Capítulo 2

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□■Deborah■□

- iEh, policía! ¡Al ladrón!

Me volví y empecé a correr atrás del tipo, lo agarré y lo espose, lo metí en el coche patrulla donde estaba un compañero, me fui hacia la mujer y le dije que tenía que ir a comisaría.

Miré hacia la esquina y ¡NO!¡NO! El capullo industrial, menos mal que no me había visto por que seguro que hace algo para que lo vuelva a meter entre rejas.

- Rubia ¿Tú por estos barrios?

- Estoy trabajando.

Miré su mano y tenia papeles en ella.

- ¿Robando papel?

- Sí. -Me lo tendió.

Los agarré y eran currículos.

Currículo vitae:

Nombre: Daian

Apellidos: Vargas Cortés

Edad: 19

Estudios: Bachillerato

Vida laboral: Ninguna

Eche por un vistazo encima, no vi correo, ni teléfono, solo la dirección de una librería que quedaba cerca de uno de los peores barrios de la zona, lo miré y me tendio la mano.

- ¿Me lo das?

- ¿Por que no pones tu Gmail o teléfono?, no creo que te llamen a una librería, y mucho menos que te manden una carta.

- No tengo ordenador, por tanto no tengo Gmail, no tengo móvil, por tanto no tengo teléfono, la chica de la librería y yo nos entendemos así que puse el la dirección.

- ¿Por que no vas a las oficinas del paro?

- Rubia no es por ofender, pero no necesito ayuda de la mierda de la policía, me enseñaron hace mucho que ellos no miran por nada -Se señaló la cicatriz de la ceja- y yo he aprendido a vivir por mi mismo, aún que no sea de la manera adecuada.

- Hacemos nuestro trabajo.

- Pues sigue haciéndolo que no creo que te paguen por estar de cháchara.

Daian agarro de nuevo sus currículos (que eran nefactos) y se alejo de mí.

□■Daian■□

-Ayudarme dice. -Hablé yo solo- Que me va a ayudar una policía, son todos iguales.

Dos años atrás:

- Daian, espero que te vaya muy bien.

- Gracias señora Hidalgo.

Salí de donde había vivido 18 años; iba con una pequeña maleta con un par de prendas y unas galletas y zumos que había guardado, más 300€ que me dio la Señora Hidalgo; estaba todo desierto, el barrio era deforable, había una mujer con sus niños en la calle pidiendo limosna, todos pasaban de largo, yo me acerqué y me puse en frente.

- ¿Por que estáis aquí?

- Nos echaron a la calle por deber tres letras de la casa y no sólo eso sino que le embalgaron la nomina a mí marido.

Busque en mis bolsillos el dinero que me dio la directora del orfanato.

- Tome, no es mucho, pero os servirá para vivir unos días, y para comprarle medicina a su hijo.

- Esto es mucho. -Dijo cogiendo el dinero.

- Agarré eso y cuide a sus pequeños.

- Gracias. -La mujer se puso a llorar y abrazo a sus dos pequeños de no más de 5 años el mayor.

Me levanté y me fui dejando a esa madre con sus dos hijos, caminé entrando en varios lugares a preguntar si necesitaban empleados, en todos me dijeron un rotundo 《NO》.

- ¿Daian, que vas a hacer ahora? -Me pregunté a mi mismo. No sabia donde ir, ni que mierda hacer, eran ya las ocho de la tarde noche, caminé durante todo el día y solo me lleve a la boca dos galletas y los dos zumos que tenía.

Después de caminar un rato más, vi unas compuertas que estaban vacía de gente, me senté allí con mis cosas y ahí fue donde me quede dormido, muerto del frío.

Al día siguiente hice lo mismo, busque empleo y no hubo resultado, y lo peor que estaba con muchísima hambre, pero no tenía nada ya que comer, así que a falta de llevarme algo a la boca decidí dormir de nuevo en el mismo lugar.

A la mañana siguiente, estaba muerto del hambre, me dolía todo y entre en una frutería, agarré una naranja y salí sin que me vieran, justo ahí me cogió un agente y me puso contra la pared.

Me llevo a los calabozos, pues le había robado a su mujer y desde afuera me había visto, aunque eso me lo digo mucho después, después de pegarme sin parar durante un rato e insultarme.

- ¿Y a mí cuando me toca hablar? -Me decidí en hablar, pero volvió a pegarme sin decir una palabra- Solo ha sido una naranja.

- Las leyes son para todos y para todo. -Sacó su pistola, en ese momento pensé que me pegaría un tiro, agarro y me dio con la culata en la ceja, rompiendomela así, me soltó segundos después- Como cuentes esto te busco y te mato.

Estaba tan asustado que sólo fui al hospital a que me cosieran la ceja, y conté cuando me preguntaron que me había metido en una pelea callejera, cuando salí del lugar fui de nuevo al orfanato y vi como salía Melissa, una chica que vivió aquí y que había sido adoptada hacia dos años.

A pesar de que chicos y chicas estábamos en módulos diferentes en las clases nos veíamos , en los recreos y en el patio solo nos separaba una verja bastante alta.

- ¿Daian? -Pregunto dudosa.

- El mismo.

- ¿Que te ha pasado?

- De todo.

Le conté lo ocurrido y me hizo acompañarla.

- Vivo con mi novio, pero preguntare si puedes quedarte hasta que encuentres donde pasar la noche ¿Vale?

- Gracias, pero no quiero ser un estorbo.

□■▪■□

¡Dios! Melissa fue la única que me tendio la mano, en aquel tiempo, estuve con ella una semana, mientras empecé a buscar trabajo de nuevo, ahí mientras sacaba copias al currículo conocí a la chica de la librería, me empezó a regalar algunas copias y a veces teníamos encuentros íntimos en las tardes que estaba la librería cerrada. Después de la semana en casa de Melissa y su novio David, había quitado alguna que otra cartera a chavales que se iban a tomar a los bares, estaban tan pedo que no se entraban de nada, ya tenía para alquilar mi pocilga, donde ahora vivo.

¡Eh, Policía!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora