A Love Film •Scarlett Johansson & Chris Pratt• (PRATSSON)

Capítulo 3

Chris Pratt.-

Detuve el auto por algunos minutos fuera de su casa, esperando a que entrara. Cuando lo hizo, puse el auto en marcha en dirección a mi hogar.

Normalmente, a estas horas habría optado por un bar, pero para mi mala suerte no se encontraba abierto.

Estacioné el auto dentro del garaje y me adentré hacia la sala principal, donde Jack coloreaba animadamente uno de sus libros infantiles.

— ¡Jack! — abrí mis brazos para recibirlo.

El corrió hacia mi enredando sus pequeños brazos en mi cuello; correspondí tal tierno abrazo con una sonrisa.

— ¿Y donde está mamá?

Él señaló la habitación que ambos compartíamos. Me levanté y caminé hacia aya, tal vez esperando encontrar una solución al problema de ayer, aunque en realidad sólo logré agravarlo.

Pero no tenía por qué enterarse, ¿no?

— ¿Anna? — Toqué la puerta esperando su respuesta.

— Pasa...

Y así lo hice, abrí la puerta y la encontré recostada en la cama, sosteniendo un libro en sus manos, el cuál cerró al verme y lo depositó en la mesa de noche.

— ¿Y?

Mierda, ¿me había descubierto? ¿Sabría que tuve algunos sentimientos encontrados por Johansson?

— ¿Y...? ¿Hice algo malo?

Soltó una pequeña risa negando.

— No, tonto; me refiero a como fue tu día.

Sonreí aliviado.

— Lo siento, estoy un poco torpe el día de hoy...

Me miró con una ceja alzada.

— ¿Torpe? ¿Es...por Johansson?

— Pfff, por favor. — negué con la cabeza lo más creíble posible.

— ¿Lo niegas?

— ¡Obviamente! Dios mío, Anna, creí haberte dejado en claro que no ocurriría nada...

Asintió con la cabeza mirándome.

— Bien, creeré ciegamente en ti como antes lo hacía. Si dices la verdad, no tengo por qué desconfiar...

Un sentimiento de culpabilidad recorrió mi cuerpo en un leve escalofrío. Pero no pensaba contárselo a Anna.

No aún.

Intentaría sacarme a aquella sensual, pero igualmente letal rubia de la cabeza.

Anna y yo nos habíamos vuelto esposos primero y concebido un hijo resultado de el amor de ambos. ¿Enserio la dejaría por una gran estrella de Hollywood que con trabajo y sabía de mi existencia?

Oh no.

Ese lindo mirar verde no lograría atentar contra mis principios...

— Entonces...¿estoy perdonado?

Ella me miró confundida.

— ¿Por?

— Por algo que no hice y solo imaginaste...

— Eres un tonto... — rió.

— Nah, soy genial. — sonreí con arrogancia.

— Si tu lo dices...

Rodó los ojos mientras se acercaba a mi, tomando mi rostro entre sus manos para finalmente besarme. Yo correspondí gustosamente a aquel beso, intentando olvidar a aquella ojiverde presente en mis pensamientos de las últimas horas.