-Mi Jefe- | Minhyuk Y Tu |

Capítulo 11

Nada más salgo de casa veo a Minhyuk apoyado en su coche, con un precioso traje de chaqueta negro y con una gran sonrisa.
Yo por el contrario, llevaba un Jersey gris y una falda negra que me llegaba hasta arriba de las rodillas. Yo no iba precisamente muy elegante o arreglada...

-Hola. Dijo cuando estuve frente a él.

-Hola. Respondí también.

-Estas preciosa, sabes... El se veía sincero en cuanto a su respuesta. Él ahora sonreía más.

-Gracias, tu también. Dije sonrrojandome.

Me abrió la puerta del coche y me señaló el interior con la mano. Yo entre encantada y él subió por el otro lado.

-¿A donde vamos?. Pregunté.

-A un lugar que te va a encantar... Respondió misteriosamente.

-Oh, venga ya...
No me gustan las sorpresas en absoluto.

-Te gustará y lo sabrás cuando lleguemos.

-Está bien. Me rendí.

El trayecto fue un poco largo y con un silencio algo incómodo. Minhyuk encendió la radio y sonó una canción bastante conocida: 'Dramarama de Monsta X'. Como me gusta, empecé a tararearla bajito.
Minhyuk se dió cuenta de eso y comenzó a acompañarme.

Cuando estacionó el coche, bajó primero y me abrió la puerta para dejarme salir a mi.

Era un lugar cerca del río, un restaurante bastante lujoso y aparentemente caro, pero era precioso. Tenía lámparas de cristal enormes, decoraciones de oro y mucha luminosidad.

Entramos al restaurante y Minhyuk dio su nombre para la reserva, nos dejaron entrar al instante. Nos dieron una mesa junto a la ventana, que daba vistas al río. Era precioso.

-¿Que te parece el sitio?. Preguntó sonriendo ante mi cara de asombro.

-Me encanta, es precioso... Respondí mirando los alrededores. Estaba embobada contemplando.

-Me alegro que te guste.

Sonreí hacia él y cogí la carta para ojearla.

-Oye, pero esto es carísimo... Dije abriendo los ojos de par en par.

-No importa. Respondió fríamente.

-Si que importa. Aseguré.

-No, no importa. Pagaré yo, no te preocupes. Respondió.

-Bueno, esta bien...
Me rendí finalmente.

-¿Que vas a pedir?. Preguntó.

-Mm, una ensalada. Por favor. Dije con una pequeña sonrisa.

-Esta bien. Minhyuk llamó al camarero y le dijo lo que yo pedí. Él pidió una hamburguesa.

Estuvimos hablando de diversos temas como por ejemplo: ¿que familia teníamos?, ¿que gustos teníamos sobre cosas?..., etc.

20 minutos después llegó la comida y empezamos a comerla mientras seguíamos hablando.

-¿Y alguna vez has tenido novio?. Preguntó curioso mientras le daba un bocado a su hamburguesa.

-No, nunca. Respondí sincera y algo avergonzada.

-Wow, yo si que he tenido más novias.

-¿Cuantas?. Demandé.

-Unas 4 o así... Respondió.

-Wow, si que has tenido....
Me metí otra cucharada de ensalada en la boca después de hablar.

Él rió suavemente provocando que mi corazón se acelerase y mis mejillas se sonrrojaran.

Nunca había sentido algo parecido por nadie. Él hacía temblar mi cuerpo con solo mirarme.

La velada duró aproximadamente 3 horas. Estuvimos hablando de más temas y eso. Cuando llegó la hora de montarme en el coche, Minhyuk me abrió la puerta para dejarme entrar y luego él se subió en el lado del conductor.

En el trayecto del coche encendió la radio de nuevo y mientras escuchábamos la música él habló:

-¿Te lo has pasado bien?.

-Sí, me lo he pasado genial. Gracias. Respondí.

-No es nada... Dijo algo serio.

-¿Y tu?, ¿te lo has pasado bien?.

-Sí, la verdad ha estado muy bien. Él se veía guapo concentrado en la conducción, sus facciones se veían más marcadas y perfectas gracias a la luz de la calle y de los coches. Se veía guapísimo.

-Te ves bien. Confesé tímidamente.

Él me miró durante unos segundos y luego dirigió su mirada a la carretera de nuevo.

Como no tuve que indicarle donde vivía, simplemente estuvimos en silencio el resto del viaje.

Cuando aparcó en la acera de mi edificio, me giré para verlo y dije:

-Gracias por todo, nos vemos mañana.

-Hasta mañana entonces. Respondió también mirándome a los ojos.

Pude darme cuenta de que cada vez su cara estaba más cerca de la mía y de que la mía hacía exactamente lo mismo...
Cuando nuestros labios se rozaron mi corazón empezó a latir con fuerza.
Acortó el poco espacio que quedaba entre nosotros, logrando así unir nuestros labios.
Yo le seguí con gusto.

Al separarnos por la falta de aire en nuestros pulmones, salí por la puerta y antes de cerrarla dije:

-Adiós.

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*BYE*