Joseph veía esa cabellera revolotearse de un lado a otro, la espalda subir y bajar junto con los hombros por la agitación de estar en movimiento y la excitación de aquello que harían, el moreno se perdía en esa esencia y en sus jadeos dejando que su mente se encargará del resto poniendo esa respiración en otra situación, provocando solamente que la presión en sus pantalones fuera peor, la ropa le molestaba demasiado, quería quitarsela y frotar su piel contra la del rubio, quería besarlo, lamer cada centímetro de él...
-¡Joseph! Llegamos...- mencióno el rubio agitado, viendo que por fin el otro salia de su ensoñación, soltó sus manos y abrió una pequeña puerta que mostraba un interior tenuemente iluminado, dejando ver, por la poquisima claridad que ingresaba, un colchón en un suelo alfombrado, el cuál estaba limpio. El moreno miro aquello, mientras miraba a Caesar que cerraba la puerta detrás de ellos, empezando a quitarse el fularh que cubría su cuello, la bandana de su cabeza y se quito su camiseta, dejando libre su torso el cuál se podía admirar con más libertad. Los pectorales marcados, el vientre firme con sus abdominales sobresalientes, la cadera estrecha seguido de los muslos tonificados, las piernas perfectas. Todo era hermoso en aquel rubio que se pego al pecho de Joseph, mientras besaba sus labios de manera salvaje, golpeando la espalda del chico contra la pared, que resonó por el eco producido en el lugar.
El moreno sólo correspondió el gesto, siendo ahora él quién dominaba aquella batalla de lenguas que se había originado en sus bocas, dando bocanadas de aire entre beso y beso, empezando a recorrer aquella espalda desnuda, dejando que sus manos se volvieran atrevidas hasta llegar al trasero, masajeandolo, dando pequeñas nalgadas que sacaban suspiros y quejiditos bajos de los delgados labios.
Lo separo de su cuerpo, ante la mirada confundida y excitada, sus pupilas se dilataron mientras retiraba su camisa blanca, tirándola a un lado, iba a sacarse su pantalón pero sólo alcanzo a desprenderlo cuando fue tirado en el colchón, se iba a quejar por la brusquedad de aquel acto, pero el peso del rubio sobre sus caderas fue suficiente para que se callara y mirara atentamente como ese meneo de caderas lo empezaba a volver loco, su erección se ponía cada vez más dura y palpitaba a un punto de causarle molestia, gruño abriendo sus piernas dejando a Caesar entre sus piernas, el muchacho comprendió aquello y empezó a frotarse lentamente, dejando que sus falos hicieran fricción, llevando electricidad que hacía eco en sus cabezas, los jadeos eran cada vez más rápidos convirtiéndose de a poco en gemidos que iban volviéndose más obscenos, palabras lascivas que empezaban a brotar en el calor que agobiaba en ese lugar tan estrecho.
Caesar busco debajo de la almohada mientras era besado por su nuevo amante, quién ahora luchaba por bajarse los pantalones mientras quitaba de manera torpe los suyos también, sonrió cuando su labio inferior fue tomado con los dientes, un gemido le hizo abrir la boca y una lengua invasora entró con violencia sacandole el poco aliento que había conseguido, volvió a respirar con dificultad. Pero su respiración se corto cuando el miembro de Joseph rozo su entrada, lo sintió caliente y palpitante, el moreno jadeaba apretando las nalgas del rubio alrededor de aquel órgano que por lo que se notaba, estaba necesitado de atención, quería meterlo ya, fue torturado bastante y necesitaba penetrarlo cuanto antes.
-C-calmate Joseph... Por favor... Dejáme prepararme al menos -jadeo mientras lamía desde el cuello, bajando lentamente con besos y mordidas hasta llegar al pene, lo tomo con su mano derecha y lo dirigió a su boca ante la mirada atónita del moreno, éste negaba con la cabeza ahogando un gemido cuando su miembro fue engullido por la cálida caverna del rubio, su lengua mojada, suave y puntiaguda envolvía el grande haciendo que se estremeciera tomando las hebras rubias entre sus dedos.
-Ca-caesar...- gimió escuchando los gemidos ahogados del otro joven, mientras veía sus dedos entrar y salir de entre sus nalgas, introduciendo primero un dedo y luego dos. Curioso por esa acción retiro la dulce boca de aquella felación, gruñiendo al ya no sentir la cálida sensación -Ven aquí, deja de prepararte tú sólo- su voz ronca indicaba que estaba ya en su limite, asún así hizo un poco de autocontrol y atrajo al blondo hacía él, dejandolo debajo de su cuerpo, copio las mismas caricias y besos que el otro repartió por su cuerpo, marcando con un poco más de fuerza las mordidas y chupones en esa piel nívea, que de a poco empezaban a tornarse moretones violáceos, mientras lamía entre los abdominales hasta llegar él ahora donde el miembro de Caesar palpitaba, con su glande rojo y brillante de tanto presemen que goteaba, gotas perladas y saladas que morían en la lengua del moreno cuando comenzó a lamerlo de a poco, la espalda de su rubio se arqueo mientras un gemido que empezaba grave y se volvía agudo desgarraba su garganta, las lágrimas se hicieron visibles en esas orbes verdes, el sonrojo en sus mejillas y el subir y bajar constante de su pecho junto con sus pezones erectos estaban volviendo loco al joven Joestar.
Abrió las piernas de par en par, visibilizando ese lugar que antes estaba siendo profanado por los dedos de su dueño, veía que estaba sonrosado, y palpitaba lentamente, se veía carnoso y delicioso, ese pensamiento tan vulgar hizo que se relamiera sus labios dirigiendo su boca para enterrar su lengua en ese aro carnoso que estremeció al rubio hasta la última fibra de su ser, un quejido murió en sus labios cuando una mano conocida le cubrió los labios húmedos por su saliva que escurria, dos dedos invadieron su lengua la cuál juego con estos, dejándolos bien mojados. Cuándo eso ocurrió fueron retirados con algo de brusquedad de su boca, dirigiendose a aquel lugar que una lengua caliente no paraba de lamer y humedecer.
-Si duele dimelo...- lo miro fijamente a los ojos, deslizando un dedo primero viendo que pasaba con total rapidez metiendo directamente un segundo digito, moviendolos por instinto abriendolos como si fueran tijeras, sintiendo unas manos en sus hombros que lo arañaban lentamente, supo que eso lo disfrutaba y cuando para él estuvo listo, los saco de aquel lugar tan apretado y suave oyendo un gemido de protesta, para posicionar ahora su pene, presionando lentamente, empezando a traspasar aquella carne, gruñiendo, conteniendose para no hacerlo solo de una vez. Jadeaba tomando las caderas del rubio, hasta finalmente introducirse completamente, alejando las caderas pegandolas de golpe a las suyas, sintiendo que estaba más profundo dentro de esas paredes que lo apretaron aún más, sintiendo que acabaría de sólo permanecer quieto como estaba.
-¡Muevete maldita sea!- gruño pegandose al torso, mordiendo el hombro del moreno, mientras empezaba a recibir fuertes estocadas, oyendo el "plaf" como si fuera una cachetada, la presión contra su trasero y como todo en su interior se expandía recibiendo aquello que poseía Joseph. Gemía fuerte o sólo había jadeos dolorosamente placenteros, su cuello siendo mordido no ayudaba, sólo perdía cada vez más su autocontrol.
Se sorprendio cuando de la nada, sintió presión en su cuerpo para terminar sentado sobre las caderas firmes de su castaño, estaba con una sonrisa ganadora, su piel perlada y sus pupilas dilatadas solo mostraban cuan genial era esa situación, no pudo hacer algún comentario sarcástico pues toda palabra murió en su garganta al ser penetrado con fuerza, los dedos seguro se marcarían en su pequeña cintura por la presión ejercida. Posiciono las manos en el amplio pecho de aquel mocoso tan pervertido y empezó a moverse a su ritmo, sintiendo unas lágrimas quemar sus mejillas dignas del placer que aquel miembro en su interior le estaba causando, estaba rozando su próstata y su cuerpo se sacudía al son de sus autoembestidas, su lengua seca, necesitada de otra boca, y aquel deseo fue concedido de manera ruda, sacando sangre, el sabor metálico, la lengua chocando con los dientes y las estocadas cada vez más fuertes, el empuje más tosco rozando aquel lugar en su interior que lo hizo acabar de a poco, manchando el vientre de Joseph quién se sostuvo de blancos muslos clavandole las uñas, mientras un gruñido casi animal escapaba de su garganta, y se dio cuenta que significaba aquello al sentir la hinchazón del pene en sus paredes internar y como una esencia caliente se desparramaba en su interior, una esencia caliente que hizo temblar a ambos que terminaron cansados, completamente bañados en sudor, mientras reían lentamente con el poco aliento que podían llevar a sus pulmones, se miraron con felicidad y niñería, como dos pequeños que acababan de jugar a algo que les encantaba.
-Me gustas Caesar...-
-Joseph yo tam...-
-Llámame Jojo, así me dicen todos- dijo besandolo dulcemente, mientras se retiraba de interior húmedo a la vez que se oía un "plop" suave producto de la desunión producida. No quería oír palabras, solo lo abrazo dejándolo sobre su pecho besando las mordidas que demostraban que ya le pertenecía ese hermoso gitano.
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Lemon, lemon, lemon! <3Atte: Eris
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La bella Italia!~
RandomJoseph visitó Italia por cuestiones de familia, y, en un intento de querer conocer aquel hermoso lugar con una arquitectura perfecta, terminará dándose cuenta que las edificaciones y museos no es lo único hermoso,especial y perfecto que esconde aque...