Te presento al amor de mi vida.

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  Era tarde por la noche y ambos jovencitos estaban en la sala de estar donde estaban en compañía de la abuela de Jojo, Erina, y su mejor amigo, Smokey, los chicos estaban sentados en un sillón, más bien Caesar para ser exactos, mientras Joseph estaba acostado en lo que sobraba del mueble, mientras tomaba un chocolate caliente.

-Así que Jojo, dime ¿Qué tipo de relación tienen ustedes?- pregunto Erina, mientras volvió a alagar la belleza que el rubio poseía, tomando lentamente su té.

   En ese momento, Joseph se puso de pie para caminar hacía el sillón donde estaba su abuela,se arrodillo y le tomo de las manos viéndola a los ojos, también miro a su tío Speedwagon que recién llegaba, sorprendido, ante aquella situación bastante rara.

-Abuela Erina, se que no soy tan caballeroso como mi difunto abuelo, tampoco soy educado y me suelo meter en demasiados problemas, pero por favor, necesito que no me odies por amar, esto no es obra de mis travesuras, lo que siento es cierto...- menciono con una voz suave, viendo la reacción de susto en ese rostro envejecido, se levanto y beso los nudillos de aquella mano cansada, depositandola con cuidado en el regazo de su dueña. Ahora dirigiéndose donde estaba sentado Caesar, tomándolo de las manos, sonriendo enormemente con las mejillas sonrojadas. -¿Qué relación tenemos? No tengo ni idea, pero te presento al amor de mi vida abuela...- dijo esperando cualquier insulto, algún suspiro decepcionado o cualquier cosa negativa.

  Caesar estaba con la cabeza baja, esperando cualquier grito hacía su persona, un insulto algo, su mente saco tantos escenarios horribles que se puso a temblar, apretó sus dientes listo para salir corriendo antes de que aquello se llegara a tornar peor.

-No me esperaba menos de ti Joseph- fue lo que dijo Erina Joestar, mirando a ambos jóvenes con una sonrisa calma y sabia, ¿Quién era ella para criticar al amor? Ella misma había amado con locura a su Jonathan, tanto así que seguía hasta el día de hoy profesándole ese amor casi devoto, a pesar de ya no tenerlo a su lado. -heredaste el corazón de tu abuelo, cuando amas, lo haces de verdad y éste muchachito es la prueba de ello- dijo dirigiendo sus ojos verdes a los del rubio, mirándolo con una sonrisa tierna y hasta pícara podría agregar. -Caesar era tu nombre ¿No cariño? Me alegra que puedas soportar el carácter de Jojo, es bastante tonto, pero a pesar de eso, es un buen chico, por favor, amalo- pidió con una enorme sonrisa cerrando sus ojos.

  Escuchar aquello dejo helados a dos muchachos y al propio Smokey y Speedwagon, nunca pensaron que esa mujer sería tan comprensiva con los conservadora que era, pero ahí estaba, dando su bendición y dando a entender que velaría por el amor que estaba floreciendo en esos jóvenes corazones.

  Caesar no caía en aquello, su corazón comenzó a latir y las lágrimas brotaron de su rostro junto con un llanto silencioso, todos los prejuicios que había sufrido a lo largo de su corta vida desaparecieron con unas simples palabras y una sonrisa sincera que no le deseaba ningún mal. Lloro sonriendo a Joseph que no entendía porque se ponía así, pero lo abrazo, trayendolo hacía el calor de su cuerpo, recibiendo un abrazo fuerte y un "te amo", dicho con una voz cortada, pero que detonaba felicidad.

-Yo también te amo Chiza- dijo besandole dulcemente los labios, juntando sus frentes sonriendo de manera victoriosa, sincera y orgullosa, esa sonrisa que enamoro al blondo, entre lágrimas sonrio también, su pecho ya no cargaba con esos demonios que se convirtieron en lo que debieron ser siempre, sólo malos recuerdos.

***

Espero les guste este capítulo n.n, yo disfrute escribiendolo.

Atte: Eris

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