Día 6: Pareja poderosa / Final feliz

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Esa fría noche, los niños del orfanato Hyakuya corrían de la manera más sigilosa posible para escapar; ya se habían dado cuenta de que algo no andaba bien cuando la cuidadora había caído desmayada en la cocina.

Todos estaban escondidos en un cuarto cuando de repente escucharon la puerta de la entrada ser destrozada y los pasos tranquilos de varias personas revisando el lugar; Mika y Yuu se miraron entre sí sin saber qué hacer.

Entonces, la única bebé de los huérfanos se despertó, y aunque Akane, quien la estaba cargando, intentó calmarla, no pudo; eso hizo que los pasos se dirigieran hacia ellos en menos de un minuto, pues habían descubierto fácilmente su ubicación.

La puerta fue pateada y destruida en sus ojos, y los chillidos de los niños no se hicieron esperar; sonriendo fingidamente, cerca de cinco hombres entraron al cuarto.

Al ver sus bocas, todos pudieron notar que no eran humanos; sus colmillos los delataban y sus ojos rojos como la sangre confirmaban ese hecho.

—M-Mika, ¿qué hacemos? —susurró asustado el azabache mientras apretaba la mano del aludido.

El rubio no respondió, él también estaba nervioso y la forma en que esos chupasangre se acercaban a ellos no le ayudaba a calmarse.

—¿Por qué lloran? Nosotros vinimos a ayudar —se rió uno de los vampiros; su voz era tenebrosa, cargada de burla y sorna.

De pronto, uno de ellos arrebató a la bebé de las manos de Akane y la cargó; la pequeña infante gritó y lloró aún más.

Y entonces, él le clavó los colmillos.

—¡Ume! —chillaron la castaña, el rubio y el azabache.

El vampiro absorbió toda su sangre y la pequeña bebé dejó de llorar en cuestión de segundos; posterior a ello, el ojirubí que le había quitado la vida la tiró al piso como si de una pieza de tela inservible se tratase.

Aquello solamente hizo que la furia de los huérfanos mayores estallara, era como si esos sucios hombre estuvieran burlándose de ellos y su vida, y eso no lo iban a tolerar.

De pronto, los vampiros pusieron caras de susto mientras los miraban; y lentamente empezaron a retroceder precavidos.

—¿Y-Yuu-nii...? —inquirió nerviosa una de las niñas.

—¿Mika-nii...? —preguntó Akane sin dejar de mirarlos a ambos con miedo.

Y entonces se dieron cuenta: ambos tenían alas, pero no eran iguales; Yuu tenía unas alas negras, justo como las de un murciélago y sus ojos estaban negros como la noche, pero en cambio, Mika tenía unas alas blancas, parecidas a las de una paloma y que se decía, tenían los ángeles, y sus ojos estaban tan azules como siempre, la diferencia estaba en que una aureola adornaba su cabeza.

Sin entender nada, los vampiros los atacaron, pero los dos defendieron a su familia y asesinaron a los chupasangre de alguna manera; parecía que ambos poseían un poder sobrenatural que acababan de descubrir.

Los chiquillos Hyakuya estaban asustados e incluso salieron corriendo al temer de ellos y pensar que eran monstruos que se habían apoderado de los cuerpos de sus hermanos; el rubio y el azabache trataron de seguirlos, pero no resultó bien, porque solo lograron que huyeran y que unos vampiros los descubrieran y los mataran cruelmente.

Solo estaban ellos dos contra el mundo, y sus alas aún no desaparecían; ellos también estaban asustados y no sabían qué hacer, tan solo eran unos pequeños niños humanos que de pronto habían sido convertidos en algo más de lo que no tenían ni idea.

—Mika, hay que escondernos —opinó Yuu mientras tomaba la mano del rubio.

—Busquemos un lugar seguro —concordó Mika intentando sonreírle a su mejor amigo.

Ciertamente, estuvieron corriendo un largo rato, pero a ciencia cierta, no sabían cuántos vampiros habían sido asesinados por ellos sin saber cómo; y ya habían perdido la cuenta de los cadáveres de la gente que habían visto.

Terminaron escondiéndose lejos, en una pequeña granja a las afueras de la ciudad, donde a duras penas si se oía el ruido causado por el alboroto que había; quizás por el momento les serviría.

[...]

—Mika, tenemos que buscar comida —se quejó un Yuu de, ahora, doce años—. No hemos comido en dos días.

—No es seguro salir, Yuu-chan —explicó—. Las últimas veces que hemos salido, los vampiros nos han atacado.

—¡Siempre lo hacen! —chilló.

Pero no es como cuando nos salieron esas alas —le recordó Mika, también de doce años—. No sé qué causó que las tuviéramos, pero ahora solamente somos humanos tratando de sobrevivir.

Inflando las mejillas, el ojiesmeralda asintió y se echó en el suelo; habían pasado tantos años así que ya estaba aburrido y quería explotar por la frustración de no poder salir, ¡es que ni siquiera podía buscar comida!

Salir era un problema enorme, pues solamente era una caza constante; como si los vampiros los quisieran capturar y no solamente beberse su sangre.

Ese día, ambos estaban hambrientos, pero al verse acorralados y sin salida, se quedaron dormidos en la entrada del granero en el que estaban viviendo.

Y cuando despertaron, vaya sorpresa, no estaban ahí, iban en un auto, estaban cubiertos por una manta y varias personas encapuchadas estaban llevándolos; al principio fue difícil reaccionar, pero al hacerlo, se dieron cuenta de que estaban encadenados.

Los adultos que estaban ahí se dieron cuenta de que habían despertado y les explicaron la situación para calmarlos.

—Somos humanos —espetó uno de ellos antes de que los dos niños hicieran una escena—. No vamos a hacerles daño y agradezcan que los salvamos —dijo—. Ustedes estaban a punto de ser comida para vampiros.

—¿Qué? —inquirió Mika.

—Unos vampiros iban directo hacia ustedes, y si no llegábamos, ¡pum! Ustedes no existirían —rió Goshi.

—¿A dónde nos llevan? —preguntó esta vez Yuu.

—Nosotros pertenecemos al Ejército Imperial Japonés —informó Mito—. Los llevaremos a la base.

—¿Por qué? —interrogó el rubio más bajo.

—Estamos reclutando humanos —participó Satou.

Todos se quedaron en silencio después de eso y los dos niños se juntaron más para intentar calmarse mutuamente.

[...]

Ahora, con dieciséis años, los huérfanos Hyakuya eran las estrellas del la división Demonio Lunar; como si por fin estuviesen en el lugar en el que debían estar.

Y lo mejor de todo, es que estaban juntos, y por el momento, sus mitades demoníacas y angelicales estaban tranquilas.

Por el momento.

Pero quizá no sería así siempre.

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Los finales felices en un one-shot no me salen(? xD

Espero les haya gustado :3

Bye!

MikaYuu Week 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora