Capítulo 2: Noche de juegos

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La luz del sol se filtraba por la ventana, pero fue el calor lo que me terminó de despertar. Mierda. Había olvidado el sofocante calor que hace en Branden. Estiro mis brazos y mis piernas y doy un largo bostezo, para luego sentarme en la cama. En la cama de al lado se encuentra Lina, durmiendo en una de sus raras posiciones y con la boca entreabierta. A veces hasta babea.

Me levanto de la cama que, como todos los veranos, traemos de la habitación de huéspedes hasta el dormitorio de Lina. No podemos dormir en cuartos separados, no cuando uno de los momentos más divertidos que paso con mi prima son las noches, en las que nos quedamos charlando, riendo, viendo películas, incuso hasta el amanecer.

Bajo las escaleras y me dirijo a la cocina. Estoy muerta de sed. Estoy sirviéndome agua fresca en un vaso cuando mi tía aparece.

-¡Ava! Buenos días, mi niña.-Me saluda con un beso.

-Buenos días, tía. ¿Cómo amaneciste?-Pregunto antes de darle un sorbo al agua.

-Muy bien ¿y tú?-Sonríe y empieza a sacar huevos y leche de la heladera.

-Bien-Le devuelvo la sonrisa y me quedo mirándola. Es una mujer tan admirable... Su esposo, el tío Ben, falleció hace 2 años. Mi tía tuvo una recaída en su momento, pero tan rápido como pudo y con mucha fuerza, dejó de lado su dolor para acompañar a sus hijos aún más que antes. Se da cuenta de mi mirada y me observa.

-¿Todo bien?-Pregunta.

-Sí, todo bien... Me alegra que estés bien, tía.-Suelto con sinceridad mientras camino hacia la puerta.

-¡Ve a despertar a Lina y vengan a desayunar!-La oigo decir y empiezo a subir las escaleras.

~

El timbre suena y ni Lina, pintándose las uñas de los pies, ni yo, planchándome el cabello, nos dignamos en ir a abrir. El timbre suena dos veces más hasta que escuchamos que abren la puerta.

-¡Edric! Cariño, lo siento.-Se disculpa la voz de tía Coco y Lina me mira atónita.

-¿Es Edric?-Susurra emocionada y hacemos silencio.

-Adelante, están arriba.-Escuchamos otra vez la voz de la tía y a continuación se sienten pasos subiendo la escalera.

Lina salta de su cama como si le hubieran puesto un cohete en el trasero y comienza a agarrar toda la ropa que estaba a los pies y en el suelo, para arrojarla al interior de su armario. Suelto la plancha y tomo un par de calcetines sucios que había dejado tirado esta mañana. Los lanzo también allí, imitando a Lina. Los pasos ahora se escuchan en el pasillo y Lina se para frente a su enorme espejo y trata de arreglarse los mechones de cabello que ahora caen por su cara. Por mi parte, tengo la mitad del cabello planchado y la otra mitad hecha un desastre. Golpes en la puerta nos indican que Edric está justo del otro lado y con Lina echamos un vistazo más a la habitación para asegurarnos de que no haya una tanga colgando por ahí o algo por estilo. Al ver que todo está en orden, Lina toma aire y abre la puerta, para encontramos con la figura alta y apuesta de Edric.

-Hola, chicas-Sonríe y se queda ahí parado, esperando que lo invitemos a pasar.

-¡Pero qué sorpresa, Edric! Adelante, entra.-Suelta Lina aparentando asombro. Me muerdo el labio inferior para no reír y Edric me regala una sonrisa al pasar al lado mío. Se sienta en mi cama. -¿Qué te trae por aquí?-Lina se sienta en la suya, frente a él, mientras yo vuelvo a tomar la plancha para seguir con lo que estaba haciendo.

-Estaba muy aburrido y pensé en visitarlas.-Comenta y su mirada se encuentra con la mía a través del espejo. Rápidamente bajo la mía. -Mis padres cenarán fuera hoy por su aniversario, así que podríamos juntarnos hoy en mi casa.-Propone.

Aquel Maldito VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora