intentó acercarse al chupasangre, pero antes de hacerlo, el herido Ferid se le acercó y le dio un puñetazo.
—¡No me jodas! ¡¿por qué demonios no hiciste nada?! —le reclamó.
—¿Eh? Es que... Yo no... —intentó decir, pero sus palabras se quedaban atoradas en su garganta.
Ferid volvió a gritarle, y entonces su escuadrón llegó hasta él preguntándole qué ocurría; Lacus intentó auxiliar al peliplatinado, y Rene le cuestionó porqué no había activado la maldición.
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MikaYuu Week 2018
FanfictionPorque el amor de Mika y Yuu es tan fuerte que merece una semana completa a conmemorarlo. Gracias a mi esposa hermosa @RiverTheHell por la preciosa portada y por casi obligarme a hacer esto. Eviten los comentarios ofensivos. Disfruten.