Tener un crush equivale a mucho dolor⚘ (pt1)

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Miranda iba caminando cómodamente con su buzo deportivo que le quedaba quizás una talla más grande, su cabello rubio amarrado en una cola baja. Iba mascando goma de fresas a la vez que veía cómo algunos chicos jugaban voleibol en la cancha, uno entre ellos era Luke. Los deportes nunca habían sido lo suyo.

Se alejó de las barandas y se encaminó hacia el pasillo de su salón de clases, donde sus compañeros estaban completando una guía de biología. No hizo más que sonreír cuando ambos chicos perezosos le quedaron viendo desde abajo.

—Escuché que la profesora no vino —les avisó a ellos, llevándoles de esperanza.

—Igual va a mandar a recoger todos los cuadernos, sabes que esa señora no descansa —respondió una de los chicos, llevándose a la boca su lapicero.

—Solamente nos faltan tres preguntas —Miranda vio la mueca de suplica de sus compañeros y aceptó en ayudarlos, justo como siempre.

A sus espaldas escuchó un correteo seguido de un gritito animado.

—Te traje una galleta —oyó decir a su mejor amiga, con tono cansado. Miranda observó a Kim y sonrió a la vez que tomaba el paquete.

Ambas chicas ingresaron al salón, directo donde estaban sus bolsos. La rubia sacó su cuaderno de biología.

—Deja que se maten la cabeza —se mofó la otra mientras de llevaba un Takis rojo a la boca.

Miranda salió al pasillo y les arrojó con cuidado su cuaderno a ambos chicos.

—Juro que cuando nos graduamos, diré que pasé las clases gracias a ti —bromeó uno de ellos. Miranda puso los ojos en blanco y regresó donde su amiga.

—Chicos, la profesora de biología mandó un recado, dijo que alisten sus cuadernos, mandará a alguien a recolectarlos —anunció una chica del salón A a los pocos presentes en el aula y a los del pasillo—. Le dicen al resto.

—Qué pereza —masculló Kim, sus labios rojos producto a la fritura picante.

—Ni que lo digas.

La rubia se encaminó nuevamente hacia el pasillo con su amiga siguiéndole los pasos. Miró a sus compañeros en el pasillos que estaban afanados escribiendo.

—Si pasan recogiendo los cuadernos, le dan el mío, si en un dado caso terminan antes de usarlo, lo ponen dentro de mi bolso y le dicen a quien sea que vaya a recogerlo que es un cuaderno celeste —comunicó, ellos asintieron.

Miranda les vio por última vez y se encaminó junto con Kim hacia el baño de chicas.

Ella solamente quería que ese día terminase.

El descanso apenas iba por la mitad. Cuando regresó al salón, sus amigos ya no estaban en el pasillo, sino adentro del aula riendo.

Se encaminó hacia ellos.

—¿Pasaron por los cuadernos? —cuestionó yendo hacia su bolso para revisar.

—Hace un instante, puse tu cuaderno adentro y creo que la chica lo tomó —afirmó uno. Miranda frunció el ceño y abrió su bolso, sus manos se pusieran heladas cuando notó que su cuaderno de biología seguía ahí.

—Pero aquí está mi cuaderno —dijo confundida. Uno de ellos se acercó junto con Kim. La última le vio expectante.

—Pero ella se llevó un cuaderno celeste con negro.

Cuando Miranda escuchó aquello, su corazón comenzó a ir deprisa. Revisó nuevamente el interior de su bolso y juró querer desmayarse cuando la libreta donde apuntaba sus más íntimos pensamientos y sucesos bonitos con Luke Hemmings ya no estaba ahí.

— ¿Quién pasó recogiendo los cuadernos? —preguntó de repente aturdida.

—Creo que fue Beth del grupo A.

Miranda retrocedió unos cuantos pasos y se dejó caer en su pupitre.

No lo podía creer.

Beth tenía lo más preciado y quizás vergonzoso entre sus manos. Se iba a morir.

eye contact | lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora