Capítulo 1: El vecino

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Luego de almorzar, nos dirigimos con Lina a su habitación. Apenas entramos, cierra la puerta y se da vuelta con una sonrisa cómplice. ¿Se trata de sus nuevos vecinos? Me quedé pensando en eso desde que me lo mencionó.

-Vamos, saca tus cosas-Me ordena mientras abre ella misma mi bolso y comienza a sacar la ropa. –Tienes que conocerlo.

-Sabes que tu misterio conmigo no funciona. ¿De qué hablas?-Pregunto a la vez que saco más ropa.

-¡Hablo de Edric!-Suelta sin poder contenerse más.

-¿Tu... nuevo vecino?-Adivino.

-Oh Ava, tienes que conocerlo.-Repite con emoción. -¿Sabes qué? Guardemos tu ropa luego.-Me toma de la mano y me arrastra fuera de la habitación.

Lina puede ser un poquito intensa... Pero hay que comprenderla, vive en un pueblo muy calmado y se emociona con cualquier cosa. Como la vez en la que vino una imitadora de Shakira para un festival y ella gritaba como si fuera la real.

Una vez fuera, nos detenemos frente a la casa vecina. Lina toma un largo suspiro para calmar sus ansias y nuevamente soy arrastrada, esta vez hacia la puerta de dicha casa.

-Espera. ¿Me lo vas a presentar así, tan de repente?-Pregunto tratando de soltar mi mano de su agarre.-Creí que no lo conocías. Quiero decir, pensé que no habían hablado todavía.-La condenada no soltaba mi mano por nada en el mundo. ¿Qué estaba haciendo? Sabe que no soy muy buena hablando con gente que no conozco. De hecho, ni siquiera hablo con gente que no conozco, me vuelvo muda. Problemas de ser una antisocial.

-Ya es parte de nuestro grupo Ava. Es muy simpático, créeme. Te caerá bien.-Dice mientras toca el timbre dos veces. Pero antes de que deje de sonar se me acerca y susurra: Eso sí, es mío.

Me salió una risa. -¿Qué?

-Shh-me indica. ¿Acaso Lina me acaba de advertir sobre este tal Adric? Uf, eso quiere decir que le gusta mucho. Escuchamos pasos hacia la puerta y cuando se abre, siento el corazón caer a mis pies. Maldita sea. Sí que es guapo.

-¡Lina!-Saluda a mi prima y su bonita voz me encandila. Luego me mira y su preciosa sonrisa me ofusca por completo. –Un placer conocerte Ava.-Me estira su mano. ¿Qué? ¿Cómo sabe mi nombre? Me doy cuenta que su brazo sigue estirado esperando mi apretón, por lo que torpemente estiro el mío y mi fría mano se encuentra con la suya, cálida. Noto cómo le da un escalofrío.

-Igualmente, Adric.-Digo, con voz demasiado baja para mi gusto.

-¡Es Edric!-Exclama Lina, reprochándome con la mirada.

-Oh, lo siento.-Genial, me siento más estúpida ahora.

-No te preocupes.-Me dedica una tranquilizadora sonrisa y yo lo único que puedo hacer es pensar en las palabras de Lina. Es de ella, es de ella, es de ella.

Después de semejante presentación con el que sería también mi vecino este verano, me encargué de sacarle toda la información posible a Lina, sin ser demasiado obvia. Lo primero que le pregunté fue si tenían algo, a lo que me respondió que no, pero que ya desearía ella. Edric Lovelace tiene 17 años, se mudó hace 1 mes y medio y rápidamente se volvieron amigos.

El grupo de amigos de Lina, al que yo me incluyo cada verano, está conformado por ella, Clara Bolena, Thiago Fosser, Eleanor Corday y ahora Edric.

Por la tarde, luego de ordenar mi ropa, decidimos juntarnos todos en casa de Clara. Me dieron la bienvenida e incluso me regalaron un cupcake con mi nombre en glaseado. ¿Ven? Por eso los quiero. En mi ciudad, mis escasos "amigos" apenas se acuerdan de mi cumpleaños.

