Capitulo 3

2.1K 115 15
                                    

—Jade Amelia Thirlwall ¡levántate!—gritó la mamá de la chica desde la puerta de la habitación—son las siete menos cuarto y aún estás durmiendo.

—Cinco minutitos más, mamá—dijo adormilada la susodicha, mientras giraba y se cubría la cabeza con el cobertor morado.

—Ni cinco, ni diez. Levántate, Jade. Última vez que te hablo, jovencita—le dijo esta última frase con tono amenazante la madre.

Thirlwall bufó y se sentó en la cama mientras reprimía un bostezo—listo ¿ahora si?—le preguntó con ironía y burla en su voz.

—Mucho mejor— sonrió su madre y se giró para salir de la habitación.

Después de una ducha rápida y una discusión mental por el vestuario que llevaría ese día, salió de la habitación vistiendo unos desgastados par de jeans negros pitillos, sus vans moradas y una polera del mismo tono aunque un poco más clara. Antes de salir de la casa, se tomó un vaso de jugo de naranja y se preparó una tostada con mantequilla.

(…)

—¿Estás seguro de que estás haciendo lo correcto, Jade?—le preguntó Jesy por tercera vez.

—¡Que si! No me hagas dudarlo y arrepentirme ¿vale?—la miró con tono de súplica. Jesy era la mejor amiga de Jade desde los trece años, y ya a la edad de diez y siete, su amistad se había fortalecido de tal manera que parecían hermanas. De diferentes madres, claro.

La chica miraba para todos lados en el instituto. En cualquier momento se aparecería Perrie y era ahora o nunca cuando ella tenía que decirle lo que había estado pensando desde la noche anterior. A ella no le gustaría para nada la decisión que había tomado la morena, por varias razones:

Uno: Era celosa y obsesiva y no aceptaría que rompieran con ella.

Dos: Supuestamente, la amaba, y no dejaría que la dejaran.

Tres: Podía existir la remota posibilidad de que se alterara tanto, que podría darle una bofetada-nuevamente.

Cuatro: No sabía la cuarta.

Jade escuchó el motor de una motocicleta frenando en seco cerca de donde se encontraba y comenzó a temblar de nerviosismo y miedo al saber de quién se trataba. Giró su cabeza y la vio. Perrie junto a sus tres mejores amigas.

Miley, Cher y Lauren.

Perrie, al darse cuenta de la presencia de la morena, les dijo algo a sus amigas, las cuales sólo asintieron y ella comenzó a caminar con dirección hacia su sumisa novia con una sonrisa en los labios.

—Hola bebé-la rodeó con sus fuertes brazos por la cintura y acercó su nariz hasta el cuello de la chica, aspirando el delicioso olor a vainilla que emanaba de ella.

—Pe-Perrie, necesitamos… necesitamos hablar—titubeó, con cierto nerviosismo en su voz. Ella laa miró extrañada y después de tres segundos, pensó haber acertado en saber el tema que la morena quería tratar.

—Si es por lo de ayer, lo siento ¿vale? Yo te amo, y lo sabes, pero…

—No es sobre lo de ayer—la interrumpió Jade.—Te espero en las canchas en quince minutos.

Y dicho esto, ella se alejó, dejándola intrigada y descolocada a la misma vez.

(...)

Narra Perrie

Caminé por los pasillos del instituto directo a mi casillero para dejar mis cuadernos e ir donde Jade me había dicho. Algo en su actitud me hizo dudar de sí ir o no, pero que va ¿qué malo podría pasar? Guardé rápidamente mis libros y cuadernos y salí dando grandes zancadas al patio. Caminé con seguridad, mientras algunas chicas me miraban y yo sólo les guiñaba un ojo para que comenzaran a reír como estúpidas. ”Condenadas estupidas” pensé.

Dirigí mi vista hasta la cancha de entrenamiento de béisbol y pude ver una silueta humana dando la espalda a mi dirección. Jade. ¿Cómo podía ser tan hermosa? Su pelo lacio y castaño, sus ojos marrones, que tenían un brillo único y especial. Cuando la conocí, lo primero que me atrajo de ella, fue su actitud. Sonreía por todo, siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás. Quise acercarme a ella en el mismo momento en que la conocí, pero la imbecil de Demi no se despegaba de ella en todo el día. Era como un maldito chicle pegado en el zapato.

De algo me he dado cuenta este último tiempo era de que Jade, ya no sonríe como lo hacía cuando la conocí, la sonrisa de ahora era más tensa y se notaba insegura.

“¿Por qué será?” Pensé.

“¿Y aún preguntas, imbécil? Si ella no sonríe relajadamente, es por tu maldita culpa.” me susurró mi subconsciente metiendo la nariz donde no lo llaman. Moví mi cabeza levemente despejando mi mente de esos pensamientos. Finalmente llegué a su lado. Ella giró y me regaló una sonrisa nerviosa y muy-demasiado-forzada.

“Algo está pasando, Edwards”.

-Aquí me tienes-dije mientras introducía mi mano a la cartera de mi chaqueta para sacar un cigarrillo y prenderlo con el encendedor que estaba en el bolsillo de mi pantalón-¿Qué sucede?

Ella se aclaró la garganta y me miró-Necesitamos hablar, Perrie.-Esto me asusta. Mierda. Mierda. Mil veces mierda.

-Claro ¿Qué pasa, Jadey?

-Necesitamos un tiempo- me dijo rápidamente soltando el aire que había estado conteniendo.

El cigarro que estaba en mi boca, cayó producto de mi boca abierta. En estos momentos doy gracias a que mi mandíbula esté pegada a mi cara, o si no, ya hubiera tocado el suelo. Sonreí nerviosamente rascándome la nuca. No, ella no puede estar diciendo esto.

-¿Qué has dicho?-Pregunté con una risa incrédula.

-Eso, Perrie… Necesitamos un tiempo.

-No-negué rápidamente muchas veces con mi cabeza.-Tú no puedes dejarme.

-No te estoy dejando, Perrie. Sólo, nos daremos un tiempo ¿vale?-trató de acercarse a mí, pero retrocedí un paso.

-¡No!-rugí esta vez yo-Tú no puedes terminar conmigo ¡me amas!-le dije como si fuera la cosa más obvia del mundo.

-Te amo, si…-bajó su cabeza.

-Mírame-le exigí, pero no lo hizo-¡Que me mires, maldición!

Una Novia Agresiva [Jerrie Thirlwards AU] 《J.T. & P.E.》 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora