AXR: La Revolución

La Juventud eterna.

Spencer Johnson:

- Olivia, quiero que prepares a las ratas, deben ser diez. – hable, ella estaba aquí hace un segundo, ¿Dónde se habrá metido? - ¿Olivia, donde estás? Tienes que preparar las ratas, ellos tienen que hablar, deben hacerlo. – Estoy tan impaciente y nerviosa que mi voz flaquea.

La juventud eterna no es algo que se haga fácilmente, llevo años intentando encontrarla, esa perfecta combinación para ser joven y fuerte hasta la eternidad, claro y mi iluso hermano piensa que es para ambos. Pero no quieren hablar y lo arruinan todo.

Tenemos personal especializado en las inyecciones a los ciudadanos, pero por alguna extraña razón estamos bajando en la población y no he visto a nuestra mano derecha, Isabella ha estado ausente últimamente, ella nos tiene que preparar para los juicios legales, el mundo no puede saber nuestro pequeño secreto, pero para nuestra suerte tenemos a la mejor abogada del país, la más codiciada, ella sabe sacar y esconder información como ninguna otra.

Hablando de información, mis padres tienen solo tres dedos restantes para que me digan los secretos de la formula, luego tendría que traer lo pesado, sé que ellos tienen documentos de la empresa donde especifican claramente la cantidad de químicos que hay que usar para tener la perfección.

- ¿Dónde está Simon? – pregunte a la nada.

Ya me estoy volviendo loca, podría jurar que había alguien en la sala conmigo. Matar a tantas personas y no reaccionar a ello realmente juega con tu mente. No me arrepiento de nada, matar a tantos inservibles, solo son un punto en el mapa, en cambio yo, una doctora reconocida, importante y crucial para el movimiento del mundo, para que gire la tierra, además, todo es por un fin, ¿verdad?

Arreglo un par de papeles con los químicos que hemos descartados y con los que avanzamos, una vez termino con eso, paso por la celda de la familia Johnson.

- Oh amados padres, si tan solo respondieran las preguntas, tal vez aun tendrían diez dedos con los cuales comer, o escribir. Madre que no te preocupes por las ratas en tu flor de amor, con nosotros es suficiente, además nos hiciste perfectos, Padre las quemaduras sanaran, solo tenías que responder una simple pregunta. – tome una respiración y hable lentamente. - ¿Dónde están los papeles? – pregunte, mientras pisaba la mano de la mujer que me dio la vida.

- Podrías hacer todo lo que quieras conmigo, pero a la única persona que le hablare es aquella que arruine tu destino. – hablo mi madre con dificultad.

- Tortúrame o mátame igualmente nada hará que te diga a ti, lo que ansias escuchar, enloquece en tu miseria, cariño.

- ¿A quién se lo dirás, padre?

- Isa... Isa... agua necesito agua. – pidió, mientras cerraba sus ojos cansados. Si tan solo nos dijeran lo que necesitamos escuchar, no pasarían por esto.

- Luego padre, se lo dirás a Isabella, la llamare enseguida.

¿Por qué Isabella?, ¿Acaso no soy suficiente?

Sean Johnson:

"Isabella, perdóname por todo el daño que te he hecho, tu madre no merecía morir de la manera en la que todo ocurrió, siento que eso provocara que tu padre se centrara en el trabajo y se llevara con él, toda tu juventud. Por eso he decidido entregarte la fórmula perfecta para la eternidad, la juventud en otras palabras, sin importar que me torturen o que mis días lleguen a su fin, a la única persona que le entregare la información necesaria, será solo a ella, Atentamente Sean Johnson"

- Resiste preciosa, yo sé que ella vendrá y nos ayudará, la conozco, tal vez traiga a Clarke. – Le dije a mi esposa, el amor de mi vida. – Sé que nos equivocamos en criar a unos hijos así, por nuestra culpa perdimos todo lo que nos tomó tanto tiempo conseguir, pero añorar esos días es lo único que nos queda, te propongo amor mío, buscar una salida para llegar a ella.

- Lo sé, cariño, tengo un par de ideas que... - callo al ver la presencia de nuestro hijo menor, Simon.

- Padre, Madre, ¿Nada sale de sus bocas aun?, tengo noticias, la nueva adquisición de nuestra empresa, los vamos a inyectar con una formula nueva creada por nosotros y dentro de tres meses veremos si da resultado, hasta ahora solo ha matado personas, pero esperamos que con ustedes funcione. – ríe amargamente. – o los mate finalmente. – se marcha con una sonrisa de satisfacción plantada en sus facciones.

Tan solo tres meses para encontrarla o más bien que ella nos encuentre. Solo tres meses.