Luego de hablar durante horas sobre cosas para nada importantes, tocan a la puerta. Clara va a atender y vuelve acompañada del apuesto Edric Lovelace. Diablos. Ahora es cuando pierdo mi capacidad de sociabilizar.

-Lamento la demora.-Se disculpa y se dispone a saludarnos uno por uno. Cuando llega a mí y me da su cálido beso en la mejilla, me obligo a comportarme como una persona normal y le devuelvo la sonrisa.

Una vez estamos todos sentados alrededor de la mesita ratonera del living, Thiago junta sus manos en un aplauso y las fricciona entre sí. –Bueno, ¿a qué jugaremos hoy?-Su mirada se ilumina detrás de sus anteojos.

Todas las noches en las que nos juntamos, jugamos a algo. Ya sea a algún juego de mesa, a verdad o reto, juegos de mímica, lo que sea. Hasta hay noches en las que jugamos a las escondidas.

-Propongo que hoy simplemente contemos historias de terror.-Se apresura a decir Clara.

-¡No! No me gustan esas cosas.-Reprocha Eleanor cruzándose de brazos.

-Oh vamos, no seas marica Eli. Mi voto es sí.-Dice una convincente Lina.

-Genial.-Opina Thiago. –¿Ustedes que dicen?-Nos pregunta a Edric y a mí. Yo me encojo de brazos.

-Me parece bien.-Sonríe Edric.

-Los detesto.-suspira Eleanor frunciendo el ceño.

-¡Yo comienzo!-Pide Clara. Se levanta, toma una linterna de un estante y a continuación apaga las luces.

-No no no. Esto es absolutamente innecesario, Clara.-Farfulla la voz de Eli. La linterna se prende y alumbra la cara de Clara desde abajo mientras suelta una risa inocente.

-Lo que les contaré a continuación es totalmente cierto. Ha pasado hace un par de días, en esta misma casa.-Comienza Clara, cambiado su tono de voz por uno más "estremecedor". La verdad era que estas historias pocas veces solían darme miedo, ya que yo creía en fantasmas de la misma manera en que creía en las hadas. No existen. Ups, una Campanita debe estar muriendo ahora por mi culpa. –Estaba en mi cuarto escuchando música con mis auriculares, cuando siento que gritan mi nombre.-Continúa Clara. –Me saco los auriculares y grito 'qué', pero no obtengo respuesta, por lo que me los vuelvo a colocar. En menos de un minuto vuelvo a sentir ¡Clara! Hago lo mismo y nadie me contesta. Escucho mi nombre por tercera vez, esta vez en el mismo segundo en que me pongo los audífonos. Bajo las escaleras y me encuentro con mi hermano pequeño. ¿Tú me estabas llamando? Le pregunto. Me mira frunciendo el ceño y me dice: me estabas llamando tú, ¿qué quieres? Supuse que me estaba haciendo una broma, por lo que le dije que no me fastidie y cuando estoy a punto de subir las escaleras vuelvo a escuchar mi nombre, pero esta vez desde arriba. Me doy vuelta y veo a mi hermano con la misma cara de confusión que yo. Estoy a punto de preguntar ¿mamá, eres tú? Cuando ella abre la puerta principal cargando bolsas del supermercado. Chicos, no había nadie más en casa...

Se hace un pequeño silencio en la sala. A mi espalda, a tan solo un metro mío, se escucha un fuerte ¡CLARA! que me hace pegar un brinco, se escucha el grito de Eleanor y de pronto la luz se enciende.

-¿Qué están haciendo en la oscuridad?-Pregunta la mamá de Clara riendo a no poder más al ver nuestras caras de espanto.-Lo siento, no pretendía asustarlos tanto.-Vuelve a reír sin poder evitarlo.

-Señora Bolena, temo que me he meado en su sofá-Suelta Thiago causando más carcajadas por parte de ella.

Aquel Maldito VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora