Los primeros rayos de sol se colaron por una rendija, haciendo que Owayne despertara. Observó que Seere dormía plácidamente sobre su pecho y se dispuso a acompañarlo a dormir un poco más, pero apenas comenzaba a cerrar los ojos cuando se percató de que Angel se hallaba en el sillón, mirándolos fijamente.
—Angel, no noté en qué momento regresaste —exclamó al momento que apartaba con cuidado a su amante.
—Lo siento, no quería ser inoportuna, espero no haber molestado —susurró con una risilla mientras comenzaba a rizar sus pestañas.
—Al contrario, debiste despertarme para que pudieras recostarte con Seere —Se acercó para sentarse al lado de Angel.
—Se veían tan lindos que simplemente no pude interrumpir —Angel soltó un jadeo que provocó en el otro una sonrisa—. Pero no te preocupes, dormí de lo mejor, aunque imagino que no tanto como tú, querido.
—Me gustaría que todo estuviera tan tranquilo como parece —respondió sin mirarle a los ojos.
—¿Por qué no me cuentas qué te aflige? —propuso dejando su anterior actividad y enseriándose—. No es por Seere, ¿o sí?
Owayne agachó la mirada, dejándole entender que, en efecto, sus preocupaciones tenían que ver con el aludido.
—Más o menos.
—¡Pero si son monísimos juntos! —dijo con emoción—. Y eres la primera persona con la que Seere sale en mucho tiempo, ¡La persona más difícil en el mundo te escogió!
Owayne esbozó una sonrisa a medias. Quería ser comprensivo, pero cada detalle vinculado a Taylor parecía una barrera entre él y Seere, y no podía ocultarlo.
—Seere quiere que conozca a Taylor. Aunque también deseo saber muchas cosas sobre él, no me gustaría hacer que recuerde algo doloroso.
No supo descifrar la expresión distante de Angel, pero en cuanto la rubia le regaló una cálida sonrisa, se sintió en confianza.
—Entiendo lo que debes sentir, tener tantas dudas, pero no poder hacer las preguntas. Tampoco sé mucho, pero si puede ayudarte de algo, Taylor era un chico increíble que luchó contra la leucemia... y aun sabiendo que moriría, mi hermano se enamoró de él.
Owayne sintió sus ojos aguarse al saber aquello, había tenido tanto miedo de preguntarle a Seere porque no quería que recordara algo triste y ahora que lo sabía, incluso él podía sentir el dolor.
—No quiero abrir esas heridas. No sé hasta qué punto debería dejarle recordar sin causarle dolor.
—Entiendo tu preocupación, pero confía un poco más en Seere ¿quieres? Él siempre supo que su relación no sería para siempre. Pero decidió continuar con su vida y es gracias a ti.
Owayne sonrió, conmovido por las palabras de Angel, supo que era una gran persona y agradeció porque pudiera contar con su ayuda.
—Gracias, Angel. Y lo siento si te he hecho recordar cosas difíciles también.
—Está bien, Owayne. No te preocupes por eso. Estoy aquí para ambos. Si puedo hacer algo por ustedes, solo dímelo.
Angel le sonrió, tratando de transmitirle comodidad. Owayne sintió cómo la tensión en el ambiente disminuía.
—Bueno, suficiente de temas tristes. —Angel interrumpió el momento, cambiando su expresión seria por una más animada—. Vine para verlos felices, no para hundirnos en la melancolía.
Owayne asintió y se preparó para levantarse, pero notó que Angel comenzaba a buscar algo en su bolso.
—¿Qué pasa, Angel? ¿Estás buscando algo en particular? Puedo ayudarte. —Owayne se ofreció, pero Angel parecía no escucharlo y empezó a revolver en los cajones.
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Rompiendo el caparazón de dolor
RomanceOwayne es sonrisas, calidez y positividad. Seere es sarcasmo, frialdad y hastío. Cuando ambos comienzan a compartir su rutina, las diferencias se ven aminoradas y, aunque Seere odia la idea de lidiar con relaciones, no puede ocultar que el alegre Ow...