Capitulo 8

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Narra Perrie

Golpeé la puerta de la casa de Jade suavemente, no quería que se asustaran y no abrieran. Después de unos minutos se escuchó “¡Ya voy!” desde el interior. Jade.

La puerta se abrió lentamente, dejándome ver la hermosa figura de la chica, que sólo llevaba un par de shorts cortos y una polera. La sonrisa que tenía antes de verme había desaparecido completamente.

-Pe... Perrie -titubeó apenas sin poder creerlo. Si no hubiera estado ahí su expresión hubiera sido perfecta para una película de terror en donde la chica se encontraba cara a cara con el asesino -¿qué haces aquí? ¿Estás ebria?

-No-respondí tajante.-bueno sí, un poco, pero necesito que hablemos ¿vale?

-No puedo Perrie, está mamá en casa.

-Vamos, Jadey… déjame decirte algunas cosas ¿sí? Por favor, necesito que vuelvas conmigo ¿vale? ¿Quieres que me arrodille? Porque lo haré-comencé a doblar mi rodilla derecha primero, sin separar mi vista de la de ella.

-Perrie, por favor. Levántate ¿quieres?-me tomó por los codos y alzó mi cuerpo como pudo.-Está bien, hablaremos, pero dame unos minutos para irme a cambiar ¿sí?

-Así como estás, estás perfecta-le dije con una sonrisa.

-Bueno, entonces dejame ir por unos pants. Hace frío afuera.-me dijo mientras giraba su rostro el cual estaba sonrojado.

Esperé fuera de su casa nerviosa. Esto es más complicado de lo que pensé.

Caminé unos cuantos pasos hacia la acera y prendí un cigarro. Exhalé una calada larga y contuve el aire unos segundos para luego expulsarlo formando un anillo perfecto. La puerta de salida se abrió y se cerró dos segundos después. Jade salía dando cortos pasos, con sus manos en los bolsillos del polerón plomo que traía puesto y su mirada fija en el suelo.

-Tiene que ser rápida-dijo cuando llegó a mi lado.- Mamá me está esperando, veremos un par de películas y no quiere comenzar sin mí.

-Está bien -dije dando otra calada a mi cigarro -mira Poopey, sé que la cagué ¿vale? Pero debes perdonarme. Sabes que te amo ¿verdad?-ella sólo asintió- y yo también sé que te amo. Pero también sé que sufro de unos putos celos enfermizos que me hacen actuar sin pensar, pero de verdad, trataré de cambiar. Por ti, lo haré, bebé…

-Perrie, ¿sabes cuántas veces me has dicho lo mismo?-me dijo con una mueca de “lo siento” en el rostro.

-Muchas veces, lo sé, pero esta vez es en serio. Lo prometo.

La miré con mis ojos llenos de esperanza, mientras ella meditaba en su subconsciente. “Vamos, Jadey… vamos” la alenté mentalmente. Ella suspiró y asintió tres veces.

-Está bien-bufó-pero no hagas que me arrepienta ¿vale?-me dijo esto último con gracia.

Sin perder más tiempo, me acerqué a ella, terminando con los centímetros que nos separaban, tomé su pequeño-y a estas alturas helado-rostro en mis manos y la atraje hacia mí, uniendo los labios en un profundo pero tierno beso.

Esta vez era mi oportunidad de demostrarle cuanto la amaba con un beso.

(...)

Narrador Universal.

La mañana había llegado y como consecuencia un nuevo día de instituto.

Jade se levantó antes de que la alarma de su despertador sonara y se metió a la ducha. Ese día se sintió feliz. Tenía la esperanza de que Perrie por fin cambiara, aunque sea sólo un poco. Ella no quería hacerla cambiar, pero si tan solo pudiera mejorar aunque sea un “poquito” su temperamento de novia obsesiva y celosa todo sería perfecto.

Salió de la ducha envuelta en una toalla, de hombros para abajo. Abrió la puerta de su clóset y miró con duda éste. Después de quince minutos viendo que se podría, decidió por unos jeans rasgados y una polera negra. En sus pies, usó sus amadas vans rojas. Tomó su mochila que reposaba sobre su escritorio y metió un par de cuadernos en el, tomó su celular y salió camino a la cocina.

Al llegar ahí, tomó un vaso de jugo de arándanos y se preparó una tostada con Nutella. Tomó sus llaves y salió de casa marcando el número de Jesy para avisarle que la pasaría a buscar para que se fueran juntas al instituto.

(…)

Por otra parte, Perrie se levantaba a regañadientes de su cama, llevándose una mano a la cabeza. “Maldita jaqueca” se quejó la muchacha. A pesar de lo ebria que estaba la noche anterior, recordó con una sonrisa lo que había sucedido anoche con su novia. Ella la había perdonado. “Espero que no la vuelvas a cagar, Edwards." se susurró para si misma, mientras tomaba una toalla y se metía al baño.

Perrie esperaba a su novia, apoyada en su motocicleta mientras se fumada un cigarrillo. Tenía los ojos levemente cerrados y le dolía la cabeza gracias a la fuerte jaqueca y el alboroto de algunos estudiantes. Se agradecía mentalmente por haberse puesto las gafas de sol, ya que tenía un dolor de cabeza de los mil infiernos. Le dio la última calada a su cigarro, cuando escuchó la peculiar risa de su novia a unos escasos metros detrás de ella. Una sonrisa se formó automáticamente en su rostro y giró para poder verla. Pero su sonrisa desapareció al darse cuenta lo que sus ojos veían.

Su novia venía animadamente hablando con Jesy. Ella le estaba diciendo alguna que otra cosa a Jade, que la hacía soltar carcajadas al aire. “Nada de qué preocuparse” pensó Edwards, pero cuando se comenzaba a tranquilizar, visualizó a su no tan amiga Demi que se acercaba a su novia. Los celos enfermizos de la rubia comenzaron a revolucionarse sin permiso en su interior. Formó un puño con sus manos dejando ver sus nudillos blancos por la presión. Exhaló el aire contenido, tratando de botar un poco de tensión, pero no lo consiguió. Sin pensarlo más, se acercó decididamente a su novia.

Llegó a ella con una sonrisa un tanto fingida. Jade al ver a su novia, sonrió aún más, pero al ver a Demi acercarse se tensó por completo.

-Hola Jade-saludó la recién aparecida.-Edwards- le dijo la chico mirando a la rubia con disgusto en su rostro.

-Hola, perdedora-respondió Perrie con satisfacción a lo que la muchacha solo bufó.- ¿nos vamos, bebé?

-Claro-sonrió la chica, pasando el brazo por su espalda y comenzando a caminar.

(...)

Pasaron tres días. Tres días para ser exactos en los cuales Perrie mantuvo su temperamento totalmente controlado. Jade, al ver el esfuerzo que hacía su novia en controlar su actitud, se sentía realmente feliz y satisfecha al darse cuenta que ella estaba haciendo un gran esfuerzo por cambiar. Entró al aula de Ciencias, pensando en el cambio que había tenido su novia y se sentía plena y contenta.

Pero nada puede durar para siempre.

-Duró mucho para ser verdad.-susurró la chica, al ver la escena que dentro del aula se desataba.

Una Novia Agresiva [Jerrie Thirlwards AU] 《J.T. & P.E.》 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora