☺ Capítulo 9 ☺

1 0 0
                                    

—Oh... mi... Dios... ________. Esto es... simplemente increíble.


Louis se acerca a la primera pared. Todas y cada una de mis paredes están cubiertas con mi arte. Mis mejores piezas están enmarcadas. El resto son collages. Con cuidado, mira cada cuadro.

—Te haré una promesa —susurra Louis.

—¿Cuál? —pregunto, acercándome a él.

Volviéndose para mirarme, Louis dice—: Haré todo lo posible en mi poder, para asegurarme de que vayas a la escuela por esto. Lo digo en serio.

—Ojalá —le respondo—. Ese sería un sueño hecho realidad.

—Llegaremos hasta allí, incluso si tengo que vender algunos de mis órganos.

Eso me hace reír.

—Sólo si son órganos buenos.

Louis sonríe. Se vuelve para mirar las piezas enmarcadas.

—Podría pasar el resto de la noche mirando tu trabajo. Diría que deberíamos conseguir una botella de vino y hacer precisamente eso, pero por desgracia, sigues siendo sólo una niña.

Le doy una palmada en el hombro.

—¡Soy sólo tres años más joven que tú!

—Sí, lo sé —se ríe—. Todavía tienes mucho que aprender, saltamontes.

Estrechando los ojos, tengo que preguntar.

—¿Es así como me ves? ¿Cómo una niña?

—¿Qué? —responde, volviéndose para mirarme.

—Nada —le digo, sacudiendo la cabeza. Señalando el cuadro junto a Louis, le digo—: Esta es mi pieza favorita. Ella era la viejita con la que era voluntaria. Bueno, déjame retroceder, hace un año me presenté como voluntaria en un centro de cuidados paliativos. Se llamaba Rita. Era la ancianita más dulce, y tenía las mejores historias que contar de su vida. La cosa es que su familia no tenía nada que ver con ella. Estaba sola y muriendo. Me rompió el corazón. Nos hicimos muy buenas amigas. Me quedé con ella y estuve realmente allí cuando murió. De lo contrario, habría estado sola. No pude ser voluntaria más después de eso. Era lo más parecido que tuve a una abuela. No fue por tanto tiempo, pero dejó una gran huella en mí.

Louis ve con mucho cuidado el dibujo.

—Es muy difícil ver que alguien muera.

—Lo es —le respondo—. Especialmente cuando es alguien tan inocente, dulce y una persona buena. Casi parece mal.

De pronto, enderezándose, Louis toma una respiración fuerte.

—Sí, la muerte puede ser... muy injusta.

—¿Alguna vez perdiste a alguien? —pregunto.

Pasando esquivándome para ver más de mi arte, Louis no dice nada por un minuto. Finalmente, responde en voz baja—: Creo que todos hemos perdido a alguien en algún punto.

De repente, la puerta se abre.

—Esta es la primera vez que he tenido que preocuparme por un chico en tu habitación.

Nos volvemos para ver a mi madre. Tiene una copa en una mano y su tarjeta de débito en la otra.

—Louis sólo está viendo mi trabajo —le digo.

—Bueno, aun así, creo que es hora de que hablemos sobre control de natalidad.

Oh, Señor, ¡ten misericordia de mí!

—¡Mamá! —grito—. ¡No digas cosas como esa delante de la gente!

Louis resopla detrás de mí.

—Señora, no tiene que preocuparse por esas cosas.

—Entonces, ¿le estás proporcionando protección? —Mi mamá difama un poco—. Será mejor que lo estés haciendo.

Me voy a morir.

—Mamá, no estamos teniendo sexo. No seas ridícula.

—Miro la televisión. ¡Sé lo que pasa en estos días, todas esas personas de su edad siendo promiscuas!

—Mamá —siseo bruscamente—. Soy virgen, así que no hay nada de lo que necesites preocuparte.

Empuja hacia adelante la tarjeta de débito.

—Aquí, consigue lo que quieres. Debes comprar ropa nueva, también, para que acompañen a tu cabello.

—Estamos planeando hacer eso el próximo fin de semana —responde

Louis amablemente.

Asintiendo, mi madre murmura—: Bueno, iré al bar ahora.

—¡Diviértete! —digo con sarcasmo, pero pasa completamente desapercibido para ella. Volviéndome hacia Justin, exclamo—: ¡Lo siento por mi madre!

Louis se ríe.
—Está bien.

—No está bien —suelto—. ¿Cuán más horriblemente avergonzada podría estar?

—Podría habernos anticonceptivos.

Mis ojos casi explotan.

—Probablemente me habría muerto.

—Deberías utilizar protección siempre —dice, con una gran sonrisa

—¡Louis! ¡Cállate!

Eso lo hace reír aún más.

—Esto hace mi día.

—Me alegro de que te resulte tan gracioso —murmuro.

—Relájate, al menos no nos dio la charla. —Solo lo miro con una mirada en blanco. Estrechando los ojos, pregunta—: Tuvo esa conversación contigo ¿no?

Mi cara se calienta de rubor.

—Uf, más o menos, hemos tenido algunas conversaciones extrañas, mientras está borracha.

Con una enorme sonrisa en su rostro, Louis pregunta—: ¿Tengo que hablar contigo al respecto?

—¡No! —prácticamente grito—. En verdad necesitamos cambiar de tema.

—¡Pero esto es tan divertido!

Lo miro y articulo fuertemente. dicho que fuéramos a comprar algunos

—No, no lo es.

—Bueno, si alguna vez tienes alguna pregunta, no dudes en hacerla.

Ahora, realmente quiero estar en otra parte.

—¡Nunca te preguntaría acerca de ESO!

Inclinándose hacia adelante, dice.

—Se llama ssseeeexxxxooooo.

Eso hace que me tape la cara con las manos.

—¡Se llama cállate!

Louis sigue riendo, pero va a la última pared con mi arte.

тнє αят σf тнє ℓιfє TERMINADA |Louis&Tú|Where stories live. Discover now