Capítulo 10

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Ricardo miraba con tristeza el plato, la zanahoria aunque no fuera animada se reía de él. Se ilusiono mucho, al parecer su horóscopo no mentía hoy, pero no iba a esperarlo más. Levanto todo, dejando en la heladera por las dudas que a Nick le agarrase hambre. Melancólico camino hacia el sillón y miro por debajo del mueble los títulos de la película.

Ya había visto esa, oh donde tienen que rescatar al presidente de los Estados Unidos, aburrido, como así también la de alienígenas de otro color. Tomo su celular y marco el número de una compañera de universidad.

Uno, dos, tres y cuatro tonos hasta que...

—¿Hola?

—Hey... soy Ricardo Martins, estudiamos juntos—noto que no lo aun—. Tiraste sin querer un poco de agua en mi libreta.

—¿Eh? Perdón no puedo seguir hablando, pero no te conozco, ¿no te habrás confundido? Ahora estoy en una fiesta ¿quieres venir y presentarte?

—Bueno ¿y cómo es la cosa?

—Es de disfraces, ahí te mando la dirección por Whatsapp. Nos vemos—corto primero.

Las sabanas fueron hechas para cubrirse como fantasma y punto.

...

Hagamos entre todos un minuto de silencio, el premio al peor disfraz se lo llevaría el en todos los continentes. Aun no encajaba allí, luces rojas jugaban con su manto blanco, calculaba que las treinta y cinco personas se preguntaban "¿Qué onda con el raro?" y pues así lo era. Siglo XXI chicos eso ya no se usa.

—Ni el gato del vecino me mira de esa forma—hablo por bajito.

Se acercó a su compañera, y ella pobrecita no sabía qué hacer. Sintió como la música parecía irse apagándose de a poco. Frente a ella sintió que había más motivos para tirarse de un puente.

—Hola soy yo—entablo.

Parpadeo ochocientas veces la chica, hasta que se dio cuenta del segundo ridículo de la noche. Primero observo para los lados, y esas miradas los seguían, finalmente comenzó a recuperar su nación, tomo de la sabana a Ricardo y lo alejo a otro lugar.

—¿Qué te sucede? ¿Cómo te dignas aparecer de esa forma? Y en una fiesta de una amiga—tiro su melena hacia atrás sin darse cuenta que su vincha de cuerno de unicornio caía al piso—. ¡Qué vergüenza!

Fue el punto de quiebre para el ruloso, respiro profundo ¿qué tan cagado deberías tener el día para seguir con esa sonrisa en la cara?

—Sabes que, no me interesa lo que opines ¿vergüenza? Vergüenza seria ser vos, solo porque mi disfraz es simple o porque no tiene altas costuras debería avergonzarse—quedo un rato en silencio—. Piba a vos no te vendría nada mal un cambio de visión—le dio la espalda y camino de vuelta al lugar más poblado del cumpleaños.

Ya relajado de no ser el foco de atención, se sacó la tela de encima y la dejo tirada. Vestía un pantalón negro, una camisa verde con unas tiras que sujetaban ambas prendas. Sacudió su cabello, ganando más de una mirada tierna. Detrás de todo fantasma se encuentra un príncipe, bueno solo en su caso.

¡Al diablo! Se iría de aquí con una sonrisa y continuaría así lo que quedaba de la noche. Total ya estaba demasiada pinchada la joda.

...

A su lado Nick le reprochaba a su amiga por no ir al cumpleaños, para ella se le había ocurrido algo más divertido. Describiré la escena lo más casual que pueda. Se encontraban en la vereda del kiosco, ella arreglaba los gorros vikingos de color gris, mientas que el otro individuo exageraba sus suspiros. Bueno iban a asistir, pero con una condición, no acercarse a los "amantes", lo cual impedía la venganza que había planeado Nick.

Indirecta Recibida (PAUSADA)Where stories live. Discover now