Introducción

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Como todos los veranos, viajaba al pueblo de Branden, a unas 9 horas de mi cuidad, para pasar las vacaciones con mi prima Lina. Ella es mi mejor amiga. La veo muy poco y es por eso que cada vez que la visito, somos inseparables y hasta vamos al baño juntas. Bueno, ahora que tengo 16 años, y ella 15, creo que ya sería un poco raro seguir teniendo esa costumbre. En fin, desde que cumplí 12, mi madre me deja ir sola y quedarme el tiempo que quiera, siempre y cuando vuelva al comenzar las clases, claro. Pero la verdad es que cuando estoy allí, no quiero volver nunca.

De por sí Branden es un pueblo muy pintoresco y tranquilo, rodeado de campos verdes y árboles enormes, adoro todo eso. Pero los pocos habitantes de Branden son lo que más destaca del lugar. Es como si se hubieran quedado estancados en el tiempo. Los niños, en vez de jugar con sus playstations o sus celulares, salen a jugar a la calle. Se hacen ferias y festivales en donde hay mucha comida, juegos y premios. Cuando no trabajan, los adultos prefieren pasar tiempo con sus hijos, jugar a juegos de mesa o salir y disfrutar de un picnic. Incluso un lechero pasa por las mañanas vendiendo botellas de leche ordeñada en los mismos tambos del pueblo.

No es como si en este lugar no existiera la tecnología, lo que pasaba es que la gente simplemente no la tiene en sus prioridades. Y eso es lo que amo de Branden.

El autobús se detuvo en la pequeña estación y mi entusiasmo por ver a mi prima y al resto de mi familia y amigos creció. Tomé mi bolso y me dirigí a la puerta. Al bajar unos brazos me atraparon en un fuerte abrazo.

-¡Al fin llegaste!-Escuché decir a Lina con voz amortiguada debido a que tenía su cara enterrada en mi hombro. Me suelta.

-No puede ser. Estás más alta que yo.-Digo observando cómo ha crecido. Su cabello color miel también está más largo y sus pecas con la luz del sol resaltan más.

-Vaya, yo también me alegro de verte.-Suelta con su típico sarcasmo. Sonrío y la abrazo otra vez, esta vez más fuerte.

-Te he extrañado mucho Lina. Como siempre.-La suelto. -¿Cómo estás? ¿Cómo están todos? Siento que no vengo hace décadas.

-Pues no hay nada nuevo, todo es igual de aburrido en este pueblo de...-Lina se interrumpe y sus ojos se abren grandes. -De hecho, tenemos nuevos vecinos... Oh Ava, ¡tienes que verlo tú misma! No te diré nada.-Dice mientras su sonrisa se vuelve enorme y pícara, me agarra de la mano y apresura el paso.

Llegamos a casa de mi tía, de la cual estoy completamente enamorada por lo grande y bonita que es. Entramos y el peculiar aroma a jazmines me envuelve.

-¡Mamá! ¡Ava ya está aquí!-Grita Lina arrebatándome el bolso y dejándolo en el suelo.

Puedo sentir los pasos de mi tía Gabriela bajando por las escaleras hasta que la veo, radiante, elegante. Me ve y abre sus brazos.

-Hola tía Coco-sonrío y la saludo con su apodo a la vez que avanzo hacia ella y nos abrazamos.

Se separa de mí y me acaricia una mejilla. Sus bellos ojos verde oliva me observan. -Pero que hermosa estás, mi Ava querida.

-Gracias tía. Tú más.

-Pues necesitan comprarse anteojos, porque ambas están muy feas.-Suelta una voz familiar. Giro y veo a mi primo Axel. Si ya me parecía alto cuando lo vi por última vez, ahora era Slenderman. Es dos años mayor que yo y digamos que no me llevo muy bien con él justamente por sus comentarios carentes de gracia.

-A alguien saliste entonces.-Digo y me acerco para saludarlo. Él sonríe.

-Realmente te he extrañado Ava, no tenía a quien molestar.-Me sacude el cabello como si de un cachorro se tratase.

-Ava, ven a la cocina, de seguro estás hambrienta. Mamá ha hecho pastel de maíz, es tu favorito ¿verdad?-Pregunta Lina mientras se dirige a la cocina.

Qué bien, cuánto extrañaba estar aquí.

Aquel Maldito VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora