🍪5🍪

74 6 1
                                    

Si había algo que molestaba a los niños de la casa en demasía era que los levantarán temprano en vacaciones ¡Eran vacaciones, por el amor de Dios! ¡No había tarea! ¡Dejenlos dormir!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Si había algo que molestaba a los niños de la casa en demasía era que los levantarán temprano en vacaciones ¡Eran vacaciones, por el amor de Dios! ¡No había tarea! ¡Dejenlos dormir!

Sin embargo, tampoco había mucho que hacer, lo que mamá y papá decían era la ley. Ese día debían ir a Bergen para ver a sus abuelos maternos. Era el cumpleaños de la abuela y como era costumbre tenían que irla a ver para felicitarla.

El único consuelo que quedaba era que sí iban a ver a la abuela eso significaban muchos dulces.

Con el invierno tan fuerte más que otros años, Marcus y Martinus estaban tapados tan exageradamente que fácilmente se confundían con una bola de ropa andante.

Con el invierno tan fuerte más que otros años, Marcus y Martinus estaban tapados tan exageradamente que fácilmente se confundían con una bola de ropa andante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estaban llorando, la abuela había olvidado comprar dulces, había una tormenta de nieve que no les permitía irse a casa y por último, no había luz.

Lloraban y lloraban, luego se calmaban y después, como si fuera una conspiración de los gemelos, volvían a llorar.

—Paren de llorar, ya volverá la luz.

—¡P-papá! ¡Qu-uiero mi cam-ma!

—Martinus, puedes dormir en mi cama—. Sugirió su abuela sintiendose un poco culpable por el llanto de sus nietos. No es que fueran unos berrinchudos, pero se sentían muy cansados.

—No, mi cama.

Otra ola de llanto llegó.

Mientras su padre trataba de controlar a un pequeño Martinus, Mamá se llevó a Marcus con sigilo para al igual que su esposo tratar de calmarlo.

—Marcus, para y escúchame—. Limpió las lágrimas de sus mejillas —Todo está bien, cariño. Vamos a ir a casa, sólo tenemos que esperar.

—Pero quiero dormir—. Un lindo puchero adornaba el rostro de Marcus.

—Lo sé, ¿Por qué no convences a Martinus de que vayan a dormir al cuarto de la abuela? Ambos están cansados y si tienen miedo ambos pueden cuidar del otro. Además tú eres el mayor, hay que ser valientes ¿Bien?

Él asintió. Dejó atrás a su mamá para caminar hacia Martinus quien aún lloraba, su cara estaba roja y sus mejillas húmedas, era un diminuto desastre muy lindo. Miró a su papá pidiéndole con la mirada permiso para llevarse a Martinus, le limpió las lágrimas tal y como hizo su mamá con él y lo tomó de la mano.

Cuando el menor sintió unas manitas en sus mejillas algo en su corazoncito se tranquilizó y una calidez muy bonita le invadió, gracias a aquello olvidó sus malestares y permitió que Marcus lo guiará hasta el cuarto donde iban a dormir.

—Vamos a dormir—. Marcus se subió a la cama.

Obviamente Martinus lo imitó, se dejó quitar la chamarra que traía puesta por Marcus y después ambos se metieron debajo de las cobijas.

Al despertar, ellos estaban en sus propias camas y ya era de día.

Al despertar, ellos estaban en sus propias camas y ya era de día

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No me convence este capítulo pero buhh

Our Adventures [M&M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora